domingo, 7 de febrero de 2016

Movimientos Migratorios: Brasil, un país de brazos abiertos

Como un país colonia, Brasil tiene su historia marcada por la inmigración y por el mestizaje de pueblos.

La inmigración comenzó en Brasil en 1530, cuando se instaló un sistema relativamente organizado de ocupación y de explotación de las nuevas tierras. La tendencia se acentuó a partir de 1534, cuando el territorio se dividió en "capitanías hereditarias" y se formaron importantes centros sociales en São Vicente y Pernambuco. Fue un movimiento al mismo tiempo colonizador y poblador, una vez que ha contribuido para formar lo que se convertiría en la población brasileña, especialmente en un proceso de mestizaje que incorporó a portugueses, negros e indios. La creación del gobierno general en 1549 atrajo a muchos portugueses a Bahía. Desde entonces, la migración se ha vuelto más constante.

El descubrimiento de oro y la minería de diamantes en Minas Gerais fue el gran factor de atracción migratoria. Se estima que en los cincuenta primeros años del siglo XVIII llegaron, tan solo a Minas Gerais, más de 900 000 personas. En este mismo siglo, también se observa otra migración: los azoreanos a Santa Catarina, Rio Grande do Sul y Amazonas. Es imposible, sin embargo, especificar el número de esclavos traídos durante el período de la vigencia de la esclavitud, desde el siglo XVI hasta el XIX, pero se acepta que había alrededor de cinco a seis millones. El negro africano ha contribuido a la formación de la población brasileña y para el desarrollo económico del país.

La entrada de extranjeros en Brasil estaba prohibida por la legislación portuguesa en el período colonial, pero eso no impidió que los españoles llegasen entre 1580 y 1640, cuando se unieron las dos coronas; además de los judíos (procedentes principalmente de la Península Ibérica), ingleses, franceses y holandeses. Esporádicamente, viajaron a Brasil científicos, misioneros, marineros y piratas ingleses, italianos o alemanes.

Sin embargo, es el segundo "momento" de la fuerte ola migratoria cuando Brasil recibe la mayor parte de su población extranjera. Se puede afirmar que la inmigración en sí ocurre a partir de 1808, en vísperas de la independencia, cuando se instaló un flujo permanente de europeos en Brasil. Dos mil suizos y mil alemanes se asientan en Brasil en ese momento, alentados por la apertura de los puertos a las naciones amigas. Desde la abolición de la esclavitud en 1888, cuando el trabajo libre ganó expresión social, la inmigración se disparó, preferentemente hacia el sur, pero también en la región de São Paulo, donde hasta entonces las haciendas de café se basaban en el trabajo esclavo.

Después de la abolición, en solo diez años (1890 a 1900) entraron en Brasil más de 1,4 millones de inmigrantes, el doble del número de entradas que las registradas en los ochenta años anteriores (1808 a 1888). En el siglo XX, la migración mostró irregularidades debido a factores externos - las dos Guerras mundiales, la recuperación europea después de la guerra, la crisis nipona -, pero también debido a factores internos. A principios del siglo XX, por ejemplo, se detectó en São Paulo una salida importante de inmigrantes, especialmente los italianos, que fueron a Argentina. Al mismo tiempo comienza la inmigración japonesa, que alcanza, en cincuenta años, gran importancia. Según el censo de 1950, los japoneses eran la cuarta colonia en Brasil en número de inmigrantes, con el 10,6% de los extranjeros registrados.


Un País de muchas colonias

Italianos trabajadores


La emigración de italianos hacia Brasil fue muy intensa entre los años 1880 y 1930 debido a la necesidad de personas para trabajar en las labores del café. Los inmigrantes hoy en día están principalmente por el sur y sudeste de Brasil y, según la estimativa de la Embajada italiana en Brasil, en 2013 vivían en  este país cerca de 30 millones de descendientes de italianos, o sea, un 15% de la población de Brasil o, lo que es lo mismo, casi la mitad del estado de São Paulo. 

El proceso de industrialización en Europa, el crecimiento de la población de este viejo continente que aumentó casi 2 veces en un mismo siglo y las pocas oportunidades de trabajo generaron la necesidad de que sus habitantes buscasen otros locales de trabajo brazal, es lo que la Historia conoció como el cambio del sistema de producción feudal para el sistema capitalista. Esos campesinos salían de las haciendas buscando trabajo en las ciudades, después en países vecinos y cuando ya no tenían más opciones se aventuraban a ir a otro continente.

Después del fin de la esclavización del pueblo africano, había una escasez grande de mano de obra en las tierras  de cultivo del café, que prosperaban en São Paulo, y necesitaban mano de obra superior a la existente. Fue así que el gobierno brasileño empezó una campaña para atraer inmigrantes, muchas veces pagando los costes del viaje en navío del continente europeo hacia Brasil. Los italianos eran un pueblo muy solicitado por los dueños de las haciendas, porque además de ser blancos (de tez) eran católicos. De los 11 millones de inmigrantes que vinieron para América Latina, el 38% eran italianos, el 28% españoles, el 11% portugueses y, los restantes, de otras nacionalidades.

