martes, 8 de marzo de 2016

¿Hasta cuándo necesitaremos el 8 de marzo?



¡Hoy es día de fiesta y de celebración! ¡Y qué lo celebremos!, pues mucho se ha alcanzado con respecto a los Derechos de las Mujeres. Nuestro sitio ya no es más solo en la casa, haciendo las tareas domésticas y cuidando de los hijos, sino que hemos conquistado también el espacio público. En la actualidad, elegimos a nuestros gobernantes, nos casamos y nos separamos, tenemos hijos solas, somos jugadoras de fútbol, presidentas, policías, astronautas, es decir, hacemos lo que nos da la gana; así que, tal vez en un primer momento, podemos tener una falsa sensación de que la diferencia de género es algo que no es capaz de detener más a la mujer. Pero esto ni siempre ha sido de tal manera, ¡y que lo digan las mujeres del inicio del siglo XX!, en especial, las que se encontraban en la fábrica de confecciones Triangle Shirtwaist

Bajo la propiedad de Max Blanck e Isaac Harris, la fábrica producía blusas femeninas y empleaba a 500 obreros, mayoritariamente jóvenes mujeres inmigrantes, que cumplían un horario de nueve horas diarias, más siete los sábados, ganando por sus 52 horas de trabajo entre $7 y $12 por semana. La tragedia se debió a la imposibilidad de salir del edificio en llamas, ya que los responsables de la fábrica textil habían cerrado todas las puertas de las escaleras y salidas de emergencia, una práctica común para evitar el hurto de mercancía. Según un informe del Jefe de Bomberos, el incendio pudo provocarse por una colilla mal apagada tirada en un cubo lleno de restos de telas, que no se había vaciado en dos meses. Muchas de las trabajadoras que no pudieron escapar del edificio en llamas saltaron desde los pisos octavo, noveno y décimo, precipitándose a la calle.

El elevado número de pérdidas humanas y de daños irreparables obligó a importantes cambios legislativos en las normas de seguridad y de la salud laborales e industriales. La dura lucha por mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras textiles empezó en los Estados Unidos y para que tal absurdo jamás fuera olvidado, este incendio pasó a marcar la celebración, en primer lugar, del Día de la Mujer Trabajadora y después del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 marzo.

Sin embargo, más de un siglo después, y aunque con distinta naturaleza, siguen ocurriendo violaciones de la dignidad y la igualdad de las mujeres. Tanto en Brasil como en España, por poner ejemplos que conozco, las mujeres siguen ganando menos que sus compañeros de trabajo, desarrollando las mismas funciones. Del mismo modo, seguimos muchas veces siendo tratadas como meros objetos sexuales, como si la razón de nuestras existencias fuera tan solo satisfacer los deseos de los hombres. Eso, por no mencionar que la sobrecarga de las ocupaciones en el hogar no ha disminuido para nosotras, pese a la conquista del espacio en el mercado de trabajo. Así que, muchas veces, acabamos hechas polvo tras la jornada laboral externa diaria y sobrepasadas con la suma de responsabilidades en el hogar.

Además del gender gap, las similitudes entre estos dos países están también en las investigaciones estadísticas que apuntan la violencia doméstica como una das las más importantes razones para los malos tratos y las muertes de mujeres, por causas violentas. Infelizmente, eso no solo pasa en Brasil o España. Por lo tanto, algo sigue estando mal en el abordaje de las cuestiones femeninas, aunque sea momento de celebrar los avances conquistados.

En cuanto a esto, invito a todas las mujeres a preguntarse: ¿Cuáles son los modelos sexistas que traen adheridos a su modelo educativo, desde su familia, su religión, sus experiencias personales o por medio de otras influencias socioculturales? Invito también a que se reflexione sobre la educación que se le da a los hijos e hijas, en especial, con respecto a las cuestiones de género. ¿De verdad se les concede la libertad de que sean y actúen según sus inclinaciones, sin que se les exija que se adapten a lo que la sociedad espera de ellos, conforme sean niños o niñas?

Tristemente, no podemos engañarnos: nosotras mujeres somos también reproductoras de una sociedad machista y patriarcal. Ojalá, llegue el día en el que nuestros hijos crezcan y aprendan de acuerdo con un modelo, en especial educativo, en el cual les sea dada una amplia posibilidad de desarrollar sus potencialidades de manera libre de verdad, es decir, un patrón en el que lo que menos importe sea la adecuación de sus comportamientos a uno u otro género. Cuando eso ocurra, entonces, se estará más cerca del hecho de que... ¡Cada día es el día de TODAS LAS MUJERES!


La Duquesa


4 comentarios:

  1. Mucho orgullo de ser mujer, mucho más allá de lo que la Historia ha dejado escrito, creo que tenemos que valorar quiénes somos y adónde hemos llegado como seres humanos. Felicidades, Duquesa!! Excelente relato...

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    1. Verdad, querida Pizpireta!! Muchas gracias por la oportunidad de compartir mis pensamientos sobre esa temática con los lectores correveidilianos! Besotes

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  2. Gracias Duquesa, me gusta muchísimo lo que tú escribes!!! Son reflexiones riquísimas... yo las aprovecho como aprendizado siempre.

    Te deseo una buena semana.
    Duquesa.

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  3. Zorro, querido!!! He ganado el día!!!! Gracias por siempre incentivarme en mis trabajos!!! También apriendo muchísimo contigo!!! Besotes y hasta el sábado!!!

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