miércoles, 26 de septiembre de 2018

John Wayne: El vaquero más famoso del cine



John Wayne en una escena de Centauros del desierto (1956) (Foto: AP)

John Wayne constituye, ante todo, un mito para la Historia del cine, además de un símbolo del Oeste. El actor nació el 26 de mayo de 1907 en Winterset, Iowa (EE. UU.). Hijo de Clyde Morrison y de Mary Alberta Brown, se crió en el seno de una familia presbiteriana, de ascendencia irlandesa y escocesa. Lo que tal vez muchos no sepan es que su verdadero nombre era Marion Michael Morrison. Cuando tenía apenas cuatro años, sus padres, se trasladaron a Lancaster, en el desierto de Mojave, California, un lugar donde el clima era más adecuado para la salud del padre, que cambió su oficio de farmacéutico por el de ranchero. Allí fue donde el joven Wayne aprendió a montar a caballo, con soltura.

Wayne ingresó en la Universidad de California del Sur y allí estuvo bajo las órdenes del famoso entrenador Howard Jones, aunque una lesión de rodilla acabó con su carrera y también con sus estudios, ya que los costeaba precisamente gracias a esa beca deportiva.

Al poco tiempo, empezó a trabajar cerca unos estudios de cine donde conoció a Tom Mix, un popular actor de western. Este fue el que le propuso actuar como extra en alguna película suya y, una vez dentro de la Fox, estuvo haciendo de todo un poco. Durante aquel tiempo conoció a John Ford, del que se hizo muy amigo. Gracias a él consiguió pequeños papeles y apareció, por primera vez en los créditos de una película con el nombre de "Duke" Morrison (Words and Music, 1929). 

Corrían aún los tiempos del cine mudo y tendrían que pasar un par de años hasta que lograse su primer papel protagonista. Fue en la película de Raoul Walsh, La gran jornada, 1930, que resultó ser un total fracaso comercial. Durante esa época, cambió de manera definitiva su nombre por el de "John Wayne" (Con este apodo, hacía alusión al general estadounidense Anthony Wayne). 

A esta primera etapa, le siguieron otras películas de poca importancia. Asimismo, protagonizó películas de serie B para la Monogram o la Republic y algunas series, como The three musketeers o The Hurricane Express, hasta que, en 1939, intervino en La diligencia, otra vez dirigida por John Ford y cuyo título legendario sentaría las bases del western como género cinematográfico y elevaría al actor y director a la categoría de las estrellas. En seguida se fue consolidando su estatus a través de una larga lista de películas memorables, que lo convertirían en uno de los rostros más reconocidos de la historia del medio y en el epítome del héroe duro, pero también sensible.

John Wayne en
 Infierno en las nubes (1951)
Junto a John Ford inició una de las más brillantes carreras de la Historia del cine. Se contabilizan más de veinte títulos en los que trabajaron juntos a lo largo de 35 años, entre ellos Fort Apache (1948), Río grande (1950), El hombre tranquilo (1952), Centauros del desierto (1956) o El hombre que mató a Liberty Balance (1962). Sin duda, fue una gran estrella durante 40 años de rodajes, destacando en películas como: Río Rojo (1948), El Álamo (1960), Río Bravo (1959), ¡Hatari! (1962) o El Dorado. 

Además de John Ford y Raoul Walsh, Wayne tuvo la oportunidad de trabajar con otros grandes directores de la industria, muchos especializados en western o en cine de aventuras, como: Cecil B. DeMille, Edward Dmytryk, John Huston, Michael Curtiz, Nicholas Ray, William Wellman, Howard Hawks, Henry Hathaway, John Sturges, Mervyn LeRoy, Otto Preminger, entre otros. 

Fuera del ámbito del western, es muy recordada en especial su actuación en El hombre tranquilo, en la que encarnaba a Sean Thornton, un hombre maduro que regresaba a Innisfree, una pequeña localidad del oeste de Irlanda de donde era originario, para olvidar un pasado de violencia por su dedicación al boxeo. John Wayne también dirigió y produjo algunas películas, como El Álamo (1960) o Boinas verdes (1968), en las que se ponían de manifiesto sus ideales conservadores.

John Wayne en 
El hombre tranquilo (1952)
En 1969 ganó un Óscar al mejor actor por su papel en la película Valor de ley, de Henry Hathaway, aunque muchos piensan hasta hoy que el premio le fue otorgado en reconocimiento a sus 40 años de carrera, ya que tuvo mejores actuaciones que la mencionada. Apareció por última vez en la gran pantalla en El último pistolero (1976), de Don Siegel. En total, intervino en 157 películas bajo la dirección de los realizadores más prestigiosos de Hollywood, aunque su carrera estuvo marcada por los 20 largometrajes que rodó con John Ford.

Wayne estuvo casado en tres ocasiones y se le conocieron varios romances, siendo el más sonado el que mantuvo con Marlene Dietrich. Su primer matrimonio, entre 1933 y 1945, fue con Josephine Alicia Sánchez, con la que tuvo cuatro hijos. Con su segunda esposa, Esperanza Baur, estuvo casado de 1946 a 1954. Por fin, Pilar Palette fue su última mujer, con la que se casó en 1954 y de cuya relación nacieron tres hijos.

En 1963, se le detectó un cáncer de pulmón y en 1978 sufrió una operación a corazón abierto. Poco tiempo después fue operado de cáncer en el intestino y estómago. Wayne murió rodeado de sus siete hijos, el 11 de junio de 1979, en el Centro Médico Universitario de Los Ángeles, con 72 años, víctima del cáncer. Fue enterrado en el Pacific View Memorial Park de Newport, con un epitafio escrito en castellano: Feo, fuerte y formal.


