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Consecuencias
Los prisioneros, tras ser sometidos a un trato sádico, humillaciones
reiteradas y una opresión brutal, que les dejaba físicamente extenuados y
mentalmente bloqueados, sufrieron trastornos
y desórdenes emocionales muy graves, incluyendo depresiones profundas.
En algunos casos, se produjo un reflejo físico de todo esto como, por ejemplo, el
sarpullido psicosomático que le salió a un prisionero cuando su libertad
condicional fue rechazada.
No se podía
pensar con claridad. La comunicación entre prisioneros se hizo difusa. Se oían llantos en las celdas, el
estrés y el pánico dominaban. Mientras tanto, el sadismo de los guardias iba en
aumento. Dos prisioneros sufrieron traumas tan graves que fueron reemplazados
durante el experimento. Uno de sus reemplazos se quedó tan impactado por el
trato al que los guardias sometían a sus compañeros, que inició una huelga de hambre.
Como castigo, a
este hombre lo recluyeron en un pequeño cubículo y le obligaron a sostener las
salchichas que se había negado a comer. Sus “compañeros prisioneros”, en lugar
de verlo como un recién llegado que había decidido solidarizarse con su
durísima situación, lo interpretaron
como un alborotador que acabaría causándoles problemas a todos. Cuando
los guardias detectaron esta actitud, decidieron usarla en su propio beneficio.
Así que ofrecieron,
a los prisioneros renunciar a las mantas y al recluso en huelga de hambre terminar
con el confinamiento, o en su lugar conservar las mantas y permitir que el
confinamiento durase toda la noche. Los reclusos escogieron quedarse con las
mantas, aunque al final Zimbardo entró en escena y obligó a permitir que el
preso en huelga de hambre volviese a su celda.
Fin del experimento
Cuando habían pasado seis días desde que comenzó el experimento,
Zimbardo decidió cancelarlo. El motivo fue la visita de Christina Maslach, una
estudiante, a las instalaciones donde tenía lugar el experimento, para realizar
algunas entrevistas. Ella, que no había tenido constancia de cómo era la rutina
allí, cuestionó la ética y la moralidad de ese entorno, de esas condiciones.
Zimbardo señaló que, de los más de 50 visitantes externos, ella fue la única
que planteó inquietudes acerca de lo que estaba sucediendo allí dentro.
Zimbardo cayó en
la cuenta de que nadie, hasta entonces, había cuestionado algo tan
evidentemente reprobable. Los guardias estaban disfrutando de su rol, los
prisioneros parecían haber aceptado su sometimiento y condiciones y los
investigadores estaban atendiendo al experimento en sí, sin tener en cuenta el
factor humano y los límites de una investigación con personas como sujetos.
Mientras tanto, algunos padres de los voluntarios del
experimento reclamaron la suspensión del experimento y la
"liberación" de sus hijos. Lo hacían tras algunos horarios de
visita concertados durante el mismo. Aunque Zimbardo ordenaba que tanto los
voluntarios como sus celdas estuviesen limpios en esas ocasiones, esta petición
fue inevitable. Se desestimaba en todo momento.
Críticas
En los últimos años, los resultados
del experimento han sido utilizados en numerosos casos judiciales de alto
perfil, con el fin de tratar de demostrar que la cárcel debe tener
instrucciones y pautas claras de las autoridades de más alto nivel. De lo contrario,
se podría producir abuso hacia los prisioneros.
La
verdad es que mucho se ha cuestionado la ética del
“Experimento de la cárcel de Stanford”
y, desde luego, sin controles más estrictos este experimento no sería
autorizado hoy en día. Podría ocasionar un verdadero riesgo para las personas
propensas a desequilibrios mentales y emocionales. Para ser justos con
Zimbardo, la mayoría de estas discusiones tienen lugar en retrospectiva y él no
podía adivinar la internalización e institucionalización que se produciría
durante el estudio.
