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John Wayne en una escena de Centauros del desierto (1956) (Foto: AP) |
John Wayne constituye, ante todo, un mito para la Historia
del cine, además de un símbolo del Oeste. El actor nació el 26 de mayo de 1907 en Winterset,
Iowa (EE. UU.). Hijo de Clyde Morrison y de Mary Alberta Brown, se crió
en el seno de una familia presbiteriana, de ascendencia irlandesa y escocesa. Lo que tal vez muchos no sepan es que su
verdadero nombre era Marion Michael Morrison. Cuando tenía apenas cuatro años,
sus padres, se trasladaron a Lancaster, en el desierto de Mojave, California, un lugar donde el clima era más
adecuado para la salud del padre, que cambió su oficio de farmacéutico por el
de ranchero. Allí fue donde el joven Wayne aprendió a montar a caballo, con
soltura.
Wayne ingresó en la Universidad de California
del Sur y allí estuvo bajo las órdenes del famoso entrenador Howard
Jones, aunque una lesión de rodilla acabó con su carrera y también con sus
estudios, ya que los costeaba precisamente gracias a esa beca deportiva.
Al poco tiempo, empezó a trabajar cerca unos
estudios de cine donde conoció a Tom Mix, un popular actor de western. Este fue el que le propuso actuar como extra en alguna película suya y, una vez dentro de la
Fox, estuvo haciendo de todo un poco. Durante aquel tiempo conoció a John Ford,
del que se hizo muy amigo. Gracias
a él consiguió pequeños papeles y apareció, por primera vez en los créditos de
una película con el nombre de "Duke" Morrison (Words and Music, 1929).
Corrían aún los tiempos
del cine mudo y tendrían que pasar un par de años hasta que lograse su
primer papel protagonista. Fue en la película de Raoul Walsh, La gran jornada, 1930, que resultó
ser un total fracaso comercial. Durante esa época, cambió de manera definitiva su nombre por el
de "John Wayne" (Con este apodo, hacía alusión al general estadounidense Anthony Wayne).
A esta primera etapa, le siguieron otras películas de poca importancia. Asimismo, protagonizó películas de serie B para la Monogram o la Republic y algunas
series, como The
three musketeers o The
Hurricane Express, hasta que, en 1939,
intervino en La diligencia, otra vez dirigida por John Ford y cuyo título legendario sentaría las bases del western como género cinematográfico y
elevaría al actor y director a la categoría de las estrellas. En seguida se fue
consolidando su estatus a través de una larga lista de películas memorables, que
lo convertirían en uno de los rostros más reconocidos de la historia del medio
y en el epítome del héroe duro, pero también sensible.
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John Wayne en
Infierno en las nubes (1951)
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Junto a John Ford inició una de las más brillantes carreras de la
Historia del cine. Se contabilizan
más de veinte títulos en los que trabajaron juntos a lo largo de 35 años, entre
ellos Fort Apache (1948), Río grande (1950), El hombre
tranquilo (1952), Centauros del desierto (1956) o El hombre que mató a Liberty Balance (1962).
Sin duda, fue una gran estrella durante 40 años de rodajes, destacando en
películas como: Río Rojo (1948), El Álamo (1960), Río Bravo (1959),
¡Hatari! (1962) o El Dorado.
Además de John Ford y Raoul Walsh, Wayne
tuvo la oportunidad de trabajar con otros grandes directores de la industria,
muchos especializados en western o en cine de aventuras, como: Cecil B. DeMille,
Edward Dmytryk, John Huston, Michael Curtiz, Nicholas Ray, William Wellman,
Howard Hawks, Henry Hathaway, John Sturges, Mervyn LeRoy, Otto Preminger, entre otros.
Fuera del ámbito del western, es muy recordada en especial su actuación en El hombre tranquilo,
en la que encarnaba a Sean Thornton, un hombre maduro que regresaba a Innisfree, una pequeña localidad del oeste de Irlanda de donde era originario, para olvidar un
pasado de violencia por su dedicación al boxeo. John Wayne también dirigió y
produjo algunas películas, como El Álamo (1960)
o Boinas verdes (1968),
en las que se ponían de manifiesto sus ideales conservadores.
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John Wayne en
El hombre tranquilo (1952)
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En 1969 ganó un Óscar
al mejor actor por su papel en la película Valor de ley, de Henry
Hathaway, aunque muchos piensan hasta hoy que el premio le fue otorgado
en reconocimiento a sus 40 años de carrera, ya que tuvo mejores
actuaciones que la mencionada. Apareció por última vez en la gran pantalla en El último pistolero (1976), de Don
Siegel. En total, intervino en 157 películas bajo la dirección de los
realizadores más prestigiosos de Hollywood, aunque su carrera estuvo
marcada por los 20 largometrajes que rodó con John Ford.
Wayne
estuvo casado en tres ocasiones y se le conocieron varios romances, siendo el
más sonado el que mantuvo con Marlene Dietrich. Su primer matrimonio, entre 1933
y 1945, fue con Josephine Alicia Sánchez, con la que tuvo cuatro hijos. Con su segunda esposa, Esperanza Baur, estuvo casado de 1946 a 1954. Por fin, Pilar Palette fue su última
mujer, con la que se casó en 1954 y de cuya relación nacieron tres hijos.
En 1963, se le
detectó un cáncer de pulmón y en 1978 sufrió una
operación a corazón abierto. Poco tiempo después fue operado de cáncer en el intestino y estómago. Wayne murió rodeado de sus siete hijos, el 11 de junio de
1979, en el Centro Médico Universitario de Los Ángeles, con 72 años, víctima del cáncer. Fue enterrado en el Pacific View Memorial Park de Newport,
con un epitafio escrito en castellano: Feo, fuerte y formal.
