viernes, 8 de julio de 2016

La amistad, el compañerismo y la fraternidad de "Francisco, el padre Jorge"


Una película donde la sensibilidad es una presencia constante. Un cuadro vivo, en el que la realidad está retratada a partir de tintas que mezclan los más elevados valores cristianos. Esta obra retrata una filosofía de vida basada en la amistad, el compañerismo y la fraternidad.


La película presenta la vida del actual Papa Francisco I, de nombre Jorge Mario Bergoglio, el cual descubrió su vocación religiosa al final de su adolescencia. El joven Jorge ingresó en la Compañía de Jesús, hecho que marcó y marca su filosofía de vida. La influyente orden religiosa fue fundada por Ignacio de Loyola en 1534. Se trata de la mayor orden religiosa masculina de la Iglesia Católica, con aproximadamente más de 17 000 miembros.

Las actividades de los jesuitas se extienden a los campos educativo, social, intelectual, misionero y de medios de comunicación católicos. En su esencia, los jesuitas son soldados disciplinares, entrenados espiritual y totalmente obedientes al pontífice. Por toda la vida deben observar sus votos de pobreza, castidad y obediencia. Como consecuencia, Jorge dedica su vida a luchar por los menos afortunados, a dar voz a los oprimidos, siguiendo el precepto jesuita de elevación social y espiritual de los seres humanos.

Durante la década de los 70, fue el paladino de los derechos humanos y de los perseguidos políticos. Permaneció incólume a la tendencia político-partidaria de la llamada “Teología de la Liberación”, doctrina que disminuyó el prestigio de la consagrada orden.

Optó por dirigir su sacerdocio en conformidad a su filosofía de vida, abriendo nuevos frentes de batalla, como combatir la explotación de la mano de obra extranjera, la prostitución y el tráfico de drogas. Tentativas de soborno y las más diversas amenazas, no fueron suficientemente fuertes para desviar a Jorge de su manera de ser. Al revés, sirvieron como indicadores seguros del camino a seguir. El nuevo milenio retrata a la Iglesia Católica en una crisis. El número de fieles en acentuado decaimiento, escándalos financieros y una inmensa cantidad de denuncias de pedofilia. Esta situación culmina con la renuncia de Benedicto XVI.

El trono de Pedro estaba a la espera de un nuevo perfil de Papa. Alguien con una visión progresista para modernizar los dogmas milenarios y, al mismo tiempo, tratar con austeridad las finanzas de la Santa Sede. A ciencia cierta, el candidato ideal debería tener mano de hierro en guante de seda. Así, el padre Jorge se convierte en el Papa Francisco I. Con los objetivos de su pontificado ya previamente trazados, Francisco empieza a imprimir su marca personal en el día a día del Vaticano, con su estilo despojado de pompa y circunstancia, sus opiniones avanzadas, su ardor en búsqueda de la justicia y de bienestar para todas las personas.

A través de los siglos, el Vaticano se ha consagrado como una estrella de primera grandeza en la política y la diplomacia. Muchos analistas intentaban descubrir cómo se comportaría Francisco en la nueva función de jefe de estado. La respuesta no se hizo esperar. La Santa Sede intermedió un acuerdo entre la Unión europea y Turquía, acerca de los refugiados de Siria. Patrocinó la aproximación de Cuba y de los Estados Unidos y, recientemente, Francisco no se esquivó de polemizar con el candidato republicano al Gobierno norteamericano, Donald Trump. Un periodista le preguntó al Papa cómo veía la estrategia del político a la hora de construir muros para impedir la inmigración de latinos. Francisco respondió que era preferible extender puentes que construir muros. De esta manera, el Papa brinda una muestra de su inteligencia superior.

Una vida permeada por la filosofía de servir a los demás, por el combate contra las formas de explotación, por la defensa de la integridad humana, por el amparo y conforto a los menos favorecidos. Un hombre humilde, culto y sagaz. Un timonero experimentado para conducir a la Iglesia Católica por los mares bravíos que el futuro descortina. ¡Qué vaya con viento en popa! ¡Qué Dios te bendiga, Francisco I! O mejor dicho, ¡Qué Dios te bendiga, padre Jorge!

Película: Francisco, el padre Jorge (Argentina, 2015)


José Antônio Moraes

1 comentario:

  1. Una película muy emocionante por la calidad humana del "personaje" retratado. Sin duda, una lección de vida... Gracias, José Antônio por esta muestra singular.

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