martes, 4 de julio de 2017

Segunda entrevista colectiva: "Arturo ACCIO, de la A a la Z" (C2-Sábado) 1a Parte

¿De qué tienes miedo? ¿De vampiros, zombis, hombres lobo, cucarachas…? ¿Del amor sombrío o de lo macabro? Esas temáticas, que parecen de siglos pasados, siguen de moda. Así lo prueba la obra de Arturo Accio, amigo y colaborador del Blog Correveidile, que nos ha regalado una visita no física, sino metafísica, desde Guadalajara (México) hasta el Instituto Cervantes de São Paulo (Brasil). Las preguntas fueron contestadas de una manera muy peculiar y reveladora. ¡Te asombrarás con lo divertidas que fueron!

Arturo Accio

Blog Correveidile: ¿Cuándo y cómo empezaste a escribir poesía? Sobre esto no se habla mucho en tu biografía.

A. A.: Mira, dicen que “el poeta nace”, creo que Marta no me dejará mentir, esto es de Cervantes, el narrador se hace y el poeta nace. Entonces, yo cuando era pequeño había una vecina y yo le mandaba dibujitos, porque todavía no sabía escribir, entonces ya después iba y se los aclaraba (risas). Esto es lo que yo quería decir, con los dibujitos, así que no hay “una fecha” como tal, en la que yo haya empezado a escribir. Para mí es tan normal escribir, que pensé que todo el mundo lo hacía, ¡hasta que un día me di cuenta que no! Hubo una época, en la que era adolescente, en la que escribía canciones y pensé que todos mis amigos escribían las canciones. Yo pensé: “Yo puedo escribir seguramente cualquiera”, pero me di cuenta que no. Y en ese darme cuenta, pensaba que todos escribían su diario, como un ejercicio, como una catarsis, como una manera que sale más barato que ir con el psicólogo,… Empecé a escribir, sobre todo el primer libro, cuando me di cuenta de que no escribíamos todos poesía. En el primer libro, sí me senté a escribir y me tomó como dos años, es decir, en los noventa me di cuenta de que tenía que sacar un libro porque tenía un don o la facultad de pegarle bien a un balón. Y ese pegarle bien a un balón es escribir. No hay nada de mágico… yo lo que digo es que hay gente que le pega bien a un balón –yo soy terrible con el balón, cuando era niño, siempre me querían tirar los penales, soy tan malo así para el fútbol-. Pero me di cuenta de que para escribir, más o menos, entonces me dije: “¡Bueno!…”. Vamos dándole forma. Después me di cuenta de que había cierta “diarrea” porque ahorita llevo treinta libros, entonces dices: “¡Guau! Se me hace que aún tengo un par de cosas que decir”. Entonces, gracias por la pregunta, ¡muy bonita, gracias! 

B. C.: ¿Cómo es tu proceso creativo? Para ti, ¿cuánto, a la hora de escribir poesía, es inspiración y cuánto es trabajo y esfuerzo sobre una idea o un pensamiento sobre el cual deseas escribir?

