viernes, 29 de enero de 2021

Musiclicando Retro: Armando Manzanero “El rey del romanticismo”

El Musiclicando Retro de este mes presta un merecido homenaje a Armando Manzanero, que infelizmente falleció el pasado 28 de diciembre de 2020. 

El eximio pianista, cantautor, arreglista y productor musical, Armando Manzanero Canché nació el 7 de diciembre de 1935, en Ticul, Yucatán (México). Desde niño, Armando con la ayuda de sus padres eligió la música como principal camino en la vida, puesto que su padre le regaló un violín, pero le faltaba el arco, pieza fundamental de ese instrumento. Entonces, mientras Armando esperaba algo que jamás llegaría, ya que su ciudad natal estaba muy lejos de la capital, su madre sabiamente cambió una máquina de coser, que le sobraba, con una señora que tenía un viejo piano abandonado en un rincón. 

La primera presentación que Armando hizo como músico fue en un circo y, por más increíble que parezca, tocando el timbal y el acordeón en un grupo teatral. A partir de ahí, Armando dio seguimiento en sus estudios musicales en Ciudad de México y a los quince años compuso su primera canción titulada “Nunca en el mundo”. Por otro lado, Armando empezó una carrera en paralelo como pianista y, en 1957, fue contratado como director musical por la CBS y como promotor musical por la EMI. Por esta razón, Manzanero se convirtió en el pianista de los grandes cantantes, como Pedro Vargas, Lucho Gatica y Raphael.

El talento y la genialidad de Manzanero llamaron la atención de un director de RCA Victor, que lo invitó a grabar su primer álbum de canciones de amor titulado Mi primera grabación, en 1959. Seis años más tarde, en 1965, Manzanero alcanzó el primer lugar en el Festival de la canción, en Miami (Estados Unidos), con la canción “Cuando estoy contigo”, de manera que, su carrera artística a partir de ahí, además de conquistar fama internacional, los grandes artistas empezaron a grabar sus composiciones. 

En 1978, Armando conquistó el primer lugar del Festival de Mallorca (España), con la canción “Señor amor”; asimismo, también ganó, en 1982, el Festival de Yamaha con la canción “Corazón amigo”. Estos hechos que formaron parte de su trayectoria artística culminaron, en 1993, con el premio por su excelente carrera musical que le otorgó la revista Billboard. En consecuencia, ya en el 2001, Manzanero recibió el premio Latín Grammy al mejor dúo por su álbum titulado Duetos, con la participación de grandes artistas de la talla, como Olga Tañón, Alejandro Sanz, Ricardo Montaner, Lucero o Miguel Bosé. 

En 2010, Armando recibió el premio a la excelencia musical de La Academia Latina de la Grabación, que es la responsable por la organización de los Latin Grammy; además, ese mismo año, tras la muerte de Roberto Cantoral (cantautor mexicano) Armando asumió la Presidencia del Comité Directivo de la Sociedad de autores y compositores de México. Al año siguiente, el conocido cantante estadounidense Tony Bennett grabó, junto a Alejandro Sanz, una versión bilingüe de la canción titulada “Esta tarde vi llover”, compuesta por Armando Manzanero. 

Asimismo, en 2014, ese gran artista fue el primer mexicano en recibir el premio Grammy Honorífico de la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación, de Estados Unidos, por su admirable trayectoria artística. A lo largo de su exitosa carrera, Armando escribió más de 400 canciones y grabó 40 discos; sus canciones fueron interpretadas por los grandes nombres de la música, como Frank Sinatra, Elvis Presley, Marco Antonio Muñiz, José Feliciano o el Trío los Panchos, entre otros. Por otra parte, canciones como “Esta tarde vi llover”, “Somos novios” y “Contigo aprendí”, atravesaron las fronteras del mundo, del romanticismo y fueron grabadas en más de 30 idiomas.

En suma, Armando Manzanero dejó un gran legado artístico, entregó su vida al romanticismo y, por ende, a la cultura mexicana. Creó un estilo propio al componer e interpretar sus maravillosas canciones, por lo tanto, es imposible olvidar algunos de sus temas más oídos, como “Voy a apagar la luz”, “Mía”, y “Como yo te amé”, entre otros. Los amantes de este género musical lo identifican como “El rey del romanticismo”. Y para homenajear a este gran artista, que lamentablemente nos dejó hace poco, seleccioné una bella canción compuesta por Armando Manzanero e interpretada por él mismo titulada “Contigo aprendí”.

