Foto del archivo personal de la autora |
“Se ha vuelto invisible eso que un día tuvimos y ya no alcanzo a verlo. He tocado el cielo y también el infierno a tu lado, pero todo principio tiene su final, o eso dicen. Soy una novata en esto del amor, amores que se van y otros que llegan, pero siempre de forma distinta. Sin saber qué hacer, a dónde dirigir mi mirada... Perdida en ese tiempo en el que, en ocasiones, tú y yo acercábamos posturas. Atajo esa mirada cada vez más perdida en tu piel, tu olor y la voz de tus “te quiero”. Aferrados a esto llamado vida, tú recorres las calles frías de Vigo preguntándote en qué parte de aquí estaré, en que rincón me habré perdido. Solo alcanzo a perderme cuando en mis pensamientos no estás tú. Por un momento, siento que ya no estás y cuando me despierto de esa pesadilla, me encuentro las sábanas que un tiempo atrás tocabas, pero ahora vacías, estoy volviendo a mi realidad, de la que desearía escapar, aunque solo fuese por un segundo, abrazándote y sintiendo la fusión de nuestros cuerpos desnudos al alba. Te has equivocado conmigo, tomaste una vez mi mano y la dejaste ir, como quien deja que la tormenta pase sin enfrentarse a ella. Así es como dejamos todo atrás, los recuerdos también se quedan ocultos en alguna parte de este roto corazón. Deseo reencontrarme algún día contigo, tal vez en otra vida, en otro camino, otro destino, otro momento. Esperando que esta vez nada marque un final, solo el comienzo de tu rojo con mi azul y, en el recorrido, alcanzar un cielo lila lleno de felicidad".
Naira
Pampillón González
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