Me desesperé, todo lo
que quería era huir, dejar aquel lugar para siempre. Sin embargo, no tenía cómo
partir, habíamos venido juntos en el mismo coche que un primo. ¿Cómo les iba a explicar
que tuve un sueño que me pareció muy real, que me quedé con mucho miedo y que quería
irme? No, no podía. Mi marido se levantó de pronto porque, al parecer, lo
agarré con mucha fuerza y él me miró con una cara muy rara, porque dijo que yo
había hecho un ruido muy siniestro, pero estaba segura que cuando el “polvo
rojo” me rozó también me golpeó, tenía certeza de que había dicho: “Amore”.
Le conté el sueño y
cuando dijo que eran las 02:22, él se quedó muy callado y empezó a caminar por
los rincones de la cabaña, como si estuviera buscando algo. Estaba tan
nerviosa, que grité: "-¿Qué estás buscando? ¡El que busca siempre
encuentra!" Encendí todas las luces y me acosté junto a él, pero muy
apretada contra su cuerpo porque tenía muchísimo miedo. Ya no tenía ganas de
dormir, porque temía que el espíritu volviese y me golpease o me hiciese algo
peor. No obstante, estaba tan cansada, que acabé durmiéndome… De repente, mi
marido salta de golpe de la cama y dice: "-¿Viste la luz blanca y oíste un
ruido fortísimo, como el de una turbina?"
La verdad es que yo
no oí nada, pero fue verdad que cuando me desperté parecía que en la habitación
había unas luces muy blancas, como si fueran del flash de una cámara fotográfica.
Era extraño, porque la ventana era de madera y fuera solo había árboles y nada
de luces, todo oscuro… Pensé que era algo de nuestra imaginación, pero él me
miró, y dijo: "-¡Son las 03:33!" ¡Una locura! Me quedé despierta durante
mucho tiempo, luchando contra el sueño, hasta que me venció.
Al día siguiente,
arreglé nuestras mochilas, me duché y bajamos hacia el comedor para el
desayuno, puesto que luego cogeríamos un autobús para volvernos a São Paulo. Entramos
en la cola del comedor, al lado había algunas mesas, y fue cuando me di cuenta
de que la pareja -con la que había hablado la noche antes- ya estaba comiendo,
nos miraron y nos dijeron:
"-Buenos días, ¿durmieron bien?" Y en seguida añadieron: “¿Les ha pasado algo?”
"-Buenos días, ¿durmieron bien?" Y en seguida añadieron: “¿Les ha pasado algo?”
Me quedé sin color.
Pensé, ¿cómo lo supieron?
Nos sentamos con
ellos y les conté lo que me había pasado, y empezaron a preguntarme cómo era el
espíritu, si era mulato, qué ropa llevaba, y yo se lo describí; ellos
escuchaban y contestaban a todo con una gran naturalidad.
Al final de mi
relato, ellos se miraron, miraron hacia mí y me dijeron: “-Este hombre/espíritu,
es el guardián de la 'Ciudad de las Estrellas' (nombre de la posada)". Me
explicaron que no pasaba nada, que no era nada malo, entonces me quedé “tranquila”.
Por otro lado, no dijimos nada con respecto a la luz blanca que pensamos que
vimos ni del ruido de turbina que mi marido había oído. Pero la hora a la que
esto pasó (a las 03:33) no salía de mi pensamiento.
Cuando estábamos
fuera del comedor escuché cómo una chica le pregunta a alguien si había
escuchado un ruido muy fuerte durante la madrugada. Por fin, decidimos quedarnos
y, hasta hoy, todos los festivos volvemos a la posada, es como si algo nos llamase...
!!Menudo relato!! La verdad es que solo hay dos alternativas: o uno se muere de miedo o, como Alessandra, supera el miedo y disfruta de la magia del lugar. Gracias por compartir esta historia curiosa a la par que inquietante... estaba deseosa de saber qué más había sucedido.
ResponderEliminarQué historia escalofriante!
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