¡Espero que la disfrutéis!

Jorge Martins de Almeida



Contigo aprendí

 

Contigo aprendí,

que existen nuevas

y mejores emociones.

Contigo aprendí

a conocer un mundo

nuevo de ilusiones.

 

Aprendí que la semana 

tiene más de siete días

y hacer mayores 

mis contadas alegrías

y a ser dichoso 

yo contigo lo aprendí.

 

Contigo aprendí

a ver la luz 

del otro lado de la luna.

Contigo aprendí

que tu presencia 

no la cambio por ninguna.

 

Aprendí que puede un beso

ser más dulce 

y más profundo

que puedo irme 

mañana mismo de este mundo

las cosas buenas 

ya contigo las viví.

 

Contigo aprendí

que yo nací 

el día que te conocí.

 

Fuentes consultadas:

Biografía de Armando Manzanero (Su vida, historia, bio resumida) (buscabiografias.com)

Biografía. Armando Manzanero, quién era el compositor mexicano (milenio.com)

Armando Manzanero: biografía, y todo lo que necesitas saber (personajeshistoricos.com)

Armando Manzanero - Biografía, historia y legado musical (buenamusica.com)

domingo, 10 de enero de 2021

"La Otra Mirada" (Capítulo 18) Temporada 2

 “Baile de máscaras”

Este capítulo presenta varios hechos que se pueden discutir y sobre los que reflexionar, en relación a las chicas del Instituto. Pero he decidido hablar sobre una estudiante en particular y su crisis para resolver un lío en el que se ha metido. Su nombre, Flavia. Sí, la chica que se enamoró de Tomás y planeó huir con él al final de la temporada 1. No obstante, él no cumplió su parte: la dejó sola con un mensaje que decía que se casase con su prometido porque no podría darle el futuro que se merecía. Así lo hizo, ella se casó y ahora ha descubierto que está embarazada.

Hasta aquí, algo normal para una joven casada: constituir una familia, generando hijos para la prosperidad. Ese era el pensamiento de la sociedad del inicio del siglo XX, la mujer tenía su papel, el de cuidar de la familia, dejando de lado sus sueños y planes tanto personales como profesionales. La mujer, por lo tanto, debería dedicarse al hogar tan pronto como tuviese su primer hijo, siendo el marido el proveedor de la familia. Ese sería el que trabajaría para obtener un sueldo y éxito en su trayectoria laboral. Esta era una situación muy cómoda para las mujeres, pero no para Flavia, una mujer joven que vislumbraba un futuro diferente de ser madre. Su plan era seguir estudiando hasta lograr la licenciatura de Derecho. Por supuesto, soñaba con ser una exitosa abogada, así que tener un hijo en ese momento terminaría con su sueño, por lo tanto, debe buscar una solución, ya que su esposo no le dejará seguir estudiando si se convierte en madre.

La pobrecita Flavia se hunde en una crisis existencial. ¡Qué duda! ¿Seguir con el embarazo y desistir de su sueño? No es una pregunta fácil de responder, ya que la sociedad en la que vive es machista, no teniendo la opción de adaptar las actividades laborales con la maternidad. No buscó ayuda, apoyo ni tampoco discutió el problema con alguien. Por su cuenta y riesgo, buscó un sitio donde le pudieran practicar un aborto. Como no conocía ese mundo más oscuro, consultó a Inés, que le indicó la dirección, pensando que sería para una amiga de Flavia. Sola, insegura y con miedo, fue hasta el destino que resolvería su angustia y así volvería su vida a lo normal ,como estudiante y futura abogada. El capítulo termina con la llegada de Flavia a la Academia, sintiéndose mal y desfalleciendo en los brazos de sus amigas. 

Con esa escena, no se sabe si Flavia se sometió al procedimiento quirúrgico. Lo que destaco aquí no es discutir si se debe legalizar o no el aborto, sino reflexionar sobre el papel secundario de la mujer en la sociedad. Poco importan sus deseos, sueños y planes como mujer, madre y profesional. Una vez casada, la mujer pierde el derecho de ser lo que quiera, debiendo vivir bajo el mandato de su esposo. En busca de su libertad, Flavia va hasta el extremo sacando una vida de su vientre porque no desea ser una mujer de la década de los 20, sin valor ni futuro. Su desesperación es tan grande que arriesga su propia vida: prefiere morir a vivir sin esperanza. Y tú, querido lector, ¿Qué harías si estuvieras en el lugar de Flavia? Creo que no podemos renunciar a luchar por una sociedad más igualitaria, humanitaria y sin prejuicios. ¡Seamos determinados y valientes! Usemos las máscaras (sociales) solo para bailar... 

