martes, 25 de abril de 2017

Miguel de Cervantes y el Teatro español


Según he podido saber, gracias a mis múltiples lecturas, es un consenso el hecho de que los siglos XVI y XVII fueron conocidos como "Siglos de Oro" de España. Esto no solo en razón de los sensacionales descubrimientos náuticos realizados por sus marineros al servicio de Castilla, sino también por el poder y el esplendor de sus monarcas y de sus artistas, tanto pintores como escritores. En ese siglo han vivido Carlos V de Alemania y I de España, Felipe II, El Greco, Lope de Vega, Góngora, Quevedo y Miguel de Cervantes, entre muchos de los dorados nombres. 


Grafiti, Tordesillas (Valladolid, España, 2017)


España pasaba por un período glorioso, situado entre los grandes viajes y exploraciones de nuevas tierras, amén  de la disminución de la dominación española - 1492-1665. Las riquezas de América y de India patrocinaron el esplendor artístico de España, con lo que su cultura logra un estado sin precedentes.

Esta época se caracterizó por un gobierno con manos de hierro y, en el campo de las ideas, por una acción inquisitorial de la Iglesia. La cultura judía también recibió un estímulo significativo. Los judíos no convertidos al cristianismo fueron exiliados en 1492, estableciéndose de este modo, por toda Europa, Asia y África, importantes centros coloniales de origen hispano. De esta manera, conservan su lengua y el hábito de la creación de obras literarias en lengua española.

En ese mismo período, Colón llegó a América y se extendió el dominio y la cultura española a nuevas tierras. La reputación artística y económica de España también alcanzará a los países vecinos y a todo el continente europeo. Es la era de los famosos pintores españoles, nombres como El Greco, Ribera, Velázquez, Zurbarán, Murillo, y muchos más. Surgen también célebres escritores.

El teatro también se desarrolla en todos sus aspectos y se convierte en la forma de entretenimiento preferida de la población. Se construyen corrales de comedias (germen de los actuales teatros) en las ciudades más importantes del territorio español. El teatro se establece sobre cuestiones básicas como es la sujeción a la norma de las tres unidades: unidad de tiempo, unidad de lugar y unidad de acción.

Tan popular en su época, Cervantes trabajó sus inspiraciones teatrales durante toda su vida. Sin embargo, en sus piezas mayores el teatro de Cervantes ha sido injustamente muy poco apreciado y representado. Hasta hoy existen obras que nunca han sido representadas. 

Gran Teatro Cervantes, en Tánger (Marruecos)

Éxito tuvo, puesto que sus obras se representaron «sin ofrenda de pepinos», como dice en el prólogo a sus Ocho comedias y ocho entremeses nunca representados, pero fue efímero ante el furor de la nueva fórmula dramática de Lope de Vega, más audaz y moderna que la suya, que hizo a los empresarios rechazar las comedias cervantinas y preferir las de su rival.

Los estudiosos entienden que el teatro de Cervantes poseía un fin moral, incluía personajes alegóricos y procuraba someterse a las tres unidades aristotélicas de acción, tiempo y lugar, mientras que el de Lope rompía con esas unidades y era moralmente más desvergonzado y desenvuelto. Así como mejor y más variadamente versificado.

Se cree que Cervantes nunca pudo sobrellevar este fracaso y se mostró disgustado con el nuevo teatro lopesco en la primera parte del Quijote, cuyo carácter teatral aparece bien asentado a causa de la abundancia de diálogos y de situaciones de tipo entremesil que entreveran la trama.

Sin embargo, para muchos cervantistas es, en efecto, el entremés el género dramático donde luce en todo su esplendor el genio dramático de Cervantes, de forma que afirman que es, junto a Luis Quiñones de Benavente y Francisco de Quevedo, Cervantes uno de los mejores autores del género, al que aportó una mayor profundidad en los personajes, un humor inimitable y un profundo calado y trascendencia en la temática.



Algunos críticos literarios afirman que existe una conexión interna entre el mundo teatral y el narrativo de Cervantes. Eso se muestra, por ejemplo, cuando el tema abordado en el entremés El viejo celoso aparece en la novela ejemplar titulada El celoso extremeño. Se considera, asimismo, que aparecen personajes sanchopancescos, como en el entremés de La elección de los alcaldes de Daganzo, donde el protagonista es tan buen catador o "mojón" de vinos como Sancho o que los temas de la apariencia y la realidad, tan barrocos, se muestra en El retablo de las maravillas, donde se adapta el cuento medieval de Don Juan Manuel (que Cervantes conocía y había leído en una edición contemporánea) del rey desnudo y se le da un contenido social. 

Según los historiadores literarios, El juez de los divorcios tocaba también biográficamente a Cervantes, y en él se llega a la conclusión de que "más vale el peor concierto / que no el divorcio mejor". También poseen interés los entremeses de El rufián viudo, La cueva de Salamanca, El vizcaíno fingido y La guarda cuidadosa. Para sus entremeses adopta Cervantes tanto la prosa como el verso y se le atribuyen algunos otros, como el de Los habladores.

Hay, sin embargo, una excepción. Como dicen los criticos, "la que representa el ejemplo más acabado de imitación de las tragedias clásicas": El cerco de Numancia, también titulada La destrucción de Numancia, "donde se escenifica el tema patriótico del sacrificio colectivo ante el asedio del general Escipión y donde el hambre toma la forma de sufrimiento existencial, añadiéndose figuras alegóricas que profetizan un futuro glorioso para España". 

Parecida inspiración patriótica poseen otras comedias, como La conquista de Jerusalén, descubierta recientemente. Otras comedias suyas tratan el tema, que tan directamente padeció el autor y al que incluso se hace alusión en un pasaje de su última obra, el Persiles, del cautiverio en Argel, como Los baños de Argel, Los tratos de Argel, La gran sultana y El gallardo español, donde se cree ha querido también encontrar la denuncia de la situación de los antiguos soldados como el propio Cervantes. De tema más novelesco son La casa de los celos y selvas de Ardenia, El laberinto de amor, La entretenida. Carácter picaresco tienen Pedro de Urdemalas y El rufián dichoso.

Cervantes reunió sus obras no representadas en Ocho comedias y ocho entremeses nunca representados; además, se conservan otras obras en manuscrito: Los tratos de Argel, El gallardo español, La gran sultana y Los baños de Argel.

Innegable es la gran dedicación de Cervantes al teatro y la considerable producción teatral que nos dejó. Así que decir que no tuvo éxito en sus obras de teatro es más que ingenuo. Es casi una injusticia.

La verdad es que Cervantes era demasiado grande para su tiempo y, posiblemente por eso, al final de sus días, su obra conquistó el mundo y hoy sigue conquistando el nuestro. 

Mariana B.
Bloguera biográfica

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