A. A.: Excelente pregunta, porque normalmente se desmitifica algo. Hoy estoy sentando en un escritorio que no es mío, pero en mi mano izquierda tengo una hoja, normalmente, y estoy escribiendo las ideas. Hay un torrente de ideas que se te vienen o una sola palabra te hace clic, en el momento, y la última palabra con la que me pasó algo fue con la palabra “sucede”; y me daba vueltas y vueltas la palabra y el significado que podía tener, y lo vas anotando, y lo vas anotando poco a poquito, y después queda mucho trabajo porque el efecto -a los adolescentes les dices que todo es inspiración, que está la musa y que “X”-, pero ya, cuando te lo tomas un poquitín más en serio, te das cuenta de que hay muchísimo trabajo en un libro y que no todo es esperar a que venga la musa, sino el sentarte, el leer tu texto…
La inspiración sucede en cualquier momento, puedes estar ahorita y viene una idea, y la idea no te va a soltar, en mi caso, hasta que la escriba, ya después la perfeccionaré, pero ese sería el proceso creativo. Viene una idea, como una avispa, como una mosca, la trapa, después la diseccionas, la abres y la vas explorando, hasta el cansancio. Después cierras tu trabajo de taxidermista, pasa un tiempo, lo vuelves a abrir y, si te gusta, el texto se queda en el libro. Esa sería la forma en que trabajo, pero hay otra pequeña formulita, y es que empiezo a mandar los textos terminados a los blogs, entonces si empiezo a tener recepción de las revistas, se los mando a las revistas, empiezo a ver que tienen cierta crítica positiva y, también en el Facebook tengo ese recurso; de repente mando algún texto, no solo veo que tiene una buena recepción, sino que también tiene buenos comentarios, sé que el texto tiene la suficiente calidad para estar en un libro.
Pero el proceso mágico creo que quedó atrás y ahora queda el trabajo, por ejemplo, puedes ver un documental; ayer esta viendo un documental de la comida procesada -que es un tema que me encanta- y de ahí tomé ciertas ideas que me gustaron mucho; entonces, en su momento, las voy a incluir en algún texto alguna idea para que los animales no sufran mucho… porque es algo que me está acercando mucho al vegetarianismo, cómo sufren los animales y cómo lo tengo que trasportar al texto, ¿no? Lo estudio, lo analizo, lo comprendo y, después, lo trabajo para terminarlo. Y ese sería, más o menos mi proceso creativo, no necesariamente tiene que haber música, no necesariamente tengo que estar deprimido, ¿sí me explico? Y hay algo que es mayor inteligencia o supuesta inteligencia para hacer los textos. 

B. C.: ¿Tus poemas están inspirados en hechos reales? ¿Cuál es tu fuente de inspiración?

A. A.: Una gran parte sí es biográfica y la parte social, tengo el gusto de ver casi todos los días el canal de Rusia “RT”, pues me da otra visión del mundo, la visión no oficial, sino occidental, y hay poemas que simplemente me impactó ver los noticieros de este canal “RT” y te hacen reaccionar, te espabilan, te sacuden, te dicen: “Oye, está sucediendo esto”. Y parte del escritor o de la escritura debe ser la denuncia. Y si se logra eso, por ejemplo había un poema, no me acuerdo de si ya es en ese libro o está en el siguiente, pero que hablaba de las mujeres, las mujeres kurdas, que están en la trinchera y, entre los disparos, se agachan y se maquillan. Y a mí se me hizo increíble eso, ¿no? O sea, cómo otros en occidente aún están en guerra y no te queda más que sorprenderte. Sí, esta parte es muy cruda. Y la fuente de inspiración primordial es la vida, es salir, arriesgarte, nada va a pasar mientras estás sentado en tu cuarto, en tu casa. La vida está afuera y hay que arriesgarse, a lastimarse. Ese es mi lema: hazlo.

B. C.: ¿Cómo escribir poesía con una narrativa fuerte, irónica y oscura y no dejar que el humor macabro interfiera en la vida real?

A. A.: ¡Excelente pregunta! Dividiendo al personaje de la persona. Pues son dos cosas distintas: cuando tú te pones a escribir y otra en tu vida, día con día. Porque en el día con día, voy a trabajar o estoy en mi oficina, voy a dar clases… Pero cuando te sientas a escribir, te tienes que transformar. Aunque mucho de lo que escribo también es biográfico, se busca a una acidez, por decirlo de alguna manera, una forma de pensar definida y esto se logra ya que concilias tu “yo” con el “yo” de ficción. Es una pregunta muy bonita porque hay un momento en el que sí da conflicto, te confundes entre el personaje que creas y la persona. Pero te repito, es muy bonito ya cuando te estás riendo, mientras estás escribiendo, porque es muy padre, es muy divertido. Estás escribiendo y “jijiji, estoy haciendo esto, ¡qué malo soy! Diciendo que le salen cuernos…” Pero es divertido, insisto, ese es el espíritu también de lo que yo trato de hacer.

