En este relato, un hombre narra lo que ocurrió en su vida con el gran amor que
tenía a los animales, y a uno en especial, un gran gato negro. Se casó muy joven, a su pareja también le gustaban los animales, pero decía que los gatos negros
eran brujas disfrazadas o, por lo menos, eso creía. Decía que el felino tenía una
inteligencia que asustaba.
Exageración de situaciones y personajes o personificaciones para
acentuar efectos.
Plutón era el nombre del gato. Con todo el amor que tenía por
aquel felino negro, empezó a maltratarlo a causa del uso abusivo del alcohol. Su humor sufrió cambios, volviéndose violento. También su pareja pasó a ser
molestada por motivo de su alcoholismo.
Una noche cuando el hombre volvía borracho a su casa, se tropezó
en el gato, y, sin más, cogió una navaja
y le sacó uno de los ojos al gato. Al día siguiente, se despertó con remordimientos a causa de aquella maldad hecha.
Pero, en la siguiente borrachera, ocurrió que el gato se cruzó en el
camino del personaje, dificultando su caminar; el hombre, poseído por la ira, ahorcó al gato colgándolo de una rama de un árbol.
Violencia, crueldad y destemplanza mezcladas con sangre y muerte.
Todo eso estaba alrededor de este hombre.
La noche del día en la que el gato fue ahorcado, ardió la casa del
hombre. Sin embargo, él descartó cualquier conexión entre estos dos hechos acaecidos
casi simultáneamente. De este incendio, tan solo una pared se mantuvo en pie y, entonces, el hombre
tuvo la impresión de haber visto un dibujo de un gato con una soga alrededor
del cuello. En un intento de racionalizar una explicación para este hecho horrible, para así huir de la realidad, prefiere la fantasía de sus pensamientos, pero la idea del
fantasma del gato ahorcado le persigue durante varios meses.
Otra noche, en la que está una vez más borracho, un nuevo gato surge en su vida. Ocurrió en una taberna, fue como “amor a primera vista". Así que el hombre compró el gato del tabernero, que era su dueño.
El nuevo felino era igualito a Plutón, pero con una diferencia:
un toque blanco en su piel, concretamente en el pecho. Como ya le había pasado a Plutón, el protagonista y su mujer se aferraron al
gato, así que el animal se convirtió en un miembro más de la familia.
Después de algún tiempo, el hombre visualizó dos cosas nuevas
para él en el animal: una, que aquella mancha blanca en su pelo tenía el dibujo
de un patíbulo, y, otra, que el gato también era tuerto. Estas dos cosas despertaron
la ira que estaba latente en el hombre alcohólico.
Entonces, un día en el sótano del edificio el hombre tropieza con el gato y enfurecido coge un hacha e intenta golpear al animal, pero su pareja le impide hacerlo. Su furia se vuelve ahora contra su mujer y de un hachazo le abrió la cabeza en dos, exponiendo los sesos y la sangre saliendo a chorros.
La locura y la irracionalidad llevan a la bestialidad y se presentan en
el comportamiento de aquel hombre.
Para deshacer las evidencias del horrible crimen, él decide
emparedarla en el sótano. Después de concluir esta tarea macabra, sin
remordimientos, se sentía victorioso, pero todavía más contento se puso cuando
observó que el gato había desaparecido.
Estaba encarcelado en su espejismo.
Al cuarto día del asesinato, la policía fues hasta su apartamento
para buscar informaciones sobre la desaparición de su pareja. El asesino, con la aparente serenidad de un psicópata, llevó a los policías a todas las
partes de la habitación, incluso al sótano. La policía concluyó que estaba todo normal y se fueron.
El narrador, muy confiado en sí, quiso valorar esa conclusión diciéndoles: hasta las paredes de este sótano
son de construcción antigua, pero muy fuertes. Y, en una actitud eufórica, golpeó con su bastón la pared, por lo que enseguida se
hizo un sonido hueco, seguido de un grito agudo e inhumano. Atónitos los
policías se aproximaron a la pared y, al instante, con ayuda de herramientas tiraron una parte de aquella pared. Se quedaron aún más atónitos cuando vieron a la pareja
del narrador con ríos de sangre seca sobre su cabeza y a Platón con
la boca abierta y sin un ojo.
Terror, sangre, mezcla de realidad y fantasía, exaltación de la muerte,
polarización entre el bien y el mal y venganza.
Todo esto presente en este
dramático cuento.
Paschoal Pedote
Sencillamente escalofriante, sobre todo el final...
ResponderEliminarQué trágico!!
ResponderEliminarUn historia regada de sangre y violencia, no obstante muestra la realidad de los que padecen la adicción al alcohol.Tomados por el alcoholismo se creen muy valientes y machos y acaban por cometer crímenes impensables. Con base en este último párrafo, se puede decir que el hechizo se vuelve contra el hechicero.