miércoles, 16 de octubre de 2019

“La cárcel de Stanford” (3) Las consecuencias

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Consecuencias
Los prisioneros, tras ser sometidos a un trato sádico, humillaciones reiteradas y una opresión brutal, que les dejaba físicamente extenuados y mentalmente bloqueados, sufrieron trastornos y desórdenes emocionales muy graves, incluyendo depresiones profundas. En algunos casos, se produjo un reflejo físico de todo esto como, por ejemplo, el sarpullido psicosomático que le salió a un prisionero cuando su libertad condicional fue rechazada.

No se podía pensar con claridad. La comunicación entre prisioneros se hizo difusa. Se oían llantos en las celdas, el estrés y el pánico dominaban. Mientras tanto, el sadismo de los guardias iba en aumento. Dos prisioneros sufrieron traumas tan graves que fueron reemplazados durante el experimento. Uno de sus reemplazos se quedó tan impactado por el trato al que los guardias sometían a sus compañeros, que inició una huelga de hambre.

Como castigo, a este hombre lo recluyeron en un pequeño cubículo y le obligaron a sostener las salchichas que se había negado a comer. Sus “compañeros prisioneros”, en lugar de verlo como un recién llegado que había decidido solidarizarse con su durísima situación, lo interpretaron como un alborotador que acabaría causándoles problemas a todos. Cuando los guardias detectaron esta actitud, decidieron usarla en su propio beneficio.

Así que ofrecieron, a los prisioneros renunciar a las mantas y al recluso en huelga de hambre terminar con el confinamiento, o en su lugar conservar las mantas y permitir que el confinamiento durase toda la noche. Los reclusos escogieron quedarse con las mantas, aunque al final Zimbardo entró en escena y obligó a permitir que el preso en huelga de hambre volviese a su celda.


Fin del experimento
Cuando habían pasado seis días desde que comenzó el experimento, Zimbardo decidió cancelarlo. El motivo fue la visita de Christina Maslach, una estudiante, a las instalaciones donde tenía lugar el experimento, para realizar algunas entrevistas. Ella, que no había tenido constancia de cómo era la rutina allí, cuestionó la ética y la moralidad de ese entorno, de esas condiciones. Zimbardo señaló que, de los más de 50 visitantes externos, ella fue la única que planteó inquietudes acerca de lo que estaba sucediendo allí dentro. 

Zimbardo cayó en la cuenta de que nadie, hasta entonces, había cuestionado algo tan evidentemente reprobable. Los guardias estaban disfrutando de su rol, los prisioneros parecían haber aceptado su sometimiento y condiciones y los investigadores estaban atendiendo al experimento en sí, sin tener en cuenta el factor humano y los límites de una investigación con personas como sujetos.

Mientras tanto, algunos padres de los voluntarios del experimento reclamaron la suspensión del experimento y la "liberación" de sus hijos. Lo hacían tras algunos horarios de visita concertados durante el mismo. Aunque Zimbardo ordenaba que tanto los voluntarios como sus celdas estuviesen limpios en esas ocasiones, esta petición fue inevitable. Se desestimaba en todo momento.


Críticas
En los últimos años, los resultados del experimento han sido utilizados en numerosos casos judiciales de alto perfil, con el fin de tratar de demostrar que la cárcel debe tener instrucciones y pautas claras de las autoridades de más alto nivel. De lo contrario, se podría producir abuso hacia los prisioneros.

La verdad es que mucho se ha cuestionado la ética del “Experimento de la cárcel de Stanford” y, desde luego, sin controles más estrictos este experimento no sería autorizado hoy en día. Podría ocasionar un verdadero riesgo para las personas propensas a desequilibrios mentales y emocionales. Para ser justos con Zimbardo, la mayoría de estas discusiones tienen lugar en retrospectiva y él no podía adivinar la internalización e institucionalización que se produciría durante el estudio.


Otras críticas incluyen la validez de los resultados, ya que fue un experimento de campo en lugar de un experimento científico, por lo que solo hubo resultados de observación y ninguna evaluación científica. Además, es muy difícil que alguien replique las condiciones del experimento. Asimismo, se ha cuestionado la selección de los sujetos, ya que el texto del anuncio podría haber llamado la atención de personas con más predisposición hacia la violencia.

Tras el estudio, muchos de los guardias y presos indicaron que solo estaban actuando, en lo que creían que se esperaba de ellos, así que no hay consenso sobre si el estudio realmente retrató la verdadera naturaleza humana o no. Ahora bien, si este experimento se puede relacionar con verdaderas cárceles, es otro tema. Si bien el maltrato a los presos se produce en casi todo el mundo, en la mayoría de las instituciones los guardias son cuidadosamente seleccionados y sometidos a un proceso de entrenamiento extenso. Zimbardo protegió tanto a los presos como a los guardias de tendencias no sociales en su experimento.

Otro punto interesante es que el estudio solo utilizó hombres, mientras que la mayoría de las cárceles occidentales tienen personal de seguridad de ambos sexos. Zimbardo también pasó por alto el hecho de que no todos los guardias mostraron tendencias sádicas, algunos trataron activamente de ayudar a los prisioneros y mostrar simpatía hacia ellos.

Estudios posteriores han llegado a la conclusión de que el abuso en las cárceles, a menudo, viene de arriba hacia abajo y que cuando se dan órdenes, estas pueden afectar los resultados. Si los guardias hubieran recibido pautas estrictas de parte de Zimbardo al comienzo, entonces podrían haberse dado menos tendencias sádicas por parte de los guardias seleccionados para el Experimento.


Recursos
En 2001 se grabó la película El experimento (Título original en alemán, Das Experiment), dirigida por Oliver Hirschbiegel. La cinta se presenta bastante fidedigna en el desarrollo, aunque con un final demasiado cinematográfico. En 2010 se grabó otra película titulada igual que la primera, pero esta vez en Estados Unidos, bajo la dirección de Paul Scheuring y protagonizada por Adrien Brody y Forest Whitaker. Se trataba de un remake de la de 2001 que, si ya de por sí tenía algunas licencias. En esta ocasión se opta más por abrazar una mayor recaudación en taquillas que por mantenerse fiel a la trama original.

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Por otro lado, se puede echar un ojo a la página web de Philip Zimbardo y comprobar que, más de 40 años después, sigue siendo alguien bastante peculiar. Desde allí se enlaza la página web oficial del Experimento de Stanford, con una larga lista de artículos, enlaces, documentación y hasta un DVD a la venta. Como curiosidad histórica, están los documentos originales de la época escaneados con el informe del experimento.


Toma nota
Este experimento ha ganado su lugar en la Historia como un ejemplo notorio de los efectos inesperados que pueden producirse cuando se realizan experimentos psicológicos sobre la naturaleza humana. Aunque muy criticado, demostró que el entorno ejerce una gran influencia en la conducta. Y como bien afirmaba el pintor español Francisco de Goya, “el sueño de la razón produce monstruos”.
Sin duda, durante el experimento de Stanford surgieron monstruos. Un ensayo sin mayores pretensiones degeneró rápidamente y se evidenció muy pronto el lado oscuro y perverso de la naturaleza humana. En palabras del propio Zimbardo: "Si te pones una máscara el tiempo suficiente, pierdes la identidad y te conviertes en la máscara".


Pepe Cocodrilo


Consultas bibliográficas y citas:
https://www.muyinteresante.es/curiosidades/preguntas-respuestas/en-que-consistio-el-experimento-de-la-prision-de-stanford-981485850918
https://explorable.com/es/experimento-de-la-carcel-de-stanford

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