B. C.: ¿Qué es más difícil de hacer: crear una poesía u olvidarla para crear otra nueva?

A. A.: Un buen amigo, cuando empecé a escribir, me decía que ya estaba todo hecho. Únicamente vamos a dar una narración nueva de lo que estamos viendo. Entonces, hay cosas que son, y lo ponemos entre comillas, “nuevas” y hay otras ideas que están ahí en el aire y las va a hablar en tu versión tropicalizada, en tu versión de tu mundo. Entonces, yo sé que ya está todo hecho, vamos a dar nuestra nueva versión. Creo que por ahí va tu pregunta…

B. C.: ¿Quiénes son los poetas y escritores que te han inspirado o que siguen inspirándote? ¿De dónde sacas la inspiración para tus poesías?

A. A.: Esta es la pregunta más valida que se le puede hacer a un escritor y yo no sé por qué se evade tanto. Te contesto de manera amplia. Una vez escuchando a la radio, cuando hablan de un músico, hablan de todas las influencias que tiene un músico, ¿no? Y a hora de hablar con los escritores, los escritores evaden la pregunta, normalmente, y no quieren hacer demasiadas referencias. Y a mí, eso, se me hace inválido, tal vez porque en la escritura sea un poco más obvio el que tú tomes alguna idea, y la transformes, y da miedo contestar la pregunta porque parecería que revelas de dónde sacas las ideas, pero no debe ser así. Esa pregunta siempre me ha gustado y, obviamente, cuando era adolescente, leí a Baudelaire, leí todo lo que pude de los poetas malditos. Me encantaron todos, me gustó mucho mi tocayo Arthur Rimbaud… (“Tocayo” quiere decir que se llama igual que yo. Hago la aclaración porque esta fue mi primera palabra mexicana). Después, leí muchísimo la Literatura norteamericana, recuerdo cuando llegó el primer libro de un Bit, de un escritor bit norteamericano… Después quise leer todos los de los Bits. Me gusta mucho Jack Kerouac. Siempre lo he recomendado a él, sobre todo, porque él viaja a México y desmitifica muchas cosas que para mí eran o son verdades intocables, y me encanta. A Kerouac yo lo recomiendo mucho y, obviamente, también en su momento leí todo lo de Bukowski y, cuando me refiero a todo, es absolutamente todo, soy muy obsesivo, entonces, agarro a un escritor y no lo suelto. Actualmente, ¿recuerdan la película El club de la lucha del escritor Charles Michael Chuck Palahniuk? También lo leí todo y es un movimiento de los Estados Unidos, lo que también se conoce como “Realismo sucio”, y, pues sí, leí absolutamente todo. Hay otros escritores, tal vez menos conocidos, y no me acuerdo de los últimos audiopoemas que me hicieron el favor de hacer, (¡muchas gracias por los todos!) y me gustó mucho leer, por ejemplo, a nivel Literatura y a nivel de Retórica, me gustó mucho lo que es la magia negra, porque tiene un valor literario, un valor retórico que parecería muy despreciado. 
Aquí, en México, el nombre de Carlos Castaneda es muy famoso porque él nos deja claro quién es el brujo en México. Si ustedes vivieran acá, es algo con lo que el mexicano convive mucho, con la magia, y tienen esa parte, mis libros, mágica porque también leí mucho al respecto y, entonces, no sé si con eso contesto a tu pregunta de dónde salen ciertas ideas, les pongo nombre y apellidos a los escritores, no pasa nada, también esa parte oscura de dónde sale, y creo que no hay libro que no te deje una enseñanza, la cosa es si tú estás preparado para recibir esa enseñanza. También leí mucho de Metafísica, me encanta el tema de la metafísica. Normalmente, por eso traigo una sonrisa en la cara, aunque no sea así lo que escribo, porque la lectura te abre muchas puertas. Yo sé que mucha gente espera, con mis libros, ver a un tipo vestido de negro, amargado, y no hay por qué ser así. Entonces, también tiene que ver lo que lees… A lo mejor yo pienso de una manera, pero hay que respetar al mundo en nuestra persona, que la podamos pasar bien.

¿Quieres conocer más cosas sobre Arturo Accio?
No te pierdas el homenaje que le brinda el blog esta semana.

Pincha aquí y podrás leer la segunda parte...

Pepe Cocodrilo, Duquesa,
Sissi, Zorro & Lipe de Vega

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