Diez
curiosidades sobre John Wayne
Apodo
Sus vecinos de Glendale comenzaron a llamarle "Big Duke" desde pequeño porque
siempre estaba con su perro Airedale Terrier, que se llamaba Little Duke. De
esta manera, conservó el apodo durante el resto de su vida.
Presencia
física y amores
Wayne fue uno de los actores más altos de su generación. Con 1,93 metros de
estatura, llenaba la pantalla con una presencia física apabullante y una manera
de caminar muy característica.
Alumno
aplicado
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John Wayne en la película
La legión invencible (1949) |
Se trataba de un estudiante popular y aplicado, al que le encantaba la Literatura y
en su época del instituto se implicó mucho en la vida académica. Destacó como
jugador de fútbol americano, pero también fue presidente del Club de latín. Además, trabajó
como redactor en el periódico del instituto, en el que escribía sobre deportes.
Tramposo
y supersticioso
Wayne era un apasionado del ajedrez y jugaba con otros actores, incluso en los
descansos de algunos rodajes. Sin embargo, varios compañeros de profesión le
acusaron de hacer trampas, entre ellos Robert Mitchum. Asimismo, Wayne tenía
fama de ser un hombre muy supersticioso. Una de las cosas que más le irritaban
era que alguien dejara su sombrero en la parte superior de la cama. Tampoco se
le podía pasar la sal directamente durante una comida.
Bebedor
Como buen vaquero, era un gran bebedor de whisky. Una de sus frases más
conocidas era: “Nunca confío en un hombre que no bebe”. Su hijo Ethan
comercializó un bourbon con la imagen y el apodo (Duke), en honor al actor.
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John Wayne en un fotograma
de Los Cowboys (1972) |
Tándem
Ford-Wayne
Wayne fue el actor fetiche del director John Ford, con el que trabajó en numerosas películas. Tras trece años de carrera, La diligencia lo convertiría en una estrella reconocida. Este éxito hizo que el
tándem Ford-Wayne fuese una marca reconocida en todo el mundo. Sin embargo, no
siempre se llevaron bien. Durante el rodaje de Centauros
del desierto, Ford aseguró que el actor era tan torpe caminando como
un hipopótamo y, en otra ocasión, lo tildó de “huevo escalfado” por su falta de
expresividad.
El
hombre tranquilo
Entre los trabajos que grabaron juntos Ford y Wayne, El hombre tranquilo (1952), en el que Wayne compartía
protagonismo junto a Maureen O’Hara, supuso un cambio en la concepción que
tenía el público del actor. Su comedida interpretación de un
boxeador retirado desmontó el tópico de "fortachón rudo y sin sentimientos", que
recaía sobre él.
Implicación
en la política
El actor mantuvo siempre una postura conservadora y apoyó las
políticas anticomunistas de la década de los 50. Dio su apoyo a la caza de brujas
del senador Joseph McCarthy. Se convirtió en un ferviente defensor de Richard Nixon,
incluso después del caso Watergate, y ambos mantuvieron una amistad que duró
hasta la muerte del actor. A Wayne le gustaba debatir con Paul Newman sobre
política, quien le enviaba textos de escritores progresistas. Además, se
enfrentó a Jane Fonda por su discurso antiguerra de Vietnam.
Víctima
de varios intentos de asesinato
John Wayne fue víctima de varios intentos de asesinato y esto no formaba parte de sus películas. Según desveló el escritor y actor británico Michael Munn en
su biografía sobre John Wayne, titulada The man behind the myth (El
hombre detrás del mito), a Stalin le sacaba de quicio el feroz
anticomunismo que profesaba el actor, así que planeó matarlo. El primer intento
lo llevaron a cabo dos soviéticos disfrazados de agentes del FBI, que trataron
de acabar con la vida del actor en su despacho de la Warner Bros, en Hollywood. Sin embargo, fueron descubiertos a tiempo y detenidos. Por otro lado, durante el rodaje de Hondo también sufrió un
atentado frustrado por parte de los miembros de grupos comunistas estadounidenses y, en 1966, fue objetivo de un francotirador durante su visita a las tropas
estadounidenses en Vietnam, pero salió indemne.
Muerte
polémica
Wayne falleció el 11 de junio de 1979, víctima de un cáncer. Esta
enfermedad se atribuyó a la radiación a la que estuvo expuesto en 1956 durante
la grabación de la megaproducción El
conquistador de Mongolia, dirigida por Dick Powell y rodada cerca de
un campo de pruebas nucleares en Utah. Del total de los 220 integrantes
participantes en el proyecto, 91 desarrollaron algún tipo de
cáncer. Sin embargo, la Casa Blanca siempre lo negó.
En suma...
John Wayne comenzó en el cine mudo y acabó
convirtiéndose en todo un "tipo duro" de Hollywood, una leyenda
nacional. El mítico intérprete destacó en westerns que hoy están entre las
mejores películas que ha producido la Historia del cine. No obstante, la
filmografía de John Wayne es generosa y bastante amplia. El actor ha actuado en
películas deportivas, comedias y dramas. Por otro lado, su estilo como actor le
ha permitido demostrar alegría, rabia, enojo y felicidad en un solo gesto.
Wayne fue una de las grandes estrellas del cine del siglo XX, con una larga
trayectoria profesional a sus espaldas, un currículum de 181 títulos y varios
premios.
Notas
bibliográficas y citas: