La mayoría de las leyendas urbanas provienen
de hechos reales o preocupaciones cotidianas reales, pero que terminan
siendo distorsionados, ampliados y exagerados con el tiempo. Según
estudios antropológicos, las leyendas urbanas que se originan en las ciudades
son fábulas de la realidad y tienen como objetivo que el hombre pueda
verbalizar y expresar de alguna manera sus miedos y temores más íntimos.
Así que, en general, reflejan situaciones cotidianas de la sociedad
dotadas de un cierto nivel de extrañeza y exageración. A menudo, la misma
historia de base da lugar a varias leyendas urbanas, con el mantenimiento
de una idea central, que se diversifica con el tiempo en varias historias
adaptadas a un determinado tiempo o lugar para lograr el mayor impacto en una
sociedad.
Se observa que en Brasil, además de la
existencia de una cultura popular fuerte, las leyendas urbanas no tienen
la misma difusión y el mismo magnetismo que tienen estas mismas historias
en los Estados Unidos y en Europa. Es cierto que en los países
desarrollados, la industria cultural ha explotado masivamente las leyendas
urbanas locales en películas y libros, lo que no sucede en Brasil.
De hecho, observamos que la sociedad
brasileña copia, exalta, conoce y aprecia las leyendas de otros países
(sobre todo, los que se acceden a través de la industria cultural), pero
que hay poca divulgación de leyendas urbanas locales.
Aun así, de forma esporádica, misteriosas
historias aparecen en los medios de comunicación y en los informes de la
prensa sensacionalista que, con el tiempo, se convierten en las leyendas
urbanas en nuestra sociedad.
Podemos destacar:
- La historia de “La rubia del baño”;
- La historia de “El hombre del saco”;
- La historia de la Santa que aparece en
las ventanas de las casas del interior de São Paulo;
- La historia de los discos de Xuxa que,
escuchados en sentido antihorario, se dice que contienen mensajes de
adoración al diablo;
- La historia de los muñecos asesinos de
“Fofão”.
Por supuesto, muchas leyendas urbanas no
tienen fundamento o base en la realidad y se establecen únicamente con la
intención de difundir cualquier tipo de misterio y temor en la sociedad.
Sin embargo, otras llevan una
"lección moral" intrínseca, como la historia del “Hombre del
saco”, que secuestra a los niños solos en la calle. Alimentar la idea de
este peligro entre los niños podría ser una forma muy eficaz para
garantizar que los pequeños se mantendrán dentro de ciertos límites, fuera
de este "riesgo”.
Con este fin, las leyendas urbanas son parte
de la "sabiduría convencional” que, incluso sin evidencia científica
o histórica, alcanza sus objetivos en la sociedad. Y, en realidad, a pesar
de que sabemos que a estas historias les falta veracidad, sin duda todos
los que leen este texto se acuerdan del miedo que alguna vez ya habrán
experimentado por muchas de estas leyendas urbanas.
¡Incluso puedo apostar que nadie aquí tuvo el
coraje de escuchar los discos de Xuxa al revés, que no aceleró el ritmo
cuando se vio a un payaso en una camioneta o que trató de beber leche con
mango por miedo a morir!
Y es que, este tipo de misterio no debe ser
desvelado, solo experimentado. Por un día dejan de ser historias de miedo
y se convierten en historias divertidas para compartir.
Mariana Boeing
Mariana, escribes siempre muy bien. Yo tenía miedo al "hombre del saco" cuando era niño.
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