En el siglo XX llegaron a Italia noticias de las malas condiciones de trabajo y de vivienda de las familias italianas que vivían en Brasil. Esas informaciones se difundieron con rapidez, haciendo que las personas no tuvieran más interés en ir a vivir a Brasil.


Los bolivianos y el subempleo


Los bolivianos comienzan a ir a Brasil durante la década de 1950, pero la inmigración actual en masa empieza en la década de 1980. Los primeros en emigrar de Bolivia a Brasil eran estudiantes que se habían trasladado a São Paulo, en programas de intercambio académico entre Brasil y Bolivia.

Desde el final de la década de los 70, el perfil de este emigrante ha cambiado y se ha intensificado. En los años 80, poco a poco, fueron cada llegando cada vez más bolivianos. Los números varían dependiendo de la fuente, pero es un hecho que la información dada por los medios de comunicación difiere de  las estimaciones tanto académicas como oficiales. La Policía Federal estima que hay unos 32 000 bolivianos viviendo en todo el territorio brasileño; ya, en cambio la Pastoral de Inmigrantes cree que los números son alrededor de 60 000 y el Ministerio de Trabajo calcula que hay entre 10 000 y 30 000 bolivianos en Brasil. 

De acuerdo con el Consulado de Bolivia, este número llega a los 100 000 inmigrantes, eso solo en la ciudad de São Paulo, en 2013, y considerando también a los inmigrantes que viven ilegalmente. En 2014, ese número habría aumentado a 340 000. La comunidad boliviana en São Paulo, sin embargo, cree que ya son al menos 500 000 inmigrantes bolivianos, entre legales e ilegales, los que vivirían solamente en esta ciudad. En São Paulo, hacía tiempo que los inmigrantes japoneses e italianos representaban las mayores colonias de extranjeros en la ciudad. Hoy en día, detrás de los portugueses, la colonia boliviana es la segunda más numerosa de la ciudad más grande de todo Brasil.

Los representantes de la primera generación de inmigrantes bolivianos en la metrópoli de São Paulo (que llegaron entre los años 50 y 60) tienen ascendencia europea y viven hoy en los barrios principales. Tienen mayor formación y completaron carreras académicas. Ya el perfil del inmigrante boliviano, sin embargo, cambia dramáticamente en los años 80, con la llegada de trabajadores no cualificados, viviendo la mayoría de ellos en las afueras de los barrios de la ciudad.

La gran parte de los bolivianos que llegan a Brasil provienen de las principales ciudades de Bolivia, como Cochabamba, La Paz y El Alto. La mayoría de los bolivianos que viven en las grandes ciudades trabajan en la industria manufacturera, un término que abarca la industria textil, aunque también hay un porcentaje menor en el comercio. Según algunos investigadores, una gran proporción de bolivianos que trabajan en la industria textil brasileña es de la ciudad de El Alto, dada la experiencia local en este tipo de industria.

El perfil del inmigrante también se ha ido convirtiendo, siendo cada vez más familiar y con una tendencia a la igualdad de género. Alrededor del 40% de los bolivianos migran a la ciudad de São Paulo, mientras que un porcentaje menor -alrededor del 5%- están en la ciudad de Rio de Janeiro y en las regiones fronterizas de Corumbá (MS) y Guajará-Mirim (RO).

São Paulo es, así, el principal destino de la inmigración boliviana actual, pero la integración con la población local está lejos de ser una realidad. La apariencia indígena, la barrera del idioma y la decadencia cultural propagan la discriminación. Además de la discriminación, se ha producido un aumento progresivo de la entrada de inmigrantes ilegales procedentes de Bolivia. Las condiciones de vida y el trabajo de estos inmigrantes rayan con la esclavitud y, con frecuencia, se pueden leer noticias sobre las familias y los grupos de inmigrantes bolivianos que trabajan en condiciones infrahumanas en pequeños talleres textiles clandestinos.

Algunas investigaciones muestran que, por otro lado, los bolivianos no suelen permanecer en Brasil por un largo período de tiempo. El objetivo es trabajar un par de temporadas con el fin de ahorrar cierta cantidad de dinero que les permita la compra de alguna propiedad y regresar a su país de origen.

No hay, a corto plazo, ninguna perspectiva de mejora en la situación de los inmigrantes bolivianos en Brasil, algo que a su vez dependería de un esfuerzo conjunto y eficiente del Poder Ejecutivo Federal, de los Poderes Ejecutivos locales, del Ministerio de Trabajo y, no menos importante, de la iniciativa privada que explota a la mano de obra inmigrante.


