A 28 de agosto de 2019
Querido lector:
Ante todo, vengo
por medio de esta carta a cumplir una de las más difíciles tareas que ya me han
propuesto, contestar a la pregunta: “¿Quién es
Carolina?” En verdad, creo que es muy difícil describir a cualquiera, pues se
trata de la naturaleza más compleja, la humana.
Para
empezar diré que no supero 1,68 m, así que soy una mujer de estatura mediana, ni
gorda ni delgada. Tengo ojos verdes y la cara redonda, lo que me hace parecer más
tierna de lo que soy. Tengo el pelo largo, negro y rizado, es alborotado por
naturaleza y sigue su propio humor. Sin embargo, el pelo es el rasgo físico que
más me gusta de mí.
Puedo
incluir que, después de los 30, empecé a llevar gafas, lo que me hace gracia,
puesto que con frecuencia las llevo bajas, en la nariz, como si fuera una figura con
gran discapacidad en la visión.
Por
lo que se refiere a mi personalidad, esta es un tanto excéntrica. Soy demasiado
sincera, del tipo que no le importa agradar a nadie. No soporto la hipocresía
ni los prejuicios. Tengo un sentido del humor irónico, que puede llegar a ser
sarcástico a veces.
Además,
tengo el alma llena de cicatrices, como gran parte de las personas que he
conocido de manera más profunda. Como no me gustan las superficialidades en las
relaciones, tengo muchos conocidos, pero pocos, aunque muy valiosos, amigos.
Me
gusta la Poesía, la Filosofía, la Historia y, sobre todo, el Arte. Una de mis
aficiones es escuchar las historias de vida de las
personas y después me gusta reflexionar sobre el comportamiento humano frente a las más
diferentes experiencias. Además de todo lo dicho, soy extrovertida y creativa.
En
definitiva, aunque pudiera describirme al milímetro en esta carta, las palabras
no me abarcarían por entero, puesto que cada día es un nuevo descubrimiento y,
para mí, el aprendizaje de uno mismo no se agota, los seres humanos
somos universos enteros.
Un
abrazo,
Carol Vogler
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