Cervantito, el perro

lunes, 4 de enero de 2021

Lo que nos hace ser quienes somos…

¿Qué nos hace ser quienes somos? Además de nuestras educaciones, hay cosas que parecen ser únicamente nuestras, como los ojos almendrados, una predilección fortísima por el zumo de fresas, una pasión misteriosa por la fotografía o un temperamento enérgico como el que tiene nuestro padre.

Según la epigenética, lo que heredamos es mucho más complejo e incluye traumas y predisposiciones de personas que nunca hemos podido conocer. Esta área de la ciencia defiende que los cambios genéticos asociados a traumas pueden ser transmitidos entre generaciones. Un estudio reciente del equipo de investigadores del Hospital Monte Sinaí, en Nueva York, ha presentado conclusiones sorprendentes. Después de haber comparado la composición genética de un grupo de treinta y dos hombres y mujeres judíos con las de sus hijos, el grupo concluyó que los descendientes de familias que fueron víctimas directas del holocausto son más propensos a sufrir desórdenes vinculados al estrés.

La curiosidad de saber qué historias lleva mi sangre me condujo, recientemente, a hacer un test de ancestralidad. Con una pequeña muestra de saliva, el análisis me contaría cinco siglos de amores, cambios, decisiones y traumas o, desde una mirada puramente científica, de qué partes del mundo vinieron mis ancestros en las últimas cinco generaciones. Cuando llegó el resultado estaba muy ilusionada, veía en él una manera de conectarme y reconocer a los que vinieron antes de mí. Además de los resultados ya esperados, siempre he sabido que tengo una parte italiana y otra española, pero mis resultados trajeron una sorpresa. ¡Tengo también una parte judía!

El hecho es que, en el pasado de mi familia hubo personas que celebraban el sabbat y pertenecían a uno de los pueblos más antiguos y perseguidos de la Historia. Mientras leía los resultados, una sonrisa nacía en mi rostro. Por casualidad o no, como los ancestros a los que jamás pude conocer, conozco todas las celebraciones del calendario judío. Mi relación más reciente ha sido con un hombre que, como se suele decir, “forma parte de la tribu”. Así que a lo largo de dos años celebré sus fiestas y me enamoré de la cultura judía, con su aprecio y respeto por la Historia, su énfasis en la familia, la comida y, sobre todo, su creencia de que hay que cuestionarlo todo. Sin saberlo, estaba participando en celebraciones que formaban parte de mi propia historia. 

La misma semana que reflexionaba sobre mi herencia recién descubierta, leí consternada la noticia de que se había producido un ataque terrorista en una sinagoga en Viena. No pude dejar de pensar en cómo nos ha enseñado la Historia y cómo los tiempos de crisis económica y extremismo político son de especial peligro para las minorías. Tiempos como estos en los que vivimos, en los que se hace necesario resistir para seguir existiendo.

La filósofa francesa Simone de Beauvoir escribió cierta vez que bastaba una crisis política, económica y religiosa para que los derechos de las mujeres fueran cuestionados. Como mujer que hace poco ha descubierto el hecho de que forma parte de otra minoría, creo que, más que nunca, hay que pronunciarse, debatir y resistir a la lógica genocida, no solo de los terroristas sino también de la extrema derecha que nada tiene de inofensiva.

Y para los que intentan, de cualquier manera, justificar pensamientos y acciones machistas, racistas o antisemitas, permítanme dejarles con una inflexión de género sobre las palabras escritas por el dramaturgo inglés William Shakespeare, en su obra El mercader de Venecia:

“¿Y cuál es su motivo? Que soy judía. ¿La judía no tiene ojos? ¿La judía no tiene manos, órganos, dimensiones, sentidos, afectos, pasiones? ¿No es alimentada con la misma comida y herida por las mismas armas, víctima de las mismas enfermedades y curada por los mismos medios, no tiene calor en verano y frío en invierno, como el cristiano? ¿Si lo pican, no sangra?...”

Teresa Bernard