[Este artículo, escrito el 25 de julio de 1982 por el historiador, escritor y periodista Fernando Díaz-Plaja (1918-2012) para El País, lo hemos adaptado en un post para recordar que hace más de treinta y un años ya se hablaba de tan singular fenómeno correveidileano... ]
FERNANDO DÍAZ-PLAJA
"Palabra antigua, palabra camp, pero, ¡qué expresiva! ¡Cuántas veces se
habrá repetido la acción en este país para que una frase se convierta en el
nombre de una profesión! Corre-ve-y-dile, tres órdenes de velocidad, dirección
y comunicación se han reunido para formar el oficio de quien se desplaza a menudo
¿para comunicar una batalla ganada?, ¿el nacimiento de un niño? No. En general,
el correveidile existe sólo para trasladar algo mucho más frívolo: el rumor, el
chisme, la acusación. El correveidile existe en todos los medios sociales pero,
quizá porque necesita tiempo a su disposición, funciona más repetidamente en
las clases altas y está a sus anchas en las reuniones de sociedad.
Diferencias con el chismoso
El correveidile salta de grupo en grupo, recogiendo el rumor, el bulo,
la confidencia y tras excusarse se precipita a otro grupo donde pueda verter lo
que acaba de encontrar (como una abeja que en lugar de miel usa hiel). Del
segundo grupo saca una información que puede devolver al grupo inicial o a un
tercero. El correveidile no se cansa nunca.
En apariencia, el correveidile puede hacer pensar en el chismoso, pero
la diferencia es grande. Se parecen ambas especies en llevar de un lado a otro
la noticia, pero el segundo lo hace a "ojo de buen cubero", es decir,
suelta el chisme que ha cazado como quien suelta una carga sin saber cuál será
el efecto que producirá, en el oyente. El correveidile actúa con mayor
precisión. El pronombre final "le" indica que su misión tiene un
destinatario determinado. No es "correveidi" sino
"correveidile", es decir, "asegúrate de quien es el
recipiendario de la información que envías".
No regala ilusiones sino disgustos
Aunque siempre puede enmascarar su actuación con la honradez y la
sinceridad, al correr, al llegar, y al decir está animado por la más pura y
simple de las ambiciones, la de que su amigo o conocido no esté ayuno de las
novedades que en su hogar, en su oficina, ocurren. Sólo el deseo de que su
amigo, casi su hermano, abra los ojos, le obliga a proporcionarle aquel
disgusto. Dios sabe que preferiría no tener que contárselo jamás, pero ya que
aquello existe no quiere que encima se le considere tonto o lelo y haga el
ridículo.
Por eso el correveidile pone siempre cara de circunstancias que, en su caso,
son circunstancias graves. Llega con aire de preocupado, entristecido,
dolorido, responde al saludo de la víctima brevemente. Luego le coge del brazo
y le separa de la gente:
-Tengo que hablarte - le dice.
-¿Es algo grave?
-Me temo que sí.
Y le cuenta una vieja película de vaqueros en la que siempre hay un
bueno para que se note más el malo. Este de aquí no usa la pistola y sí su
lengua de doble, y aún de triple, filo para hablar mal. Pero él, el
correveidile, le atajó desde el principio:
-Mira -le dije- te agradecería que no siguieses, porque se trata de un amigo mío y no me gusta... -se excusó, dijo que sólo era una broma. Ya sabes cómo es...
-Mira -le dije- te agradecería que no siguieses, porque se trata de un amigo mío y no me gusta... -se excusó, dijo que sólo era una broma. Ya sabes cómo es...
"Amigo de sus amigos"
El defendido se lo agradece y luego le dice que no se lo tome tan a
pecho. Que las ofensas no las hace quien quiere sino quien puede, etcétera. Con
lo que el correveidile se despide y va aquel mismo día (u otro, no importa -¡no
tiene nada más que hacer!-) a contar al aludido que Fulano le tiene en poco y
que así lo demuestra en público. Menos mal que estaba allí y le he rogado que
no siguiese por ese camino. "Porque él, lo primero, es amigo de sus amigos
y no tolera que en su presencia...".
Es el correveidile. Cuando le descubren la maniobra le llaman de forma
algo más dura y áspera, pero a mí me gusta esa larga frase reunida, concentrada
en un adjetivo".
Conocer un poco la Historia que nos antecede es interesante también...
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