El 11 de noviembre de 1911, la famosa
científica Maria Sklodowska-Curie estaba a pocos pasos de recibir el Premio
Nobel de Química. Como es sabido, su primer premio lo recibió en 1903 en la
categoría de Física. Por lo tanto, la obtención de un nuevo premio significaba
que Curie sería la primera persona en el mundo en ganar alguna vez dos premios
Nobel.
Por esto, nadie puede negar que Marie fue
una de las científicas más importantes de la historia. Sin embargo, esto le
valió también las miradas del mundo, sobre todo en lo que respecta a su vida
personal. Por suerte, otros colegas como Albert Einstein le brindaron su apoyo
incondicional cuando más lo necesitaba.
Pierre Curie falleció en 1906, en un accidente
en la calle, por lo que Marie era viuda cuando comenzó una relación con Paul
Langevin, un profesor de física que había trabajado con Pierre. El joven físico
estaba casado, pero separado desde hacía bastante tiempo. No obstante, su
esposa sucumbió a los celos e hizo públicas las cartas que Marie y Paul se habían
enviado.
La población en general enloqueció, llamando
a Marie “rompe hogares”. Al regresar de una conferencia, en Bruselas, se
encontró a un grupo de personas frente a su casa, protestando contra ella. Al
enterarse de todo el alboroto, Albert Einstein se lamentó de que la prensa
hubiera tomado el tema de esa forma y que intentaran destruir la carrera de la
científica.
En una carta asombrosa, Einstein le dijo a
Marie Curie que no debía dar crédito a lo que la prensa publicaba. Sus palabras
fueron simples, pero realmente consoladoras para una de las mujeres más
brillantes de la Historia. Sin duda, es digna de ser leída nuevamente, para
recordar a estas dos personas que tanto contribuyeron con la Ciencia. He aquí
esa carta:
“Muy
estimada señora Curie:
No se ría de mí por escribirle sin tener
nada sensato para decir. Pero estoy tan enfurecido por la forma en que
actualmente el público ha osado interesarse por usted, que me es absolutamente
necesario ventilar este sentimiento. Sin embargo, estoy convencido de que
desprecia consistentemente a esta chusma, si se prodiga un obsequioso respeto
de usted o si se intenta satisfacer el deseo de sensacionalismo. Me veo
obligado a decirle lo mucho que admiro su intelecto, su impulso y su
honestidad, y que me considero afortunado por haberle conocido personalmente en
Bruselas.
Cualquier persona que no encaje entre
estos reptiles ciertamente es feliz, tanto ahora como antes, ya que tenemos
entre nosotros a figuras como usted, y Langevin también, personas reales con
las que cualquier ser humano se siente privilegiado de mantener contacto.
Si la chusma continúa metiéndose con
usted, simplemente no lea esa tontería, déjasela al reptil para el que fue
fabricada.
Con los saludos más amables para usted,
Langevin, y Perrin, atentamente,
A. Einstein”
Ya han pasado más de cien años, pero
algunas cosas nunca cambian. El consejo que le dio Albert Eistein a Curie sigue
siendo muy actual. No vale la pena darles margaritas a los cerdos. Siempre hay
que comportarse como una persona, pero al mismo tiempo tener autoestima. Nadie
tiene derecho a entrar en tu vida personal ni a calificarla siquiera.
Dama
de Castro
Fuente:
http://www.elclubdeloslibrosperdidos.org/
Muy interesante el texto. Aparte me encantó la frase de Einstein: "No vale la pena darles margaritas a los cerdos".
ResponderEliminar