"En 23 de abril de 1616 años murió Miguel de Cervantes Saavedra, casado con doña Catalina de Salazar, calle del León. Recibió los Santos Sacramentos de mano del licenciado Francisco López. Mandóse enterrar en las Monjas Trinitarias. Mandó dos misas del alma y lo demás a voluntad de su mujer, que es testamentaria y el licenciado Francisco Martínez, que vive allí”.
(Libro 4º de Difuntos, años 1609 a 1620, iglesia parroquial de San Sebastián)
En enero de 2015 se iniciaba entonces la segunda fase, se trataba del proceso de exhumación de los huesos en el Convento de las Trinitarias, esta vez ya presidida
por un equipo de especialistas -historiadores, arqueólogos y antropólogos-, comandado por el profesor forense Francisco Etxeberría.
En el Acta de defunción de Cervantes estaba escrito
que quería ser enterrado en Convento de las Monjas Trinitarias Descalzas y esto
era por tres motivos fundamentales: el primero, que era vecino del barrio; el
segundo, por tratarse de las monjas protegidas del Conde de Lemos, a quién
Cervantes dedicó el segundo Quijote, las
Ocho comedias y ocho entremeses nuevos,
nunca antes representados (que menciona ya en ese mismo prólogo) y donde
anunciaba que también le dedicaría la que fue su obra final, el Persiles:
“Enviando
a Vuestra Excelencia los días pasados mis
comedias, antes impresas que representadas, si bien me acuerdo dije que don Quijote quedaba calzadas las espuelas
para ir a besar las manos a Vuestra Excelencia; y ahora digo que se las ha
calzado y se ha puesto en camino, y si él allá llega, me parece que habré hecho
algún servicio a Vuestra Excelencia, porque es mucha la priesa que de infinitas
partes me dan a que le envíe para quitar el hámago y la náusea que
ha causado otro don Quijote que con nombre de
Segunda parte se ha disfrazado y corrido por el orbe. Y
el que más ha mostrado desearle ha sido el grande emperador de la China, pues
en lengua chinesca habrá un mes que me escribió una carta con un propio,
pidiéndome o por mejor decir suplicándome se le enviase, porque quería fundar
un colegio donde se leyese la lengua castellana y quería que el
libro que se leyese fuese el de la historia de don Quijote. Juntamente con esto
me decía que fuese yo a ser el rector del tal colegio. Preguntéle al portador
si Su Majestad le había dado para mí alguna ayuda de costa. Respondióme
que ni por pensamiento.
—Pues,
hermano —le respondí yo—, vos os podéis volver a vuestra China a las diez o a
las veinte o a las que venís despachado, porque yo no estoy con salud para
ponerme en tan largo viaje; además que, sobre estar enfermo, estoy muy sin
dineros, y, emperador por emperador y monarca por monarca, en Nápoles tengo al
grande conde de Lemos, que, sin tantos titulillos de colegios ni rectorías, me
sustenta, me ampara y hace más merced que la que yo acierto a desear.
Con
esto le despedí y con esto me despido,
ofreciendo a Vuestra Excelencia Los
trabajos de Persiles y
Sigismunda, libro a quien daré fin dentro de cuatro meses, Deo
volente,
el cual ha de ser o el más malo o el mejor que en nuestra lengua se haya compuesto,
quiero decir de los de entretenimiento; y digo que me arrepiento de haber dicho
el más malo, porque según la opinión de mis amigos ha de llegar al estremo de
bondad posible. Venga Vuestra Excelencia con la salud que es deseado, que ya
estará Persiles para besarle las manos, y yo los pies, como
criado que soy de Vuestra Excelencia. De Madrid, último de otubre de mil
seiscientos y quince.
Criado de Vuestra Excelencia,
Miguel de Cervantes Saavedra”
Y, finalmente, porque en el convento estaba su hija natural, Isabel de
Saavedra. Hay también informaciones que aseguran que sentía mucha gratitud por
la orden Trinitaria, que sería la que habría mediado y posibilitado el rescate
de su cautiverio –que duró 5 años– en Argel.
Este año se celebra el IV centenario de la muerte de
Miguel de Cervantes Saavedra, el famoso autor de una de las mayores obras de la
Literatura universal: El ingenioso
hidalgo Don Quijote de la Mancha, y esto hace que, una vez más, se reflexione acerca del misterio de sus restos mortales.
Según datos oficiales, los restos de Cervantes habrían
sido trasladados entre los años de 1673 y 1698 a la iglesia primitiva de San
Idelfonso, en concreto, a la cripta de la nueva construcción del convento de las Trinitarias
Descalzas. Los primeros datos sobre esta búsqueda la relacionan inicialmente con
José I, hermano de Napoleón Bonaparte, que ordenó abrir lo que hoy sería denominado como una “investigación científica”, con el trabajo de dos médicos y un arquitecto, para así dar a los restos mortales del escritor un sepulcro solemne en alguna catedral;
sin embargo, esto no fue posible porque, hasta la denominada como época de la Ilustración, tan
solo las sepulturas de los “poderosos” podían convertirse en lugares para la
memoria.
El siguiente registro sitúa la investigación sobre sus
restos mortales en 1869, cuando la Real Academia Española de la Lengua,
dirigida por aquel entonces por Mariano Roca de Togores, ordenó una exploración
y así, el 10 de marzo de 1870, creyó que los restos encontrados tenían una alta
probabilidad de que fuesen los de Miguel de Cervantes. Desde entonces, la
iniciativa de nuevas búsquedas y estudios ha tardado siempre mucho. El motivo
principal es que había una necesidad de armonizar los intereses eclesiásticos con
los políticos, por lo que la autorización para la exploración científica tan
solo fue concedida en 2014 por el Gobierno, así como por el Arzobispado de
Madrid.
