Claro que una de las noches especiales por Fisterra, la dedicamos al ritual de la Queimada. Después de organizar con cariño y mucho cuidado los recipientes de barro cocido (el pote tradicional) y de preparar los ingredientes (aguardiente, azúcar, cáscara de naranja y granos de café) leímos el Conxuro mientras revolvíamos el aguardiente y levantábamos las azules llamas. Al final, alegres y felices, brindamos por el viaje, la amistad y el amor, ya alejados los malos espíritus y las meigas – ¡qué sí las hay!
¡Ah, el Hórreo gallego! No me cansé de sacar fotos a esa preciosidad de uso agrícola, destinada a secar, curar y guardar el maíz y otros cereales. Supe que la primera representación gráfica de un hórreo se remontaba al siglo XIII, presente en las Cantigas de Santa María, atribuidas a Alfonso X, el Sabio. El más largo de Galicia es el de Araño, con 37 metros de longitud. La parte del hórreo que me más me sorprendió fue el tornarratos (piedras circulares encima de los pilares). ¿Sabéis para que sirven? Pues, cuando los ratones suben y llegan a la piedra redonda, al ponerse boca abajo, se desploman al suelo. Genial, ¿verdad?
Pasear por la playa del Sardiñeiro, ¡fue un gozo! Caminar por la orilla del mar, ver la cantidad de algas en la arena y sentir el frescor del agua fue una sensación inolvidable…
Llegar al Cabo Fisterra fue la emoción más fuerte… Antes de subir al Faro, hay una plataforma con paneles de mosaico, donde podemos situarnos en el mapa, sentirnos peregrinos y respirar la inmensidad del Océano.
El Faro de Fisterra es conocido por todos los navegantes del mundo, por su importancia al avisar del peligro de la proximidad de la Costa da Morte. Su luz llega a alcanzar 65 km de longitud y, desde allá, se descubren impresionantes panorámicas.
El Km Cero del Camino de Santiago es el último lugar al que llegan los peregrinos, después de haber recibido la bendición en la Catedral de Santiago y de abrazar al apóstol. Allí, se bañan en la playa de Langosteira, queman sus ropas y asisten a la puesta del sol. Así, purificados y con ropas nuevas, emprenden el Nuevo camino en sus vidas… Como homenaje a esa tradición se erigió la Cruz y la escultura de la Bota del Peregrino.
Aquella tarde de junio, no quemé mis ropas y no pude ver la puesta del sol, ya que espesas nubes lo cubrían, pero sentí la vibración que había en el local y me emocioné como una verdadera peregrina, al sentarme al lado de la "Bota del Peregrino".
Mi añorado primo José, después de un mes, me envió una panorámica del Cabo de Finisterre soleado y una magnífica puesta de sol. ¡Gracias, José!
En homenaje a todos los peregrinos que ya dejaron de serlo; a los que todavía desean alcanzar su purificación; a tu alma peregrina José, que estará disfrutando de todas las puestas de sol desde Fisterra; a nosotros que estamos todavía recorriendo ese camino, narro este viaje entrañable para mí.
¡Salve el 25 de julio, fiesta de Santiago y Día Nacional de Galicia!
Teodora R. Monzú Freire
Gracias, una vez más, Teodora por hacernos disfrutar de los parajes gallegos desde una perspectiva tan intimista. Un beso grande y afectuoso de todo el equipo del Blog Correveidile
ResponderEliminarGracias a ti Marta, por recibirme con tanto cariño y abrirme las puertas de tu blog. Enhorabuena por tu trabajo! Besos Teodora
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