Como un país colonia, Brasil
tiene su historia marcada por la inmigración y por el mestizaje de pueblos.
La inmigración comenzó en
Brasil en 1530, cuando se instaló un sistema relativamente organizado de
ocupación y de explotación de las nuevas tierras. La tendencia se acentuó a
partir de 1534, cuando el territorio se dividió en "capitanías
hereditarias" y se formaron importantes centros sociales en São Vicente y
Pernambuco. Fue un movimiento al mismo tiempo colonizador y poblador, una vez
que ha contribuido para formar lo que se convertiría en la población brasileña,
especialmente en un proceso de mestizaje que incorporó a portugueses, negros e
indios. La creación del gobierno
general en 1549 atrajo a muchos portugueses a Bahía. Desde entonces, la
migración se ha vuelto más constante.
El descubrimiento de oro y la
minería de diamantes en Minas Gerais fue el gran factor de atracción
migratoria. Se estima que en los cincuenta primeros años del siglo XVIII
llegaron, tan solo a Minas Gerais, más de 900 000 personas. En este mismo
siglo, también se observa otra migración: los azoreanos a Santa Catarina, Rio
Grande do Sul y Amazonas. Es imposible, sin embargo,
especificar el número de esclavos traídos durante el período de la vigencia de
la esclavitud, desde el siglo XVI hasta el XIX, pero se acepta que había
alrededor de cinco a seis millones. El negro africano ha contribuido a la
formación de la población brasileña y para el desarrollo económico del país.
La entrada de extranjeros en
Brasil estaba prohibida por la legislación portuguesa en el período colonial,
pero eso no impidió que los españoles llegasen entre 1580 y 1640, cuando se
unieron las dos coronas; además de los judíos (procedentes principalmente de la
Península Ibérica), ingleses, franceses y holandeses. Esporádicamente, viajaron
a Brasil científicos, misioneros, marineros y piratas ingleses, italianos o
alemanes.
Sin embargo, es el segundo
"momento" de la fuerte ola migratoria cuando Brasil recibe la mayor
parte de su población extranjera. Se puede afirmar que la
inmigración en sí ocurre a partir de 1808, en vísperas de la independencia,
cuando se instaló un flujo permanente de europeos en Brasil. Dos mil suizos y
mil alemanes se asientan en Brasil en ese momento, alentados por la apertura de
los puertos a las naciones amigas. Desde la abolición de la
esclavitud en 1888, cuando el trabajo libre ganó expresión social, la
inmigración se disparó, preferentemente hacia el sur, pero también en la región
de São Paulo, donde hasta entonces las haciendas de café se basaban en el
trabajo esclavo.
Después de la abolición, en solo
diez años (1890 a 1900) entraron en Brasil más de 1,4 millones de inmigrantes,
el doble del número de entradas que las registradas en los ochenta años
anteriores (1808 a 1888). En el siglo XX, la migración mostró
irregularidades debido a factores externos - las dos Guerras mundiales, la
recuperación europea después de la guerra, la crisis nipona -, pero también
debido a factores internos. A principios del siglo XX, por ejemplo, se detectó
en São Paulo una salida importante de inmigrantes, especialmente los italianos,
que fueron a Argentina. Al mismo tiempo comienza la inmigración japonesa, que
alcanza, en cincuenta años, gran importancia. Según el censo de 1950, los
japoneses eran la cuarta colonia en Brasil en número de inmigrantes, con el
10,6% de los extranjeros registrados.
Un País de muchas colonias
Italianos trabajadores
La emigración de italianos hacia Brasil fue muy intensa entre los años 1880 y 1930 debido a la necesidad de personas para trabajar en las labores del café. Los inmigrantes hoy en día están principalmente por el sur y sudeste de Brasil y, según la estimativa de la Embajada italiana en Brasil, en 2013 vivían en este país cerca de 30 millones de descendientes de italianos, o sea, un 15% de la población de Brasil o, lo que es lo mismo, casi la mitad del estado de São Paulo.
El proceso de industrialización en
Europa, el crecimiento de la población de este viejo continente que aumentó
casi 2 veces en un mismo siglo y las pocas oportunidades de trabajo generaron
la necesidad de que sus habitantes buscasen otros locales de trabajo brazal, es
lo que la Historia conoció como el cambio del sistema de producción feudal
para el sistema capitalista. Esos campesinos salían de las haciendas buscando
trabajo en las ciudades, después en países vecinos y cuando ya no tenían más
opciones se aventuraban a ir a otro continente.
Después del fin de la esclavización
del pueblo africano, había una escasez grande de mano de obra en las tierras de cultivo del café, que prosperaban en São Paulo, y necesitaban mano de
obra superior a la existente. Fue así que el gobierno brasileño empezó una
campaña para atraer inmigrantes, muchas veces pagando los costes del viaje en
navío del continente europeo hacia Brasil. Los italianos eran un pueblo muy solicitado
por los dueños de las haciendas, porque además de ser blancos (de tez) eran
católicos. De los 11 millones de inmigrantes que vinieron para América Latina, el
38% eran italianos, el 28% españoles, el 11% portugueses y, los restantes, de
otras nacionalidades.
