La búsqueda del conocimiento y el deseo de
comprender el universo que los cercaba, llevó a los primitivos seres humanos a
especular sobre el origen de todo lo que existía. La naturaleza del universo,
su esencia y sus características siempre fueron temas recurrentes en las más
diversas civilizaciones y culturas.
Para los primeros hombres, el hecho de que el
Sol y la Luna surgiesen todos los días en el cielo, era motivo de asombro y alivio.
Eventos como la erupción de un volcán o el reverberar de un trueno solamente
podrían ser atribuidos a los dioses.
Los primitivos, en sus creencias, veían en
los dioses las mismas cualidades y defectos de los humanos. De esta manera,
muchos de los fenómenos naturales eran tomados como demostraciones del ánimo de
las divinidades. Por lo tanto, para mantener una convivencia armoniosa con lo sagrado,
fueron creados rituales y ceremonias. Sin saberlo, aquí se estaban creando las
bases para el desarrollo de las religiones.
Un estudio, con más criterio sobre el
funcionamiento de la naturaleza, permitió mayores y mejores cosechas. Así empezaban
los rudimentos de la ciencia, los cuales después de evolucionados, llevaron a las
antiguas civilizaciones a conquistar el mundo y a edificar imperios.
Retomando la argumentación inicial, tener
pleno conocimiento de todo lo que está a nuestro alrededor es una
particularidad de nuestra especie. Esta es la razón por la cual nuestros
ancestros necesitaban explicar el origen del universo. Sería extremadamente
difícil para ellos vivir en un mundo del cual no conocían ni el cómo ni el porqué
de su surgimiento.
En consecuencia, los primeros humanos se
atrevieron a engendrar razonamientos sobre todas las cosas. Esta osadía se arraigó
para siempre en nuestro espíritu. Jamás dejamos de osar en nuestra persecución
del conocimiento y creo que jamás dejaremos de hacerlo. Hoy en día intentamos
conquistar el espacio, seguramente convirtiendo en realidad el sueño de uno de
nuestros ancestros que osó mirar a las estrellas sin miedo, pero sí con una
dosis adecuada de curiosidad.
Pepe
Cocodrilo
(Adaptado de diversas
fuentes)
!!Si los hombres de antiguamente supiesen que acabaría llamándose Cervantes a una estrella jamás lo hubieran creído!! Sin duda, excelente texto Pepe Cocodrilo, gracias una vez más.
ResponderEliminarQuerida Marta, buenos días.
ResponderEliminarGracias por tus palabras de incentivo. Osar es un verbo que debemos conjugar siempre y siempre...
Beso cariñoso