lunes, 7 de septiembre de 2015

La vida, científicamente hablando: ALGUNAS NOTAS SOBRE NOSOTROS

Una idea que debería unirnos en todo momento es la de la alteridad. Se trata de la percepción de que el otro es alguien que nos constituye. Significa considerar la presencia del otro, comprender que el otro nos afecta y forma parte de nosotros, así que no podríamos existir sin el otro. Pena que es una concepción que la gran mayoría de la gente no comparte. Muchos de nosotros tenemos la mala tendencia de ver las cosas con la mirada de la diferencia, que supone una contemplación de superioridad en relación al otro.

Y la verdad es que la humanidad siempre se ha considerado por encima de todo. Los seres humanos piensan que son las criaturas más inteligentes y mucho más especiales que las otras. Como si fueran constituidos por algo tan único que los hace extraordinarios, estrellas caídas en la Tierra. Metafísicamente se consideran el centro del universo – aunque hace no mucho tiempo también así lo entendían físicamente.

Pero lo que constituye a las personas tan excepcionales, como así se consideran, es justo lo que las hace iguales a todo. Todos los individuos que se encuentran en este mundo están formados por átomos, partículas minúsculas que componen todo lo que existe. Ninguna estructura de vida sería posible sin que estas diminutas unidades de materia estuvieran presentes en nuestro planeta. Además, la propia grandiosidad de la Tierra está formada por tales partecitas. Y esta no es la percepción más interesante, sino la de que todos los átomos son resultado del propio universo. Vinieron de estrellas que estallaron e diseminaron todo su contenido por las galaxias, dispersando átomos por la vastedad del cosmos y creando nuevos sistemas y planetas, posibilitando asimismo la existencia de vida.

De esta suerte, la vida es algo inevitable. Es una consecuencia ineludible del universo. Nuestra tan estimada existencia no pasa del desenlace de un acontecimiento tan grande y remoto, por lo que que nuestro pensamiento es incapaz de concebir toda su grandiosidad delante de la pequeñez de la comprensión humana. Así que no somos nada especiales. Somos apenas una diminuta parte del universo, hechos de fragmentitos dispersados casi de manera casual. Somos estrellas caídas en la Tierra, pero no de la manera importante como muchos quieren creer.

Tampoco somos el centro del universo, menos aún somos tan diferentes, porque si lo consideráramos, enseguida necesitaríamos entender que no tenemos nada de único. Sin embargo, si dejamos de lado la diferencia y aceptamos la alteridad, abrazaremos el hecho de que el universo forma parte de nosotros y así podemos percibir que, más que existir dentro del él, el propio universo existe dentro de nosotros. 

Sissi


1 comentario:

  1. Me sigue sorprendiendo lo bien que escribís, es un placer leer estos artículos.

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