¿De qué tienes miedo? ¿De vampiros,
zombis, hombres lobo, cucarachas…? ¿Del amor sombrío o de lo macabro? Esas temáticas,
que parecen de siglos pasados, siguen de moda. Así lo prueba la obra de Arturo
Accio, amigo y colaborador del Blog
Correveidile, que nos ha regalado una visita no física, sino metafísica,
desde Guadalajara (México) hasta el Instituto Cervantes de São Paulo (Brasil). Las
preguntas fueron contestadas de una manera muy peculiar y reveladora. ¡Te asombrarás con lo divertidas que fueron!
Arturo Accio |
Blog
Correveidile: ¿Cuándo y cómo empezaste a escribir poesía? Sobre esto no se
habla mucho en tu biografía.
A.
A.: Mira, dicen que “el poeta nace”, creo que
Marta no me dejará mentir, esto es de Cervantes, el narrador se hace y el poeta
nace. Entonces, yo cuando era pequeño había una vecina y yo le mandaba
dibujitos, porque todavía no sabía escribir, entonces ya después iba y se los
aclaraba (risas). Esto es lo que yo quería decir, con los dibujitos, así que no
hay “una fecha” como tal, en la que yo haya empezado a escribir. Para mí es tan
normal escribir, que pensé que todo el mundo lo hacía, ¡hasta que un día me di
cuenta que no! Hubo una época, en la que era adolescente, en la que escribía
canciones y pensé que todos mis amigos escribían las canciones. Yo pensé: “Yo
puedo escribir seguramente cualquiera”, pero me di cuenta que no. Y en ese
darme cuenta, pensaba que todos escribían su diario, como un ejercicio, como
una catarsis, como una manera que sale más barato que ir con el psicólogo,… Empecé
a escribir, sobre todo el primer libro, cuando me di cuenta de que no escribíamos
todos poesía. En el primer libro, sí me senté a escribir y me tomó como dos
años, es decir, en los noventa me di cuenta de que tenía que sacar un libro
porque tenía un don o la facultad de pegarle bien a un balón. Y ese pegarle
bien a un balón es escribir. No hay nada de mágico… yo lo que digo es que hay
gente que le pega bien a un balón –yo soy terrible con el balón, cuando era
niño, siempre me querían tirar los penales, soy tan malo así para el fútbol-. Pero
me di cuenta de que para escribir, más o menos, entonces me dije: “¡Bueno!…”. Vamos
dándole forma. Después me di cuenta de que había cierta “diarrea” porque
ahorita llevo treinta libros, entonces dices: “¡Guau! Se me hace que aún tengo
un par de cosas que decir”. Entonces, gracias por la pregunta, ¡muy bonita,
gracias!
B. C.: ¿Cómo es tu proceso
creativo? Para ti, ¿cuánto, a la hora de escribir poesía, es inspiración y
cuánto es trabajo y esfuerzo sobre una idea o un pensamiento sobre el cual
deseas escribir?
A. A.: Excelente pregunta, porque normalmente se
desmitifica algo. Hoy estoy sentando en un escritorio que no es mío, pero en mi
mano izquierda tengo una hoja, normalmente, y estoy escribiendo las ideas. Hay
un torrente de ideas que se te vienen o una sola palabra te hace clic, en el
momento, y la última palabra con la que me pasó algo fue con la palabra “sucede”;
y me daba vueltas y vueltas la palabra y el significado que podía tener, y lo
vas anotando, y lo vas anotando poco a poquito, y después queda mucho trabajo
porque el efecto -a los adolescentes les dices que todo es inspiración, que
está la musa y que “X”-, pero ya, cuando te lo tomas un poquitín más en serio,
te das cuenta de que hay muchísimo trabajo en un libro y que no todo es esperar
a que venga la musa, sino el sentarte, el leer tu texto…
La inspiración sucede en cualquier momento, puedes
estar ahorita y viene una idea, y la idea no te va a soltar, en mi caso, hasta
que la escriba, ya después la perfeccionaré, pero ese sería el proceso
creativo. Viene una idea, como una avispa, como una mosca, la trapa, después la
diseccionas, la abres y la vas explorando, hasta el cansancio. Después cierras
tu trabajo de taxidermista, pasa un tiempo, lo vuelves a abrir y, si te gusta,
el texto se queda en el libro. Esa sería la forma en que trabajo, pero hay otra
pequeña formulita, y es que empiezo a mandar los textos terminados a los blogs,
entonces si empiezo a tener recepción de las revistas, se los mando a las
revistas, empiezo a ver que tienen cierta crítica positiva y, también en el Facebook
tengo ese recurso; de repente mando algún texto, no solo veo que tiene una
buena recepción, sino que también tiene buenos comentarios, sé que el texto
tiene la suficiente calidad para estar en un libro.
