A
finales de 2016, el escritor chileno Carlos Franz visitaba Brasil para dar una
conferencia en el Instituto Cervantes titulada “Quijotadas chilenas. Algunas
influencias de Cervantes en la literatura chilena desde La Araucana a Bolaño”.
Minutos antes de su intervención, parte del equipo del Blog
Correveidile mantuvo una charla amena con él. El resultado de la misma
se presenta a continuación.
¡Ojalá la
disfrutéis tanto como nosotros!
Blog Correveidile
Fuente: El País, cultura |
CORREVEIDILE:
La Revista Chilena de Literatura
(abril 2008) apunta que El Quijote, a
pesar de ser fruto de un mundo imperial y colonizador, también es “la razón de
los sinrazones” y, de esta manera, fue utilizado para superar los traumas
coloniales de la identidad latinoamericana. A pesar de la genialidad de
Cervantes, ¿usted cree que un libro posee tamaño poder?
Carlos
FRANZ: Un libro es una herramienta poderosa, pero al
punto de cambiar la Historia de los pueblos, no creo. Yo creo más en los
pequeños cambios que se producen en los lectores, a nivel individual, quizás
sí, todos sumados, pueden hacer alguna diferencia.
En todo caso, yo vine [a
Brasil] a hablar de las posibles influencias del Quijote, de la obra principal de Cervantes, en la Literatura
chilena. Y Chile es en esto, como en otras cosas, un caso singular porque del Quijote no hay constancia de que se haya
leído en Chile durante la colonia. Muy probable que españoles que llegaran ahí
lo leyeran, lo hayan leído antes o lo hayan tenido, pero no hay constancia en
ninguna biblioteca chilena de que este la presencia del Quijote.
Estaba en Lima, desde luego,
estaba en el Virreinato del Perú, pero esta señal indica algo sobre ese fin del
mundo que es nuestro país. Sin embargo, lo que yo especulo también es que probablemente
Chile era uno de los países em donde mejor podía entenderse la nostalgia del Quijote por ese mundo de la vida de
caballería, la época heroica, épica de los caballeros, porque fue donde la
guerra se mantuvo en el continente americano durante más tiempo, durante 300
años. Esta fue una frontera en estado constante de guerra.
Entonces, probablemente los
soldados que allí llegaban a hacer fortuna, venían influidos por esa idea Prerromántica
(porque el Romanticismo no había sido inventado todavía, pero el espíritu
existía), de encontrar ahí honor, gloria, grandes aventuras, de las que ya no
eran posibles siglos después de la conquista, digamos, en otro lugar.
C:
José Toribio Medina, el mayor cervantista de entre los chilenos, opinaba que a diferencia
de otros países, nunca se había leído la obra de Cervantes en Chile antes de
los últimos años del siglo XVII. ¿A qué atribuye este comportamiento?
C. F.: Yo creo que es la
pobreza de un reino permanentemente en guerra, donde no había tiempo para leer
ni dinero para comprar libros. Chile era extraordinariamente pobre y duro como
lugar de conquista permanente. O sea, allí la empresa conquistadora no se
transformó en colonial sino hasta mucho después, muy tarde. Y es una razón
práctica, más que nada, pero repito que yo pienso, que lo que ocurre es que en las bibliotecas escasas chilenas no había ejemplares del Quijote. No hay constancia en los documentos testamentarios, de herencias
–donde se listaba toda la biblioteca que tenía el muerto, no aparece ningún Quijote.
Pero eso no significa que no
se hubiera leído, muchos de estos eran soldados que venían del Perú, de México,
de España y habían leído, o escuchado, no olvidemos eso, porque el Quijote se leía en voz alta como mucha
de la Literatura de la época. Mucha gente no lo había leído realmente, lo había
escuchado. Sabía de qué se trataba.
Además, en Chile no tenemos
constancia ninguna fiesta folclórica donde se representase a los personajes. La
primera representación más temprana en América, donde aparece el Quijote, fue en un pueblo llamado Paulsen
en Perú, apenas en 1606, o sea, el año siguiente de la primera parte.
Ahora,
el Perú y Chile eran lo mismo, es decir, eran parte del Virreinato del Perú, eran
una comunidad bastante fluida, pero hay unos miles de kilómetros de distancia y
eso no ha cambiado.
C:
Por un lado, el escritor Sergio Macías afirma que “Chile aparece en El Quijote a través de la famosa obra La Araucana, cuyo autor es el soldado y
poeta nacido en Madrid (pero de sangre vasca) Alonso de Ercilla. Por otro lado,
Jorge Fernández puntúa que citas alusivas al Nuevo Mundo abundan en El Quijote y en las Novelas Ejemplares y que, en el Persiles,
el recuerdo americano es esencial. En su opinión, ¿cuál sería el motivo de este
culto de Cervantes al Nuevo Mundo?
