jueves, 20 de octubre de 2016

Sobre el concepto de Belleza: Una reflexión personal...


Pintora Mar Sáez
La primera impresión que se tiene de alguien, creo yo, está relacionada con la apariencia física, la belleza o la fealdad y los atractivos sexuales, probablemente. No podría ser de manera diferente. Fijarse tan solo en la apariencia puede que sea un gran engaño. Se necesita algún tiempo para conocer mejor quién es en realidad aquella persona. ¿Qué valores o qué cosas negativas tenía/tiene internamente? 

¿Qué valores serían estos? Los buenos modales, bondad, generosidad, ética, cultura, autoestima, virtudes, en general, como ejemplos. Por otro lado, ¿qué cosas serían negativas? La maldad, egoísmo, envidia, prejuicio, hipocresía, quizá psicopatologías, son otros ejemplos. 

Estos dos grandes ítems pueden cambiar significativamente la impresión primera de una persona. Ejemplificando lo que ocurre con el cortometraje del mexicano Fernando Eimbecke, La suerte de la fea… a la bonita no le importa. Esta es la historia de una chica que busca solo la belleza exterior.



El corto empieza con la protagonista duchándose y cantando una canción de la banda española Mecano: “Hawaii–Bombay”, que es una canción soñadora, por expresar el deseo de conocer esos lugares, pero casi un lamento ante la imposibilidad de hacerlo. 

Saliendo de la ducha la protagonista, que se llama Susana, cuando se ve delante de una báscula y al constatar que mantiene los 60 quilos se enfada y se pone rabiosa, dando voces, profiriendo palabrotas y lamentándose que su dieta semanal no tuvo éxito. En seguida va a la nevera para comer a cucharadas un helado de chocolate. 

Entonces, aparece el hada madrina, Pamela (dando a entender que es la archiconocida actriz Pamela Anderson, famosa por su papel en la serie norteamericana “Los vigilantes de la playa”), que tiene un cuerpo escultural y va vestida con un bañador rojo, pero sin que se le vea la cara, para que no se identifique con la artista ya mencionada. El hada le dice que puede pedir tres deseos. El primero lo enuncia para que sea resuelto su problema con la comida: “concedido” le dice el hada madrina. (Lo que no sabe es que no conseguirá comer nada).  

La chica es invitada por una amiga, delgada, a ir a un restaurante japonés. La amiga come ávidamente, mientras Susana, que intenta comer un sushi, escucha como este le dice: “No me comas”. Y así, a continuación, lo que pasó es que la protagonista acaba vomitando todo lo que intenta comer en el baño. Al mismo tiempo que vomita, su amiga también lo hace porque, al parecer, utilizaba este medio, la bulimia, para mantenerse delgada. Se produce una confusión porque Susana, al hablar con el hada madrina, hace que su amiga piense que habla con ella. La amiga no oye ni ve al hada. 

Susana, insatisfecha, le pide al hada su segundo deseo: quiere ser la mujer más bella del mundo. “Sí”, le dice el hada. Por otra parte, cuando se mira al espejo, este refleja la misma Susana: “¿Qué pasa, hada madrina?”, pregunta. La verdadera belleza está en el interior”, le contesta. La protagonista, airada, le roba la varita mágica y se va para cambiar su cuerpo como quiera, pero antes, eso sí, convierte al hada en un sapo y la anima: “¡Ahora Pamela quédate fea por fuera y bella por dentro!” El hada le grita: “¡Susanaaaaa vuelveeeee!” Este era su tercer deseo. 

El cortometraje termina con Susana haciendo pruebas frente al espejo para buscar un cuerpo perfecto para sí misma. Sin conseguirlo, por supuesto… 

UN POCO DE ANÁLISIS...
Este cortometraje es una crítica a la sociedad contemporánea, sobre todo, a los jóvenes que valoran más la apariencia y la sociedad consumista. Es una invitación a la reflexión sobre la dualidad que existe entre el aspecto exterior y el mundo interior de cada uno.  

La chica del cortometraje, Susana, cantaba en el baño suspirando, lamentándose y anhelando a causa de la canción “Hawaii-Bombay”. También estaba feliz, relajada, soñando tal vez con Hawaii y Bombay. Por otra parte, al salir del baño todo cambia. Secándose, mira con cara de realidad a la báscula, inicialmente en silencio, y a seguir grita como una histérica porque se sentía infeliz y gorda, como consecuencia de los sesenta quilos. La búsqueda del helado de chocolate “llama” a un hada madrina.  

Dando continuidad al asunto de la dualidad, se observan los colores presentes en el cortometraje: toalla, alfombra, bote de basura y báscula, son todos de color rosa, por lo que Susana está mezclada con la ingenuidad, la infantilidad y la fantasía. En contrapartida, el hada madrina aparece de color rojo, simbolizando la sexualidad y la atracción física que Susana no consigue ver en ella misma. 

Asimismo, se produce también un comportamiento dual por parte de Susana, ella está subordinada al hada madrina, pero cambia hacia una actitud de rebeldía; también de estar beneficiada pasa a ser vengativa cuando la transforma en sapo. Y, quizá, el hada madrina sea tan solo un producto de la imaginación de Susana. Hawaii y Bombay son dos paraísos que representarían la dualidad emocional de la protagonista. 

Por lo expuesto, antes de concluir si una persona es realmente bella, habrá que conocerla muy bien, convivir con ella. Esto, por supuesto, requiere un tiempo razonable. Así, concluyo que la belleza ideal sería aquella donde la apariencia física estaría en equilibrio y en harmonía con sus valores interiores, o sea, valores psíquicos, sociales y hasta, quizás, espirituales.

Paschoal Pedote

4 comentarios:

  1. Muy interesante, Paschoal. Me gustó muchísimo tu trabajo oral y cómo lo has plasmado en el papel. Enhorabuena, una vez más,

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  2. Enhorabuena, Paschoal! Me gustó muchísimo el enfoque que has dad este trabajo. No pude ver tu presentación, pero creo que ha sido muy buena!

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  3. Paschoal, me gustó muchísimo su reflexión...Gracias!!

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  4. Me encanta este tema!
    A mi juicio, todo esto nos imponen la sociedad y los medios de comunicación, no veo que es un problema personal, sino un problema social, puesto que vivimos en un mundo consumista, donde las mujeres se convierten en esclavas de la industria de la belleza, con el objeto de insertarse en dicho patrón. Hoy por hoy, se puede ver que los hombres asimismo forman parte de esta esclavitud generalizada, es el famoso metrosexual que se preocupa demasiado por su imagen. Esta esclavitud asesina la autoestima, produce una guerra contra el espejo y genera una autorechazo terrible en la gente. Es una presión tan grande que ejerce un poder extremo en nuestras vidas y en nuestras mentes.Enhorabuena Paschoal por tu aportación!!

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