En mayo de 1959, llegó a la isla un grupo de búsqueda liderado por los hermanos de Onoda y Kozuka. Permanecieron durante seis meses tratando de encontrarlos y convencerlos para que regresaran. En una oportunidad, el hermano de Onoda comenzó a cantar usando un megáfono con la esperanza que su hermano reconociera su voz, pero la voz se le quebró y el intento fracasó. Hiroo Onoda pensó que alguien trataba de suplantar a su hermano Toshio.
Diecinueve años después, el
Subteniente Onoda y el soldado Kozuka continuaban sus ataques guerrilleros,
convencidos aún de que algún día regresarían las fuerzas japonesas para
recuperar la isla. De vez en cuando seguían robando una res para tener carne y
eso hacía que los campesinos presionaran al ejército para que reanudara la búsqueda
de los guerrilleros.
El 19 de octubre de 1972,
Onoda y Kozuka se prepararon para incendiar pilas de arroz que los campesinos
habían cosechado, su idea era la de "sabotear las líneas de abastecimientos
del enemigo", pero una patrulla de la policía filipina descubrió a los dos
hombres y les disparó. Como consecuencia, el soldado Kozuka de 51 años resultó
muerto en el combate, finalizando así 27 años de lucha clandestina. Onoda
escapó internándose en la jungla.
La noticia de la muerte del soldado Kozuka llegó a Japón y llegaron a la conclusión de que, si Kozuka había sobrevivido tantos años, Onoda debía estar vivo, aunque había sido declarado oficialmente muerto hacía 13 años, conforme mandaba la ley y asimismo había sido ascendido a Teniente. Fueron enviadas muchas patrullas de la policía filipina para rastrear y encontrar a Onoda, pero todos los intentos fueron en vano.
Norio Suzuki posando con Hiroo Onoda tras encontrarlo |
La noticia de la muerte del soldado Kozuka llegó a Japón y llegaron a la conclusión de que, si Kozuka había sobrevivido tantos años, Onoda debía estar vivo, aunque había sido declarado oficialmente muerto hacía 13 años, conforme mandaba la ley y asimismo había sido ascendido a Teniente. Fueron enviadas muchas patrullas de la policía filipina para rastrear y encontrar a Onoda, pero todos los intentos fueron en vano.
En 1972, una nueva partida
de búsqueda llegó a la isla, esta vez les acompañaban su hermana, Chie Onoda, y
su hermano, Tadao Onoda. En esta ocasión Hiroo reconoció las voces de sus
hermanos, pero solo para convencerse de que la recuperación de la isla por las
fuerzas japonesas estaba cerca. Por lo tanto, debía continuar con su misión. Onoda
logró permanecer oculto en la jungla durante otro año y medio más, hasta que su
padre formó parte de otro grupo de búsqueda que tampoco logró encontrarlo. Más
tarde Onoda halló un poema escrito a mano por su anciano padre.
El 20 de febrero de 1974,
Onoda encontró una red de mosquitero en la orilla de un río. Al trepar por la
ribera se topó con el estudiante universitario japonés, Norio Suzuki, que había
logrado seguirle la pista. Suzuki les había dicho a sus amigos que se iba a
Filipinas para buscar al Teniente Onoda, un anhelo que guardaba hacía mucho
tiempo. Onoda estaba en un dilema porque no podía tomar prisioneros, pero
después de una difícil comunicación inicial, Onoda confió en el joven y se
hicieron amigos.
Suzuki trató de convencerlo
de que la guerra había terminado hacía mucho tiempo, pero Onoda estaba
determinado a no rendirse a menos que se lo ordenara su superior, el Mayor
Tanigushi. Suzuki tomó fotografías de ambos y convenció a Onoda para reunirse
en un lugar preestablecido dos semanas después.
Cuando el 7 de marzo de
1974, Onoda fue al lugar del encuentro, había una nota de Suzuki con las
fotografías. Después de 29 años, Onoda se veía la cara por primera vez y se asombró
por el parecido que se encontró con las caras de sus tíos. Suzuki había
regresado en compañía del Mayor Tanigushi y lo volvió a citar días después en
ese mismo lugar.
