Según he podido saber, gracias a mis múltiples lecturas, es un consenso el hecho de que los siglos XVI y XVII fueron conocidos como "Siglos
de Oro" de España. Esto no solo en razón de los sensacionales descubrimientos náuticos
realizados por sus marineros al servicio de Castilla, sino también por el poder
y el esplendor de sus monarcas y de sus artistas, tanto pintores como
escritores. En ese siglo han vivido Carlos V de Alemania y I de España, Felipe
II, El Greco, Lope de Vega, Góngora, Quevedo y Miguel de Cervantes, entre
muchos de los dorados nombres.
Grafiti, Tordesillas (Valladolid, España, 2017) |
España pasaba por un período glorioso, situado entre los grandes viajes y
exploraciones de nuevas tierras, amén de
la disminución de la dominación española - 1492-1665. Las riquezas de América y
de India patrocinaron el esplendor artístico de España, con lo que su cultura
logra un estado sin precedentes.
Esta época se caracterizó por un gobierno con manos de hierro y, en el
campo de las ideas, por una acción inquisitorial de la Iglesia. La cultura
judía también recibió un estímulo significativo. Los judíos no convertidos al
cristianismo fueron exiliados en 1492, estableciéndose de este modo, por toda
Europa, Asia y África, importantes centros coloniales de origen hispano. De
esta manera, conservan su lengua y el hábito de la creación de obras literarias
en lengua española.
En ese mismo período, Colón llegó a América y se extendió el dominio y la
cultura española a nuevas tierras. La reputación artística y económica de
España también alcanzará a los países vecinos y a todo el continente europeo. Es la era de los famosos pintores españoles, nombres como El Greco,
Ribera, Velázquez, Zurbarán, Murillo, y muchos más. Surgen también célebres
escritores.
El teatro también se desarrolla en todos sus aspectos y se convierte en
la forma de entretenimiento preferida de la población. Se construyen corrales de
comedias (germen de los actuales teatros) en las ciudades más importantes del
territorio español. El teatro se establece sobre cuestiones básicas como es la
sujeción a la norma de las tres unidades: unidad de tiempo, unidad de lugar y
unidad de acción.
Tan popular en su época, Cervantes trabajó sus inspiraciones teatrales durante
toda su vida. Sin embargo, en sus piezas mayores el teatro de Cervantes ha sido
injustamente muy poco apreciado y representado. Hasta hoy existen obras que nunca
han sido representadas.
Gran Teatro Cervantes, en Tánger (Marruecos) |
Éxito tuvo, puesto que sus obras se representaron «sin ofrenda de pepinos»,
como dice en el prólogo a sus Ocho
comedias y ocho entremeses nunca representados, pero fue efímero ante el furor de la nueva fórmula dramática de Lope de Vega, más audaz y moderna que
la suya, que hizo a los empresarios rechazar las comedias cervantinas y
preferir las de su rival.
Los estudiosos entienden que el teatro de Cervantes poseía un fin moral,
incluía personajes alegóricos y procuraba someterse a las tres unidades
aristotélicas de acción, tiempo y lugar, mientras que el de Lope rompía con
esas unidades y era moralmente más desvergonzado y desenvuelto. Así como mejor
y más variadamente versificado.
Se cree que Cervantes nunca pudo sobrellevar este fracaso y se mostró
disgustado con el nuevo teatro lopesco en la primera parte del Quijote, cuyo carácter teatral aparece
bien asentado a causa de la abundancia de diálogos y de situaciones de tipo
entremesil que entreveran la trama.
Sin embargo, para muchos cervantistas es, en efecto, el entremés el género dramático
donde luce en todo su esplendor el genio dramático de Cervantes, de forma que
afirman que es, junto a Luis Quiñones de Benavente y Francisco de Quevedo, Cervantes uno de los mejores autores del género, al que aportó una mayor
profundidad en los personajes, un humor inimitable y un profundo calado y
trascendencia en la temática.
Algunos críticos literarios afirman que existe una conexión interna entre el
mundo teatral y el narrativo de Cervantes. Eso se muestra, por ejemplo,
cuando el tema abordado en el entremés El
viejo celoso aparece en la novela ejemplar titulada El celoso extremeño. Se considera, asimismo, que aparecen
personajes sanchopancescos, como en el entremés de La elección de los alcaldes de Daganzo, donde el protagonista es
tan buen catador o "mojón" de vinos como Sancho o que los temas de la
apariencia y la realidad, tan barrocos, se muestra en El
retablo de las maravillas, donde se adapta el cuento medieval de Don Juan
Manuel (que Cervantes conocía y había leído en una edición contemporánea) del
rey desnudo y se le da un contenido social.
Según los historiadores literarios, El juez de los divorcios tocaba también
biográficamente a Cervantes, y en él se llega a la conclusión de que "más vale
el peor concierto / que no el divorcio mejor". También poseen interés los
entremeses de El rufián viudo, La cueva
de Salamanca, El vizcaíno fingido y La guarda cuidadosa. Para sus
entremeses adopta Cervantes tanto la prosa como el verso y se le atribuyen
algunos otros, como el de Los habladores.
Hay, sin embargo, una excepción. Como dicen los criticos, "la que
representa el ejemplo más acabado de imitación de las tragedias clásicas":
El cerco de Numancia, también
titulada La destrucción de Numancia, "donde se escenifica el tema
patriótico del sacrificio colectivo ante el asedio del general Escipión y donde
el hambre toma la forma de sufrimiento existencial, añadiéndose figuras
alegóricas que profetizan un futuro glorioso para España".
Parecida inspiración patriótica poseen otras comedias, como La conquista de Jerusalén, descubierta
recientemente. Otras comedias suyas tratan el tema, que tan directamente
padeció el autor y al que incluso se hace alusión en un pasaje de su última
obra, el Persiles, del cautiverio en
Argel, como Los baños de Argel, Los tratos de Argel, La gran sultana y El
gallardo español, donde se cree ha querido también encontrar la denuncia de
la situación de los antiguos soldados como el propio Cervantes. De tema más
novelesco son La casa de los celos y
selvas de Ardenia, El laberinto de amor, La entretenida. Carácter picaresco
tienen Pedro de Urdemalas y El rufián
dichoso.
Cervantes reunió sus obras no representadas en Ocho comedias y ocho entremeses nunca representados; además, se
conservan otras obras en manuscrito: Los
tratos de Argel, El gallardo español, La gran sultana y Los baños de Argel.
Innegable es la gran dedicación de Cervantes al teatro y la considerable
producción teatral que nos dejó. Así que decir que no tuvo éxito en sus obras
de teatro es más que ingenuo. Es casi una injusticia.
La verdad es que Cervantes era demasiado grande para su tiempo y, posiblemente
por eso, al final de sus días, su obra conquistó el mundo y hoy sigue
conquistando el nuestro.
Mariana B.
Bloguera biográfica
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