En el siglo XX llegaron a Italia
noticias de las malas condiciones de trabajo y de vivienda de las familias
italianas que vivían en Brasil. Esas informaciones se difundieron con rapidez,
haciendo que las personas no tuvieran más interés en ir a vivir a Brasil.
Los bolivianos y el subempleo
Los bolivianos comienzan a ir a Brasil durante la década de 1950, pero la inmigración actual en masa empieza en la década de 1980. Los primeros en emigrar de Bolivia a Brasil eran estudiantes que se habían trasladado a São Paulo, en programas de intercambio académico entre Brasil y Bolivia.
Desde el final de la década de los 70,
el perfil de este emigrante ha cambiado y se ha intensificado. En los años 80,
poco a poco, fueron cada llegando cada vez más bolivianos. Los números varían
dependiendo de la fuente, pero es un hecho que la información dada por los
medios de comunicación difiere de las
estimaciones tanto académicas como oficiales. La Policía Federal estima que hay
unos 32 000 bolivianos viviendo en todo el territorio brasileño; ya, en cambio
la Pastoral de Inmigrantes cree que los números son alrededor de 60 000 y el
Ministerio de Trabajo calcula que hay entre 10 000 y 30 000 bolivianos en
Brasil.
De acuerdo con el Consulado de Bolivia, este número llega a los 100 000 inmigrantes, eso solo en la ciudad de São Paulo, en 2013, y considerando también a los inmigrantes que viven ilegalmente. En 2014, ese número habría aumentado a 340 000. La comunidad boliviana en São Paulo, sin embargo, cree que ya son al menos 500 000 inmigrantes bolivianos, entre legales e ilegales, los que vivirían solamente en esta ciudad. En São Paulo, hacía tiempo que los inmigrantes japoneses e italianos representaban las mayores colonias de extranjeros en la ciudad. Hoy en día, detrás de los portugueses, la colonia boliviana es la segunda más numerosa de la ciudad más grande de todo Brasil.
De acuerdo con el Consulado de Bolivia, este número llega a los 100 000 inmigrantes, eso solo en la ciudad de São Paulo, en 2013, y considerando también a los inmigrantes que viven ilegalmente. En 2014, ese número habría aumentado a 340 000. La comunidad boliviana en São Paulo, sin embargo, cree que ya son al menos 500 000 inmigrantes bolivianos, entre legales e ilegales, los que vivirían solamente en esta ciudad. En São Paulo, hacía tiempo que los inmigrantes japoneses e italianos representaban las mayores colonias de extranjeros en la ciudad. Hoy en día, detrás de los portugueses, la colonia boliviana es la segunda más numerosa de la ciudad más grande de todo Brasil.
Los representantes de la
primera generación de inmigrantes bolivianos en la metrópoli de São Paulo (que
llegaron entre los años 50 y 60) tienen ascendencia europea y viven hoy en los
barrios principales. Tienen mayor formación y completaron carreras académicas. Ya
el perfil del inmigrante boliviano, sin embargo, cambia dramáticamente en los
años 80, con la llegada de trabajadores no cualificados, viviendo la mayoría de
ellos en las afueras de los barrios de la ciudad.
La gran parte de los bolivianos
que llegan a Brasil provienen de las principales ciudades de Bolivia, como
Cochabamba, La Paz y El Alto. La mayoría de los bolivianos que viven en las
grandes ciudades trabajan en la industria manufacturera, un término que abarca
la industria textil, aunque también hay un porcentaje menor en el comercio.
Según algunos investigadores, una gran proporción de bolivianos que trabajan en
la industria textil brasileña es de la ciudad de El Alto, dada la experiencia
local en este tipo de industria.
El perfil del inmigrante
también se ha ido convirtiendo, siendo cada vez más familiar y con una
tendencia a la igualdad de género. Alrededor del 40% de los bolivianos migran a
la ciudad de São Paulo, mientras que un porcentaje menor -alrededor del 5%-
están en la ciudad de Rio de Janeiro y en las regiones fronterizas de Corumbá
(MS) y Guajará-Mirim (RO).
São Paulo es, así, el
principal destino de la inmigración boliviana actual, pero la integración con
la población local está lejos de ser una realidad. La apariencia indígena, la
barrera del idioma y la decadencia cultural propagan la discriminación. Además
de la discriminación, se ha producido un aumento progresivo de la entrada de
inmigrantes ilegales procedentes de Bolivia. Las condiciones de vida y el
trabajo de estos inmigrantes rayan con la esclavitud y, con frecuencia, se
pueden leer noticias sobre las familias y los grupos de inmigrantes bolivianos
que trabajan en condiciones infrahumanas en pequeños talleres textiles
clandestinos.
Algunas investigaciones
muestran que, por otro lado, los bolivianos no suelen permanecer en Brasil por
un largo período de tiempo. El objetivo es trabajar un par de temporadas con el
fin de ahorrar cierta cantidad de dinero que les permita la compra de alguna
propiedad y regresar a su país de origen.