C. F.: Bueno, voy a hablar
un poco de eso en esta conferencia que voy a dar ahora. Pero sin adelantar,
quedémonos con la anécdota central en la biografía de Cervantes, antes quiso
pasar a América, fue un sueño de él. Lo intentó por dos veces, las dos veces no
fue autorizado. Probable que Cervantes fuera, perdonen la falta de respeto,
pero a mí me gusta la figura de Cervantes no monumental, sino humana. Y es
probable que Cervantes fuera un poco ingenuo. Postuló, le pidió al Consejo de
las Indias que lo nombrara en una serie de cargos que estaban en la América
colonial y todos ellos eran cargos en que, claramente, lo que se podía hacer era
dinero, robando. Eran cargos perfectos para hacerse la América. Quería ser
contador de las galeras de Cartagena de Indias. Eso era ser contador del tráfico de oro
entre el Perú y España. Ahí quedaba mucho entre el puño y la collera.
Entonces, para ese tipo,
digo que era ingenuo por qué, no porque no fuera transparente su intención,
sino que para ese tipo de cargos tan codiciados, justamente por eso, había mucha
gente más poderosa que él. Así que seguramente es eso, en parte. Pero, también
no hay que olvidar que el siglo XVII y XVI completos, están marcados en la
imaginación europea por el descubrimiento de América, es decir, la mentalidad renacentista
de pronto estalla, explota y se convierte en verdaderamente universal. Antes
era universal, pero europea y, de pronto, el mundo es enorme, es
definitivamente redondo, y difícilmente la imaginación de ningún gran escritor
de la época estaba ajena al asunto americano.
También en Shakespeare, cuya
muerte estamos conmemorando este año, el tema americano está muy presente. Su
última obra, por ejemplo, La tempestad
está situada en una isla americana muy inventada,...
¿Esto
podría considerarse, entonces, como un elemento exótico que utilizaban en las
obras, por esa lejanía?
El lugar donde se
situaba la Utopía. Thomas More (1478-1535) puso la Utopía en una isla americana
también. Era un lugar donde realizar los sueños europeos, los sueños de
riqueza, desde luego, pero también de grandeza, los sueños de la caballería
heroica y que ya no eran posibles en Europa. En fin, se desplazaron a América
toda una serie de ilusiones, y eso estuvo en todos los grandes ingenios
europeos de la época y, desde luego, en Cervantes.
C:
Es notorio que había un cierto paralelismo entre Cervantes y Ercilla. Contemporáneos,
ambos nacen en la región madrileña, ambos fueron soldados y grandes viajeros.
Sin embargo, el paralelismo no llega a sus obras más conocidas. Un relato de
hechos reales de la lucha entre los españoles y los indígenas mapuches
caracteriza a La Araucana; al paso
que El Quijote describe sueños y
fantasías en un mundo falto de justicia y humanidad. ¿Cómo interpreta que
hombres que se asemejan tanto produzcan obras tan dispares?
C. F.: Eran hombres muy distintos,
para empezar, no creo que fueran tan similares. Tenían en común ciertas cosas:
ambos habían sido soldados, ambos habían sido poetas. También tenían muchas
diferencias. Ercilla era un cortesano, Ercilla fue miembro de la Corte;
Cervantes, en cambio, nunca llegó a serlo, fue un funcionario menor cobrador de
impuestos, un aventurero más bien.
Luego está el orden de precedencia,
La Araucana se publica entre 1548 –creo–
y 1560 o 1570, por ahí, las tres partes y El
Quijote mucho después (1605). La Araucana influye a Cervantes que la
lee y la admira, pero no al revés. Ercilla no alcanzó a ler El Quijote.
Luego hay una cosa que yo
quisiera corregir, El Quijote no es, a mi modo de ver, una
novela fantástica, es un libro realista. Es un libro tan realista que se
representa la imaginación de un loco. Eso es una forma de realismo, es decir,
el autor es irónico incluso ante el loco. Tiene, además, a su representante en
Sancho, que critica constantemente las locuras de don Quijote y nos advierte a
los lectores, ahí donde él dice que hay gigantes no ningún gigante, son molinos.
Una novela muy realista, de modo que, en eso es pariente de La Araucana, que pretende ser muy realista, pero presenta también
pasajes fantásticos.
Entonces, creo que es una novela
profundamente realista y esta fue su novela para la época y fue la respuesta,
además, de Cervantes a las novelas de caballerías que se habían transformado en
unos delirios absolutamente improbables, eso sí, totalmente fantásticos.
Entonces él responde con una novela completamente realista. Y en los pasajes
fantásticos, por ejemplo, cuando don Quijote y Sancho se montan a lomos de
Clavileño, con los ojos vendados, después vuelan y qué sé yo, Sancho dice que
ve ciertas cosas en el vuelo, porque él se vuela y cree que ve ciertas cosas, y
es don Quijote el que le dice: “no te creo”.
¿Quieres saber cómo fue el final de esta entrevista?
No te pierdas la próxima entrega.
Alessandra Curcio & José Moraes
Carlos Franz, centro, con parte del equipo del Blog Correveidile |
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