jueves, 26 de mayo de 2016

Tropezando en letras
















Leer es la llave que abre las infinitas puertas del conocimiento. En esencia, es un ejercicio democrático, el cual puede ser practicado en cualquier sitio y a cualquier hora. ¿Existe un sitio más democrático que las calles?


Una paseo por la ciudad suele traer un curioso contraste: la notable diferencia entre el predominante gris de los edificios y el caótico colorido proporcionado por señales de tráfico, placas de identificación de calles y monumentos, carteles publicitarios de diversa naturaleza, letreros de tiendas y la siempre "nefasta" contaminación visual promovida por grafitis y por mensajes cifrados de tribus urbanas. No obstante, hay vida inteligente en esta literatura callejera. Unos ojos bien entrenados tienen la capacidad de descubrir poesía, cuentos, en fin, textos de lo más variado.



Hace poco tiempo, viví una experiencia de las más interesantes. Suministrados por unos pocos textos y algunas tizas coloridas, mis colegas de clase de C2 y yo, empezamos a escribir cerca de las jardineras, en la mediana, justo en la Plaza del Ciclista, enfrente al edificio donde está ubicado el Instituto Cervantes de São Paulo (Brasil).




La curiosidad, de pronto, nos brindó una pequeña platea que todo lo observaba en un respetuoso silencio. Algunos de los espectadores más osados se ubicaban muy cerca de nosotros, en una interacción silente entre el Arte (que estábamos plasmando) y las personas.






Poco a poco, el suelo de concreto fue tomado por centenas de “palabras coloridas”, las cuales formaban un rico mosaico de poemas, narraciones breves, cuentos y refranes. A ciencia cierta, muchas de ellas, sino la totalidad de las personas del público viandante, no tenían el español como lengua materna. Sin embargo, esto no fue motivo suficiente para reprimir la magia del contacto, ni tampoco para impedir el intercambio de la energía creativa que a todos nos envolvía en ese momento.










































Después de volver a nuestra clase, a través de las ventanas del primer piso, fue posible notar diversos observadores leyendo, solitarios, en actitud contemplativa, ajenos a sus problemas y al mundo alrededor. Esta tal vez sea la mística del acto de leer: transportarnos a otras épocas y a otros lugares.



Esta actividad comprueba que leer posibilita ampliar nuestros horizontes, que la lectura sirve como un activador de la imaginación. En otras palabras, leer es fundamentalmente una práctica sensorial.


En los fugaces minutos en los que estuve en aquella plaza, literalmente caminando entre palabras, quizás hasta tropezando en algunas letras, fue fundamental para mí, una vez más, reconocer el hecho de que la lectura es la mejor manera de alimentar nuestro espíritu.


José Antônio & Pepe Cocodrilo

3 comentarios:

  1. !!Qué actividad taaaaaaaaaaan apasionante!! Confieso que disfruté muchísimo en la elaboración y desarrollo de la misma, los alumnos muy entregados y con una pasión increíble, aunque esto ya no es novedad para mí y creo que a la vista está. Así que quiero agradecerles, a todos y cada uno de ellos, su participación y su energía positiva. !!GRACIAS UNA VEZ MÁS!!

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  2. Marta, para mi fue una experiencia inolvidable... momentos que voy a llevar para siempre!! Soy grato a todos mis compañeros, son maravillosos!!

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  3. Leyendo este artigo, me quedé muy feliz por la experiencia que han tenido. Me pareció una actitud de discípulos de Don Quijote! Enhorabuena!

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