Pero el proceso mágico creo que quedó atrás y ahora
queda el trabajo, por ejemplo, puedes ver un documental; ayer esta viendo un
documental de la comida procesada -que es un tema que me encanta- y de ahí tomé
ciertas ideas que me gustaron mucho; entonces, en su momento, las voy a incluir
en algún texto alguna idea para que los animales no sufran mucho… porque es
algo que me está acercando mucho al vegetarianismo, cómo sufren los animales y
cómo lo tengo que trasportar al texto, ¿no? Lo estudio, lo analizo, lo
comprendo y, después, lo trabajo para terminarlo. Y ese sería, más o menos mi
proceso creativo, no necesariamente tiene que haber música, no necesariamente
tengo que estar deprimido, ¿sí me explico? Y hay algo que es mayor inteligencia
o supuesta inteligencia para hacer los textos.
B.
C.: ¿Tus poemas están inspirados en hechos
reales? ¿Cuál es tu fuente de inspiración?
A.
A.: Una gran parte sí es biográfica y la parte
social, tengo el gusto de ver casi todos los días el canal de Rusia “RT”, pues
me da otra visión del mundo, la visión no oficial, sino occidental, y hay poemas
que simplemente me impactó ver los noticieros de este canal “RT” y te hacen
reaccionar, te espabilan, te sacuden, te dicen: “Oye, está sucediendo esto”. Y
parte del escritor o de la escritura debe ser la denuncia. Y si se logra eso,
por ejemplo había un poema, no me acuerdo de si ya es en ese libro o está en el
siguiente, pero que hablaba de las mujeres, las mujeres kurdas, que están en la
trinchera y, entre los disparos, se agachan y se maquillan. Y a mí se me hizo
increíble eso, ¿no? O sea, cómo otros en occidente aún están en guerra y no te
queda más que sorprenderte. Sí, esta parte es muy cruda. Y la fuente de
inspiración primordial es la vida, es salir, arriesgarte, nada va a pasar
mientras estás sentado en tu cuarto, en tu casa. La vida está afuera y hay que arriesgarse,
a lastimarse. Ese es mi lema: hazlo.
B.
C.: ¿Cómo escribir poesía con una narrativa fuerte, irónica y oscura y no dejar
que el humor macabro interfiera en la vida real?
A.
A.: ¡Excelente pregunta! Dividiendo al personaje
de la persona. Pues son dos cosas distintas: cuando tú te pones a escribir y
otra en tu vida, día con día. Porque en el día con día, voy a trabajar o estoy
en mi oficina, voy a dar clases… Pero cuando te sientas a escribir, te tienes
que transformar. Aunque mucho de lo que escribo también es biográfico, se busca
a una acidez, por decirlo de alguna manera, una forma de pensar definida y esto
se logra ya que concilias tu “yo” con el “yo” de ficción. Es una pregunta muy
bonita porque hay un momento en el que sí da conflicto, te confundes entre el
personaje que creas y la persona. Pero te repito, es muy bonito ya cuando te
estás riendo, mientras estás escribiendo, porque es muy padre, es muy
divertido. Estás escribiendo y “jijiji, estoy haciendo esto, ¡qué malo soy!
Diciendo que le salen cuernos…” Pero es divertido, insisto, ese es el espíritu
también de lo que yo trato de hacer.
B.
C.: ¿Qué es más difícil de hacer: crear una poesía u olvidarla para crear otra
nueva?
A.