Otras críticas incluyen la validez de los resultados, ya que fue un experimento de campo en lugar de un experimento científico, por lo que
solo hubo resultados de observación y ninguna evaluación
científica. Además, es muy difícil que alguien replique las condiciones del
experimento. Asimismo, se ha cuestionado la selección de los sujetos, ya que el
texto del anuncio podría haber llamado la atención de personas con más
predisposición hacia la violencia.
Tras
el estudio, muchos de los guardias y presos indicaron que solo estaban actuando,
en lo que creían que se esperaba de ellos, así que no hay consenso sobre si el
estudio realmente retrató la verdadera naturaleza humana o no. Ahora bien, si
este experimento se puede relacionar con verdaderas cárceles, es otro tema. Si
bien el maltrato a los presos se produce en casi todo el mundo, en la mayoría
de las instituciones los guardias son cuidadosamente seleccionados y sometidos
a un proceso de entrenamiento extenso. Zimbardo protegió tanto a los presos
como a los guardias de tendencias no sociales en su experimento.
Otro
punto interesante es que el estudio solo utilizó hombres, mientras que la
mayoría de las cárceles occidentales tienen personal de seguridad de ambos
sexos. Zimbardo también pasó por alto el hecho de que no todos los guardias mostraron
tendencias sádicas, algunos trataron activamente de ayudar a los prisioneros y
mostrar simpatía hacia ellos.
Estudios
posteriores han llegado a la conclusión de que el abuso en las cárceles, a
menudo, viene de arriba hacia abajo y que cuando se dan órdenes, estas pueden
afectar los resultados. Si los guardias hubieran recibido pautas estrictas de
parte de Zimbardo al comienzo, entonces podrían haberse dado menos tendencias
sádicas por parte de los guardias seleccionados para el Experimento.
Recursos
En 2001 se grabó la película El experimento (Título original
en alemán, Das Experiment), dirigida
por Oliver Hirschbiegel. La cinta se presenta bastante fidedigna en el desarrollo,
aunque con un final demasiado cinematográfico. En 2010 se grabó otra película
titulada igual que la primera, pero esta vez en Estados Unidos, bajo la
dirección de Paul Scheuring y protagonizada por Adrien Brody y Forest Whitaker. Se trataba de un remake
de la de 2001 que, si ya de por sí tenía algunas licencias. En esta ocasión se
opta más por abrazar una mayor recaudación en taquillas que por mantenerse fiel
a la trama original.
Por otro lado, se puede echar
un ojo a la página web de Philip Zimbardo y comprobar que, más de 40 años después, sigue siendo alguien bastante
peculiar. Desde allí se enlaza la página web
oficial del Experimento de Stanford, con una larga lista de artículos, enlaces, documentación y hasta un
DVD a la venta. Como curiosidad histórica, están los documentos
originales de la época escaneados con el informe del experimento.
Toma nota
Este experimento ha
ganado su lugar en la Historia como un ejemplo notorio de los efectos inesperados
que pueden producirse cuando se realizan experimentos psicológicos sobre la
naturaleza humana. Aunque muy criticado, demostró que el entorno ejerce una gran influencia en la
conducta. Y como bien afirmaba el pintor español Francisco de Goya, “el sueño de la razón produce monstruos”.
Sin duda, durante el experimento de Stanford
surgieron monstruos. Un ensayo sin mayores pretensiones degeneró
rápidamente y se evidenció muy pronto el lado oscuro y perverso de la
naturaleza humana. En palabras del propio Zimbardo: "Si te pones
una máscara el tiempo suficiente, pierdes la identidad y te conviertes en la
máscara".
Pepe Cocodrilo
Consultas
bibliográficas y citas:
https://www.muyinteresante.es/curiosidades/preguntas-respuestas/en-que-consistio-el-experimento-de-la-prision-de-stanford-981485850918
https://explorable.com/es/experimento-de-la-carcel-de-stanford