Los investigadores relacionan a los 17 individuos enterrados en la antigua iglesia y trasladados a la cripta, incluído Cervantes, con los recuperados en la reducción 4.2/32 |
Hubo muchas dificultades como, por ejemplo, la falta
de presupuesto municipal para la investigación histórico-archivística, puesto que había centenas de libros y documentos que deberían haber sido investigados
previamente. Además del problema de la falta de presupuesto, estaba también la
dificultad para el acceso a los históricos de los libros y a las anotaciones
conservadas por las monjas, que temían que el acceso a los documentos fuese
utilizado por las Autoridades para exclaustrarlas. Este último proyecto, en su primera fase de estudios
geofísicos, fue conducido por Luis Avial y Fernando Prado, mentores del
proyecto.
Francisco Etxeberría |
El martes, 17 de marzo de 2016, se conocía el resultado
del proyecto de localización de los restos de Cervantes. Según detalló en rueda
de prensa el profesor Etxeberría, el resultado del hallazgo contenía: “Fragmentos de huesos y
esquirlas muy difíciles de identificar… Una vez
que íbamos avanzando, en un punto concreto del suelo apareció esta bolsada de
huesos… Cuando hicimos el análisis antropológico resulta que los perfiles en
cuanto a distribución de sexo y edad coincidían mucho con lo que fue un traslado
que se hizo de la iglesia primitiva a la actual… Nosotros podemos reducir la
bolsada a un total de seis varones… Tenemos
unas mandíbulas que pueden ser de Cervantes perfectamente,
porque les faltan los dientes en vida, que es lo que nosotros estábamos
buscando: un individuo que teniendo 70 años tuviera seis dientes o menos y
tuviera unas lesiones en el brazo”.
Y es que junto a la
reducción de huesos fueron recuperados otros materiales arqueológicos
importantes de cara a la datación de la misma: fragmentos de tejidos (de
indumentaria litúrgica integrada por estola, manípulo y casulla) datados en el
siglo XVII y una moneda de 16 maravedíes de Felipe IV datada en 1660.
Aunque no está garantizado al cien por cien que los
restos encontrados sean de Miguel de Cervantes, porque falta la prueba de ADN, hay fuertes indicios de que lo sean.
Además, no hay discrepancia en el equipo de Etxeberría en relación a la
localización de los huesos. Sus “restos”, mezclados con los de otros 16
difuntos, fueron encontrados en una sepultura situada en el suelo de la cripta
del Convento madrileño, en el afamado barrio de Las Letras. Junto a los 16
difuntos, estarían también los huesos de su esposa, Catalina de Salazar. Al
parecer, cuando murió Cervantes,
el 22 de abril de 1616, Catalina de
Salazar decidió profesar en la Venerable Orden Tercera (la de los Trinitarios)
y pidió que, una vez falleciera, fuera enterrada en el mismo lugar en el que estaba
su marido en Madrid. Corría el
año 1626 cuando esto sucedió.
En la misma línea se puede leer en el informe final oficial de
este proyecto, en sus principales conclusiones: “…4 cráneos que son
de sexo masculino y algunos indicadores que sugieren la presencia de individuos
de edad avanzada, que podrían ser compatibles con la identidad de Miguel de
Cervantes”. No
obstante, así de claro fue Etxeberría: "No tenemos el esqueleto de
Cervantes y nunca lo podremos tener". Atrás quedaron aquellas
grandes ilusiones cuando, en enero, apareció en un nicho unas tablas de ataúd
con las iniciales “MC”, aunque también podrían ser “MG”.
Hace algunos meses que los supuestos restos de Cervantes descansan en un monumento ubicado dentro del convento madrileño de las Trinitarias. A pesar de todos los estudios indican que los restos mortales serían los del autor del Quijote, aún no existe la prueba genética definitiva que asegure que, de una vez por todas, yacen allí sus restos mortales. Llegado este punto, son muchas las voces que se levantan en contra al plantear un nuevo proyecto para tratar de aislar estos “supuestos restos” de los demás, lo que conduciría la investigación a una dinámica de realización de miles de pruebas de ADN con muy pocas probabilidades de resultado positivo, según han apuntado los propios expertos, además de con un gasto extraordinario, algo que no es tan necesario ni está ya justificado.
Hace algunos meses que los supuestos restos de Cervantes descansan en un monumento ubicado dentro del convento madrileño de las Trinitarias. A pesar de todos los estudios indican que los restos mortales serían los del autor del Quijote, aún no existe la prueba genética definitiva que asegure que, de una vez por todas, yacen allí sus restos mortales. Llegado este punto, son muchas las voces que se levantan en contra al plantear un nuevo proyecto para tratar de aislar estos “supuestos restos” de los demás, lo que conduciría la investigación a una dinámica de realización de miles de pruebas de ADN con muy pocas probabilidades de resultado positivo, según han apuntado los propios expertos, además de con un gasto extraordinario, algo que no es tan necesario ni está ya justificado.
Voladoira & Quijotina
¡¡Leamos las obras de Miguel de Cervantes!! |
Miguel de
Cervantes Saavedra
Soldado, contable, novelista, poeta y dramaturgo
Vivió a caballo entre los siglos XVI-XVII
Falleció con 69 años (1547-1616)
Referencias bibliográficas:
http://cvc.cervantes.es/
Me encantó trabajar contigo en este trabajo, Voladoira, gracias!!
ResponderEliminarVoladoira y Quijotina, enhorabuena! Muy interesante el texto!
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