Diez curiosidades sobre John Wayne

Apodo
Sus vecinos de Glendale comenzaron a llamarle "Big Duke" desde pequeño porque siempre estaba con su perro Airedale Terrier, que se llamaba Little Duke. De esta manera, conservó el apodo durante el resto de su vida.

Presencia física y amores
Wayne fue uno de los actores más altos de su generación. Con 1,93 metros de estatura, llenaba la pantalla con una presencia física apabullante y una manera de caminar muy característica.

Alumno aplicado

John Wayne en la película
 La legión invencible (1949)
Se trataba de un estudiante popular y aplicado, al que le encantaba la Literatura y en su época del instituto se implicó mucho en la vida académica. Destacó como jugador de fútbol americano, pero también fue presidente del Club de latín. Además, trabajó como redactor en el periódico del instituto, en el que escribía sobre deportes.

Tramposo y supersticioso
Wayne era un apasionado del ajedrez y jugaba con otros actores, incluso en los descansos de algunos rodajes. Sin embargo, varios compañeros de profesión le acusaron de hacer trampas, entre ellos Robert Mitchum. Asimismo, Wayne tenía fama de ser un hombre muy supersticioso. Una de las cosas que más le irritaban era que alguien dejara su sombrero en la parte superior de la cama. Tampoco se le podía pasar la sal directamente durante una comida.

Bebedor
Como buen vaquero, era un gran bebedor de whisky. Una de sus frases más conocidas era: “Nunca confío en un hombre que no bebe”. Su hijo Ethan comercializó un bourbon con la imagen y el apodo (Duke), en honor al actor.
John Wayne en un fotograma
 de Los Cowboys (1972)
Tándem Ford-Wayne
Wayne fue el actor fetiche del director John Ford, con el que trabajó en numerosas películas. Tras trece años de carrera, La diligencia lo convertiría en una estrella reconocida. Este éxito hizo que el tándem Ford-Wayne fuese una marca reconocida en todo el mundo. Sin embargo, no siempre se llevaron bien. Durante el rodaje de Centauros del desierto, Ford aseguró que el actor era tan torpe caminando como un hipopótamo y, en otra ocasión, lo tildó de “huevo escalfado” por su falta de expresividad.

El hombre tranquilo
Entre los trabajos que grabaron juntos Ford y Wayne, El hombre tranquilo (1952), en el que Wayne compartía protagonismo junto a Maureen O’Hara, supuso un cambio en la concepción que tenía el público del actor. Su comedida interpretación de un boxeador retirado desmontó el tópico de "fortachón rudo y sin sentimientos", que recaía sobre él.

Implicación en la política
El actor mantuvo siempre una postura conservadora y apoyó las políticas anticomunistas de la década de los 50. Dio su apoyo a la caza de brujas del senador Joseph McCarthy. Se convirtió en un ferviente defensor de Richard Nixon, incluso después del caso Watergate, y ambos mantuvieron una amistad que duró hasta la muerte del actor. A Wayne le gustaba debatir con Paul Newman sobre política, quien le enviaba textos de escritores progresistas. Además, se enfrentó a Jane Fonda por su discurso antiguerra de Vietnam.
Víctima de varios intentos de asesinato
John Wayne fue víctima de varios intentos de asesinato y esto no formaba parte de sus películas. Según desveló el escritor y actor británico Michael Munn en su biografía sobre John Wayne, titulada The man behind the myth (El hombre detrás del mito), a Stalin le sacaba de quicio el feroz anticomunismo que profesaba el actor, así que planeó matarlo. El primer intento lo llevaron a cabo dos soviéticos disfrazados de agentes del FBI, que trataron de acabar con la vida del actor en su despacho de la Warner Bros, en Hollywood. Sin embargo, fueron descubiertos a tiempo y detenidos. Por otro lado, durante el rodaje de Hondo también sufrió un atentado frustrado por parte de los miembros de grupos comunistas estadounidenses y, en 1966, fue objetivo de un francotirador durante su visita a las tropas estadounidenses en Vietnam, pero salió indemne.

Muerte polémica
Wayne falleció el 11 de junio de 1979, víctima de un cáncer. Esta enfermedad se atribuyó a la radiación a la que estuvo expuesto en 1956 durante la grabación de la megaproducción El conquistador de Mongolia, dirigida por Dick Powell y rodada cerca de un campo de pruebas nucleares en Utah. Del total de los 220 integrantes participantes en el proyecto, 91 desarrollaron algún tipo de cáncer. Sin embargo, la Casa Blanca siempre lo negó.


En suma...
John Wayne comenzó en el cine mudo y acabó convirtiéndose en todo un "tipo duro" de Hollywood, una leyenda nacional. El mítico intérprete destacó en westerns que hoy están entre las mejores películas que ha producido la Historia del cine. No obstante, la filmografía de John Wayne es generosa y bastante amplia. El actor ha actuado en películas deportivas, comedias y dramas. Por otro lado, su estilo como actor le ha permitido demostrar alegría, rabia, enojo y felicidad en un solo gesto. Wayne fue una de las grandes estrellas del cine del siglo XX, con una larga trayectoria profesional a sus espaldas, un currículum de 181 títulos y varios premios.
Pepe Cocodrilo


Notas bibliográficas y citas:

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