Hace tiempo me vi en la tesitura de no saber por dónde ir ni cómo afrontar mis propios miedos. Entonces tuve la iluminación, la perfecta idea que, según parece, solo surge en los momentos en los que de verdad necesitas ayuda. Me senté y coloqué mis miedos frente a mí, a todos, y, mirándolos sin disfraz, escuchando todo lo que me aconsejaban, dije de todo corazón: lo acepto. Entonces empeoré todo lo que podía empeorar esa situación, en muchos casos era mi muerte o la de un ser querido, era difícil, pero eran mis propios miedos.
Era el momento de superarlos y,
RECORDEMOS, si se alimentan de tu miedo, si tienes esos pensamientos, ¿no será
lógico que sigan viviendo? ¡¡Los estaba alimentando!! Así que dije con toda mi
alma, sintiendo lo más posible lo que decía, alargando la mano y tocando la
visión: «Lo acepto». «Me acepto y me apruebo». Y se disolvió la imagen.
Entonces daba paso al siguiente miedo. Si aceptas, te sientes en paz, te
relajas, y ya sabemos que la relajación es opuesta al miedo, el estado donde
pueden existir y proliferar los miedos.
Lo que estoy diciendo es que abraces tus
miedos, porque es una de las grandes formas en que los harás desaparecer. Tú
generas tus miedos por tu forma de pensar y piensas como lo haces por tu forma
de entender la vida. ¿No es aceptar como eres, aceptar tu forma de entender la
vida? En otras palabras: amando tus miedos te estás amando a ti mismo tal como
eres y eso, únicamente, puede traer bendiciones a tu vida.
Leí una vez que la ansiedad es muy molesta,
pero no es peligrosa, y tiene un cupo. Es como un vaso que se
llena y, cuando llega al tope, empieza a vaciarse, así que estate tranquila,
así como tranquilos estad todos quienes padezcáis de ello.
¡¡¡Un abrazo a todos!!!
David Sánchez Florio
Escritor y Coach español
Escritor y Coach español
@buracnam
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