jueves, 30 de noviembre de 2017

Musiclicando Retro: Julio Alfredo Jaramillo Laurido “El Ruiseñor de América”


Así es como era conocido el mayor cantante ecuatoriano de todos los tiempos que nació en Guayaquil (Ecuador), en 1935. Cuando Julio tenía apenas seis años perdió a su padre y, además, se vio aquejado por algunas enfermedades, como bronconeumonía, difteria y un principio de parálisis infantil. Sin embargo, desde su más tierna infancia Julio escuchaba al dúo Guayaquil, a Olimpo Cárdenas, a Carlos Rubira Infante y al dúo Villafuerte, nombres que formaban parte de la música de Ecuador y que le influyeron en su carrera musical. 

El inicio de su trayectoria en el mundo de la música no fue fácil, ya que solo recibió el apoyo de su hermano mayor, Pepe. Así pues, Jaramillo empezó a cantar en la casa del músico Toapanta y realizó sus estudios en la Sociedad Filantrópica del Guayas, bajo la dirección del maestro Lauro Dávila, autor del pasillo “Guayaquil de mis amores”; por lo que tuvo que trabajar fuera del universo de la música para mantenerse, lo que tienen que hacer la gran mayoría de los artistas cuando empiezan sus carreras. 

No tardó mucho, a los diecisiete años de edad Jaramillo ya era conocido por su linda voz. Por eso fue invitado a participar en programas de la radio Cóndor. Por lo tanto, en 1950 formó un trío y empezó una gira por los pueblos de Esmeraldas y Manabí. Sin embargo, siguió ejecutando otras tareas paralelas para sobrevivir. En 1954, Julio grabó su primer disco Pobre mi madre querida, a dúo con Doña Fresia Saavedra, de ahí que su nombre comenzase a ser más conocido. 

En 1955 grabó el “Pasillo de esposa”, a dúo con Carlos Rubira Infante. Ese mismo año, alcanzaría la fama con su vals “Fatalidad”, difundido por todas las emisoras de radio de Ecuador y algunas de otros países. Por esta razón, en 1957, Julio se convirtió en un nombre consagrado con el bolero “Nuestro juramento” lo que le permitió realizar varias giras por América Latina, empezando por Ecuador y pasando por Colombia, Perú, Argentina, Uruguay y Chile. Pero, algo que Julio no se esperaba es que, cuando regresase a su país, fuese detenido y llevado a cumplir el servicio militar. 


En 1960 se reincorporó a la vida civil y siguió con su carrera en el cine Guayas de Guayaquil, lleno en sus presentaciones durante cuatro meses consecutivos, hecho que le posibilitó participar en la película Romance en Ecuador y en otra rodada en Argentina. Sin embargo, en 1965, se instaló en Venezuela, desde donde salía a hacer giras por México, Puerto Rico y diversos puntos de América Central. También logró grabar un dúo con Daniel Santos, Alci Acosta y Olimpo Cárdenas. 

Por otro lado, Julio estuvo de gira por Estados Unidos y Canadá. En 1975 regresó a su país porque participaba en un programa en la Radio Cristal titulado “La hora de J. J.”. En 1978, debido a unos cálculos en la vesícula, Julio fue llevado a la Clínica Domínguez, de Guayaquil, y debido a una serie de complicaciones en la operación no resistió, falleciendo el 9 de febrero, de un paro cardíaco. Sin duda, Julio Jaramillo fue y sigue siendo el mayor cantante ecuatoriano de todos los tiempos, lo que justifica la presencia de más de doscientas mil personas ante la Clínica Domínguez, en aquel triste día de su muerte. 


En resumidas cuentas, aunque en varias oportunidades Julio solicitó que no le rindieran homenajes póstumos, sus restos fueron velados durante tres días en diferentes lugares como Radio Cristal, el Palacio Municipal o el Coliseo Voltaire Paladines Polo. Por este motivo seleccioné una canción de 1940, que se titula “Rondando tu esquina”, compuesta por Enrique Cadicamo y Carlos José Pérez de La Riestra.

¡Espero que la disfrutéis!

Jorge Martins de Almeida



“Rondando tu esquina”

Esta noche tengo ganas de buscarla,
de borrar lo que ha pasado y perdonarla.
Ya no me importa el qué dirán,
ni de las cosas que hablarán,
total, la gente siempre habla.

Yo no pienso más que en ella a toda hora,
es terrible esta pasión devoradora.
Y ella siempre sin saber,
sin siquiera sospechar,
mi deseo de volver.

¿Qué me has dado, vida mía,
que ando triste noche y día?
Rondando siempre tu esquina,
mirando siempre tu casa.
Y esta pasión que lastima
y este dolor que no pasa.
¿Hasta cuándo iré sufriendo
el tormento de tu amor?

Este pobre corazón que no la olvida,
me la nombra con los labios de su herida.
Y ahondando más su sin sabor,
la mariposa del dolor,
cruza en la noche de mi vida.

Compañero soy en noches de verbena,
sin embargo, yo no puedo con mi pena.
Y el saber que ya no está,
solo triste y sin amor,
me pregunto sin cesar.

¿Qué me has dado, vida mía,
que ando triste noche y día?
Rondando siempre tu esquina,
mirando siempre tu casa
y esta pasión que lastima
y este dolor que no pasa.
¿Hasta cuándo iré sufriendo
el tormento de tu amor?



Fuentes consultadas:

No hay comentarios:

Publicar un comentario