El 9 de marzo de 1974, Onoda
se presentó en el lugar de la cita con cierto recelo, receloso de que se
tratase de una emboscada. Vestido con su uniforme, su espada y el fusil
Arisaka, 500 cartuchos de municiones y varias granadas de mano, se dispuso a
presentarse a su superior. Esperaba recibir nuevas órdenes para continuar la
lucha contra los estadounidenses. El Mayor Taniguchi, que hacía mucho tiempo
era un civil y se había convertido en vendedor de libros, llevó consigo las
órdenes del Emperador donde ordenaba deponer las armas y cesar las acciones de
combate.
La rendición formal de Onoda |
Tanigushi esperó y, después
de unos instantes de profunda tensión y ansiedad, Onoda abrió el cerrojo de su
fusil, descargó el arma y colocó todo el equipo en el suelo. Luego se puso a
llorar. Esa noche Onoda no pudo dormir y les contó con todo lujo de detalles lo
que había pasado durante esos 29 años. Algo que sorprendió fue que había
llevado cuenta de los días, meses y años, calculándolos por las fases de la
luna y solo tuvo un atraso de seis días.
Entregando su espada al presidente de Filipinas,
Ferdinand Marcos
|
Onoda pasó 29 años combatiendo en la jungla
hasta que el 10 de marzo de 1974, se rindió formalmente en la Base de Radares
de Lubang, ante el Mayor General J. L. Rancudo de la Fuerza Aérea de Filipinas.
Onoda le presentó al alto oficial su espada en señal de rendición y el Mayor
General se la devolvió en señal de respeto. Al día siguiente, la ceremonia se
repitió ante el Presidente Marcos quien, para asombro de Onoda, también le devolvió
la espada. Durante las acciones guerrilleras, Onoda y sus hombres mataron a
unas 30 personas e hirieron a un ciento más, pero el Presidente Marcos
consideró que Onoda actuó con la firme convicción de que la guerra seguía y,
por lo tanto, fue perdonado por las muertes y el daño causado a los campesinos
y pescadores.
Hiroo Onoda regresó a Japón
y fue recibido como un héroe, pero se sintió muy incómodo al no poder adaptarse
a la moderna vida japonesa muy occidentalizada. Recibió el pago por los años de
servicios acumulados, pero la cantidad no era significativa para los años 70. Escribió
sus memorias en el libro No Surrender: My
Thirty-Year War y se mudó a Brasil donde, por lo que se sabe, después de
regresar a Japón, estuvo visitando constantemente. En una visita a Lubang, después
de 22 años, entregó US$10 000 como donativo para un campo de vacaciones para
niños.
En 1989 abrió un campamento
juvenil en la Prefectura de Fukushima. Pasó los últimos años de su vida en
Tokio. Sus allegados dicen que Onoda cayó enfermo al final del año pasado, fue
hospitalizado a principios del mes de enero y falleció el jueves 16 de enero de
2014 a la edad de 91 años.
Al
fin y al cabo…
Los militares japoneses, durante
la Segunda Guerra Mundial, tenían arraigado en su manera de ser el ejemplo de
los samuráis. Así que seguían con rigurosidad las enseñanzas del Bushido, su
manual de conducta. El Bushido, que literalmente significa "El Camino del
Guerrero", se desarrolló en Japón entre las eras Heian y Tokugawa (siglos
IX-XII). Este código pone el énfasis en la lealtad, el autosacrificio, la
justicia, el sentido de la vergüenza, la educación, la pureza de espíritu, la
modestia, la humildad, el espíritu marcial, el honor y el amor. Claro está que
la observación de estos principios explica la espartana determinación de Onoda
a la hora de continuar luchando. Héroe para algunos, fanático para otros, lo
cierto es que tenemos un relato ante el cual, estoy seguro, es imposible
quedarse indiferente.
Pepe Cocodrilo
Consultas bibliográficas y citas:
http://www.exordio.com/1939-1945/personajes/hiroo_onoda.html
http://es.gizmodo.com/29-anos-escondido-en-la-jungla-el-soldado-que-creia-qu-1756569559
http://historiareimilitaris.com/index.php/secciones/blog1/1283-hijapo
http://conoce-japon.com/historia-2/hiroo-onoda/
http://elsecretodezara.blogspot.com.br/2009/02/la-increible-historia-del-militar.html
http://www.nacion.com/ocio/revista-dominical/SAMURAI-ATRINCHERADO-SELVA_0_1392860725.html
http://cdn.blogs.revistagq.com/nadaimporta/wp-content/uploads/2013/06/Codigo-Bushido.pdf
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