Brasil, un refugio para los sirios



Desde el comienzo de la crisis en Siria, Brasil ha sido un refugio para más sirios que los principales puertos de destino de los refugiados en Europa. Según datos del CONARE (Comité Nacional para los Refugiados), organismo vinculado con el Ministerio de Justicia brasileño, 2077 sirios recibieron la condición de "refugiados" por parte del gobierno de Brasil, desde 2011 hasta agosto de 2015. Se trata de la nacionalidad con más refugiados reconocidos en Brasil.

El número es más alto que en los EE.UU. o en los países del sur de Europa, donde reciben un gran número de inmigrantes ilegales ─no solo sirios, sino también de todo Oriente Medio y de África─ que cruzan el Mediterráneo en busca de refugio.

A pesar de la distancia que separa Brasil de Siria (10 000 kilómetros), el gobierno brasileño ha mantenido una política diferente a la de muchos países europeos con respecto a los refugiados sirios. Hace unos dos años, varias normativas fueron publicadas para facilitar la expedición de visas para los inmigrantes de este país. Desde entonces, muchos sirios han elegido Brasil como destino para escapar de la guerra y de la pobreza.

Según el Ministerio de Asuntos Exteriores, el número de visas expedidos cada mes por los ciudadanos sirios en una sola de las Embajadas brasileñas en Oriente Medio es ahora cuatro veces mayor que antes de la crisis en 2011, año en el que los rebeldes intentaron tomar el poder en el país y se enfrentaron con las fuerzas de seguridad del presidente sirio Bashar Al-Assad.

Actualmente la expedición del documento se concentra principalmente en la Embajada de Brasil en Beirut (Líbano), Ammán (Jordania) y Estambul (Turquía). La representación diplomática en Damasco (Siria) fue cerrada en 2012 por razones de seguridad. "En el pasado, emitíamos 20 visas al mes. Hoy en día son 20 por semana. Pero ya hemos emitido más", informó un diplomático brasileño. "Se trata de personas con todos los perfiles socio-económicos. Hay desde campesinos a ingenieros y abogados, muchos de ellos con títulos de posgrado", agregó.

Brasil ha mantenido una política de puertas abiertas para los refugiados sirios. El número es aún bajo, en gran parte debido a la ubicación geográfica, pero sin duda es un ejemplo a seguir a nivel mundial. A diferencia de otros países, mientras esperan la concesión del permiso, los refugiados en Brasil ya pueden trabajar y tener acceso a la salud y a la educación públicas. Un desafío natural es integrar al refugiado en la sociedad brasileña, tanto social como culturalmente, pero la manera cariñosa como los brasileños reciben a los sirios hace que todo se vuelva más fácil.

Conclusión

Brasil, un país cuya población se formó del mestizaje de diversos pueblos, siempre fue – y sigue siéndolo – una nación abierta a los extranjeros. En los primeros siglos, desde el descubrimiento, los movimientos migratorios voluntarios a Brasil se originaban desde países europeos, con la gente que buscaba mejores oportunidades de trabajo en una sociedad y economía nueva. Más recientemente, ese movimiento se origina más desde otro tipo de países: subdesarrollados, asolados por la miseria, bajo el régimen de gobiernos dictatoriales o castigados por guerras civiles y que buscan una oportunidad: la de vivir en un país con democracia.

A pesar de la experiencia positiva con los refugiados sirios, no hay ninguna preparación específica, en el país, para recibir a los extranjeros. Las leyes no los preservan ni los protegen. La inmigración ilegal se extiende por todo el país y las investigaciones o detenciones son muy puntuales. Ni tan siquiera los inmigrantes legales pasan por un proceso adecuado de integración ni tampoco hay un plan del Ministerio de Trabajo para el potencial desarrollo de su propio mercado, ya sea para los nativos o para los extranjeros.

Como fundamento de su Historia, Brasil tiene que mantenerse abierto a los extranjeros sí, pero tampoco se puede recibir a los inmigrantes de esta manera desorganizada y mal planeada. Es necesario que el gobierno y la sociedad comprendan el mundo globalizado en el que vivimos hoy y busquen soluciones más adecuadas a nivel mundial.

Mariana, Alessandro y Keylla

2 comentarios:

  1. Me ha parecido muy interesante el vínculo que mantiene Brasil con su país vecino, Bolivia, amén de los ecos del pueblo sirio que resuenan en este trabajo y que ya habíamos empezamos a conocer de una manera más pormenorizada la semana pasada. Muy bonito trabajo, gracias a todos!!

    ResponderEliminar
  2. El texto me hace recuerdar el gran mosaico que es nuestro pais, así como mi descendiencia de: italianos, portugueses, alemanes y un poquito de Brasil decmis queridos indigenas.
    Esto es Brasil.


    ResponderEliminar