Felipe
VI era un monarca que hacía gala de un
irresistible encanto y de ser un bravo cazador. Como prefería la combinación de locura y experimentación, a él le
encantaba cazar bodes (cabras) salvajes, desnudo.
La vida fluía estupendamente para él cuando un inesperado accidente con un bode
durante una cacería le “estropeó” un testículo y le dejó el otro infectado.
A
pesar de quedarse muy triste con lo ocurrido, Felipe percibió que su nueva
condición era un mensaje divino para que fuera
un ángel de la guarda de los huevos del reino.
Antes
Felipe VI, que estaba forjado en el arte
del monólogo, solía decir que, por su causa, el español había dejado de ser una lengua marginal de emigrantes.
Ahora
solo se preocupaba con su linaje real, por no saber si podría tener hijos a
causa de su testículo “estropeado”. El pueblo pensaba que al rey se le había ido un poco la cabeza y
protestaba en las calles. El consejero real le dijo: “Mientras no haya pancartas reclamando libros vamos mal”.
Pero
Felipe VI, en aquel momento, no encajaba en el papel de gobernante, sino en el
de portavoz de los huevos heridos y gritaba por todo el castillo: “Limpiar bien un huevo es más complejo e
importante de lo que pensabas”.
Autores:
Beto, Érika, Mariana y Paschoal
[Trabajo realizado con expresiones entresacadas de
la entrevista del Tema 10 del libro A
debate (Ed. Edelsa) y con tres titulares de prensa que la profesora
seleccionó de entre los muchos que se fueron juntando durante el curso en el
“Muro de los Titulares” del C2].
Un cuento muy divertido. ¡¡Enhorabuena!!
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