Manual para ser feliz (I): Felicidad en tres vías

Todos los cuentos de hadas venden siempre la misma fórmula mágica con sus finales superfelices: “Y así fueron felices y comieron perdices…” ¡Ajá! ... ¿Quién en su sano juicio come perdices por el simple y mero hecho de que eso constituya la felicidad plena? Tal vez se consiga ser feliz sin tanto mejunje. Probemos…

Cuáles son las reglas para la felicidad.

- En primer lugar, hay que saber soportar los sacrificios que la vida te impone cada día. Debes saber que los seres humanos cometen siempre los mismos errores. Venir perdonándolos es garantizar la posibilidad de acercarse a la felicidad.

- Estar a punto de ser feliz, no es igual a estar feliz; entonces, hay que empezar a buscar motivación después de un fracaso. Puede tardar un tiempo en despertarse. Volver a sonreír es necesario para seguir viviendo, pero esto sin abrir mano de la calidad. Acostumbrarse a estar triste es lo peor de la vida. Irse llorando...

- Entender que con el sustantivo “felicidad” no se puede usar el verbo “ser”, puesto que la felicidad no es una definición y sí un estado que, como tal, no es constante en la vida. Hay momentos de plena felicidad, pero son momentos. No hay persona que sea feliz, pero las hay que están felices.

- Cada uno debe de aprender a identificar aquello que le hace feliz, ya que lo que a uno le trae la felicidad, a otro puede que no le ocurra.

- Hay que ser humilde de espíritu para aprovechar todas las pequeñas alegrías. No se puede ser feliz si aquellos a quienes amas no lo son. Tienes que buscar la felicidad sin molestar a otras personas.

- Puedes y debes buscar la felicidad en toda y cualquier ocasión, en todos los ambientes que frecuentes. La felicidad está por ser encontrada. Empieza por no lamentarte y ponte a buscarla. La felicidad no tarda más que unos pocos segundos para transformarnos en personas mejores.

- ¡Acaba de sufrir! Busca lo mejor en todo lo que vivas. Da por acabada tu búsqueda cuando la sonrisa de un niño, el color de una flor, la existencia de una brisa sean motivos suficientes para sentirse en sintonía con el universo.

Cris, Jorge y José Antônio - C2