¿Quién
no tuvo nunca un malestar, un dolor de cabeza, una gripe o cualquier otro
problema de salud que le hiciera repensar mejor sus hábitos alimentarios y
rutina diaria? Cada día más, los cuidados de la salud parecen estar ganando el
debido espacio en nuestro día a día, y eso va desde pequeños detalles, como el
hábito de una breve caminata, hasta chequeos anuales y la elección de alimentos
más saludables.
Además
de los cuidados a la hora de la elección de los llamados alimentos funcionales, es
decir, los que desempeñan las funciones específicas en el organismo humano, el
hábito de incluir ejercicios físicos en la rutina diaria también parece estar
siendo una constante en la vida de los brasileños. Lo que vale la pena resaltar
es que es de extrema importancia buscar orientación de profesionales
especializados y, antes de iniciar cualquier programa en gimnasios o incluso
por cuenta propia, realicen exámenes previos de salud para evitar grandes daños para esta.
Todos
estos cuidados, sin embargo, no son garantía de que alguien nunca será
acometido por algún tipo de enfermedad, aunque le ayuden a evitarlas,
asegurándose así un poco más de calidad de vida. Para los casos en los que los
tratamientos médicos son las únicas alternativas, se puede decir que el avance
de la tecnología en el área de la medicina ha proporcionado terapias cuyos
efectos colaterales son más amenos, humanizando así procesos hasta entonces
dolorosos y desgastantes.
La
combinación de todos estos puntos –alimentación sana, ejercicios físicos y tratamientos de salud apropiados, presentan, cada vez más, una expectativa de
vida más larga y, sobre todo, con más calidad para la población. No obstante y
con el fin de que este paquete sea aún más completo, tendríamos que añadir
un sistema de salud pública de más calidad, algo que esperamos que un día esté
disponible para la población brasileña, sin los abundantes puntos fallidos
presentes en nuestro actual SUS (Sistema Único de Salud).
Juliana
de Almeida Sarti
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