No hay, a corto plazo, ninguna
perspectiva de mejora en la situación de los inmigrantes bolivianos en Brasil, algo
que a su vez dependería de un esfuerzo conjunto y eficiente del Poder Ejecutivo
Federal, de los Poderes Ejecutivos locales, del Ministerio de Trabajo y, no
menos importante, de la iniciativa privada que explota a la mano de obra
inmigrante.
Desde el comienzo de la crisis en
Siria, Brasil ha sido un refugio para más sirios que los principales puertos de
destino de los refugiados en Europa. Según datos del CONARE (Comité Nacional
para los Refugiados), organismo vinculado con el Ministerio de Justicia
brasileño, 2077 sirios recibieron la condición de "refugiados" por
parte del gobierno de Brasil, desde 2011 hasta agosto de 2015. Se trata de la
nacionalidad con más refugiados reconocidos en Brasil.
El número es más alto que en los
EE.UU. o en los países del sur de Europa, donde reciben un gran número de
inmigrantes ilegales ─no solo sirios, sino también de todo Oriente Medio y de África─
que cruzan el Mediterráneo en busca de refugio.
A pesar de la distancia que separa Brasil
de Siria (10 000 kilómetros), el gobierno brasileño ha mantenido una política
diferente a la de muchos países europeos con respecto a los refugiados sirios.
Hace unos dos años, varias normativas fueron publicadas para facilitar la
expedición de visas para los inmigrantes de este país. Desde entonces, muchos
sirios han elegido Brasil como destino para escapar de la guerra y de la
pobreza.
Según el Ministerio de Asuntos Exteriores,
el número de visas expedidos cada mes por los ciudadanos sirios en una sola de
las Embajadas brasileñas en Oriente Medio es ahora cuatro veces mayor que antes
de la crisis en 2011, año en el que los rebeldes intentaron tomar el poder en
el país y se enfrentaron con las fuerzas de seguridad del presidente sirio Bashar
Al-Assad.
Actualmente la expedición del
documento se concentra principalmente en la Embajada de Brasil en Beirut
(Líbano), Ammán (Jordania) y Estambul (Turquía). La representación diplomática
en Damasco (Siria) fue cerrada en 2012 por razones de seguridad. "En el
pasado, emitíamos 20 visas al mes. Hoy en día son 20 por semana. Pero ya hemos
emitido más", informó un diplomático brasileño. "Se trata de personas
con todos los perfiles socio-económicos. Hay desde campesinos a ingenieros y
abogados, muchos de ellos con títulos de posgrado", agregó.
Brasil ha mantenido una política de puertas abiertas para los
refugiados sirios. El número es aún bajo, en gran parte debido a la ubicación
geográfica, pero sin duda es un ejemplo a seguir a nivel mundial. A diferencia
de otros países, mientras esperan la concesión del permiso, los refugiados en
Brasil ya pueden trabajar y tener acceso a la salud y a la educación públicas. Un
desafío natural es integrar al refugiado en la sociedad brasileña, tanto social
como culturalmente, pero la manera cariñosa
como los brasileños reciben a los sirios hace que todo se vuelva más fácil.
Conclusión
Brasil, un país cuya población se
formó del mestizaje de diversos pueblos, siempre fue – y
sigue siéndolo – una nación abierta a los extranjeros. En los primeros siglos, desde el
descubrimiento, los movimientos migratorios voluntarios a Brasil se originaban
desde países europeos, con la gente que buscaba mejores oportunidades de
trabajo en una sociedad y economía nueva. Más recientemente, ese movimiento se
origina más desde otro tipo de países: subdesarrollados, asolados por la
miseria, bajo el régimen de gobiernos dictatoriales o castigados por guerras
civiles y que buscan una oportunidad: la
de vivir en un país con democracia.
A pesar de la experiencia positiva con
los refugiados sirios, no hay ninguna preparación específica, en el país, para
recibir a los extranjeros. Las leyes no los preservan ni los protegen. La
inmigración ilegal se extiende por todo el país y las investigaciones o
detenciones son muy puntuales. Ni tan siquiera los inmigrantes legales pasan
por un proceso adecuado de integración ni tampoco hay un plan del Ministerio de
Trabajo para el potencial desarrollo de su propio mercado, ya sea para los
nativos o para los extranjeros.
Como fundamento de su Historia, Brasil
tiene que mantenerse abierto a los extranjeros sí, pero tampoco se puede
recibir a los inmigrantes de esta manera desorganizada y mal planeada. Es necesario
que el gobierno y la sociedad comprendan el mundo globalizado en el que vivimos
hoy y busquen soluciones más adecuadas a nivel mundial.
Mariana, Alessandro y Keylla
Me ha parecido muy interesante el vínculo que mantiene Brasil con su país vecino, Bolivia, amén de los ecos del pueblo sirio que resuenan en este trabajo y que ya habíamos empezamos a conocer de una manera más pormenorizada la semana pasada. Muy bonito trabajo, gracias a todos!!
ResponderEliminarEl texto me hace recuerdar el gran mosaico que es nuestro pais, así como mi descendiencia de: italianos, portugueses, alemanes y un poquito de Brasil decmis queridos indigenas.
ResponderEliminarEsto es Brasil.