A.: Un buen amigo, cuando empecé a escribir, me
decía que ya estaba todo hecho. Únicamente vamos a dar una narración nueva de
lo que estamos viendo. Entonces, hay cosas que son, y lo ponemos entre comillas,
“nuevas” y hay otras ideas que están ahí en el aire y las va a hablar en tu
versión tropicalizada, en tu versión de tu mundo. Entonces, yo sé que ya está
todo hecho, vamos a dar nuestra nueva versión. Creo que por ahí va tu pregunta…
B. C.: ¿Quiénes son los poetas
y escritores que te han inspirado o que siguen inspirándote? ¿De dónde sacas la
inspiración para tus poesías?
A.
A.: Esta es la pregunta más valida que se le
puede hacer a un escritor y yo no sé por qué se evade tanto. Te contesto de
manera amplia. Una vez escuchando a la radio, cuando hablan de un músico,
hablan de todas las influencias que tiene un músico, ¿no? Y a hora de hablar
con los escritores, los escritores evaden la pregunta, normalmente, y no
quieren hacer demasiadas referencias. Y a mí, eso, se me hace inválido, tal vez
porque en la escritura sea un poco más obvio el que tú tomes alguna idea, y la
transformes, y da miedo contestar la pregunta porque parecería que revelas de dónde
sacas las ideas, pero no debe ser así. Esa pregunta siempre me ha gustado y,
obviamente, cuando era adolescente, leí a Baudelaire, leí todo lo que pude de
los poetas malditos. Me encantaron todos, me gustó mucho mi tocayo Arthur Rimbaud…
(“Tocayo” quiere decir que se llama igual que yo. Hago la aclaración porque esta
fue mi primera palabra mexicana). Después, leí muchísimo la Literatura norteamericana,
recuerdo cuando llegó el primer libro de un Bit, de un escritor bit norteamericano…
Después quise leer todos los de los Bits. Me gusta mucho Jack Kerouac. Siempre
lo he recomendado a él, sobre todo, porque él viaja a México y desmitifica
muchas cosas que para mí eran o son verdades intocables, y me encanta. A Kerouac
yo lo recomiendo mucho y, obviamente, también en su momento leí todo lo de
Bukowski y, cuando me refiero a todo, es absolutamente todo, soy muy obsesivo,
entonces, agarro a un escritor y no lo suelto. Actualmente, ¿recuerdan la
película El club de la lucha del escritor
Charles Michael Chuck
Palahniuk? También lo leí todo y es un movimiento de los
Estados Unidos, lo que también se conoce como “Realismo sucio”, y, pues sí, leí
absolutamente todo. Hay otros escritores, tal vez menos conocidos, y no me
acuerdo de los últimos audiopoemas que me hicieron el favor de hacer, (¡muchas
gracias por los todos!) y me gustó mucho leer, por ejemplo, a nivel Literatura
y a nivel de Retórica, me gustó mucho lo que es la magia negra, porque tiene un
valor literario, un valor retórico que parecería muy despreciado.
Aquí, en México, el nombre de
Carlos Castaneda es muy famoso porque él nos deja claro quién es el brujo en México.
Si ustedes vivieran acá, es algo con lo que el mexicano convive mucho, con la
magia, y tienen esa parte, mis libros, mágica porque también leí mucho al
respecto y, entonces, no sé si con eso contesto a tu pregunta de dónde salen
ciertas ideas, les pongo nombre y apellidos a los escritores, no pasa nada,
también esa parte oscura de dónde sale, y creo que no hay libro que no te deje
una enseñanza, la cosa es si tú estás preparado para recibir esa enseñanza. También
leí mucho de Metafísica, me encanta el tema de la metafísica. Normalmente, por
eso traigo una sonrisa en la cara, aunque no sea así lo que escribo, porque la
lectura te abre muchas puertas. Yo sé que mucha gente espera, con mis libros,
ver a un tipo vestido de negro, amargado, y no hay por qué ser así. Entonces,
también tiene que ver lo que lees… A lo mejor yo pienso de una manera, pero hay
que respetar al mundo en nuestra persona, que la podamos pasar bien.
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Pincha aquí y podrás leer la segunda parte...
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