Santiago
de Compostela, una ciudad española ubicada en Galicia y hogar de unos 96 000
habitantes, ha sido ampliamente reconocida como destino buscado por peregrinos
de diferentes partes del mundo. Según la leyenda, el apóstol Santiago fue
enterrado en el Monte Sagrado Libredón y la ubicación fue descubierta en el año
813, cuando un campo de estrellas (de ahí el nombre de Compostela) señaló el
sitio exacto de la tumba. Los que llegaban allí a través de diferentes rutas
fueron conducidos principalmente por razones religiosas, pero ¿son estas las
únicas razones para la peregrinación actualmente? ¿Y cuáles son las
consideraciones antes de empezar largos viajes a la región? Hablaré un poco
sobre eso en este breve artículo.
Antes
de empezar el viaje, además de buscar detalles sobre las rutas disponibles,
también es interesante buscar datos históricos del lugar. El Camino de Santiago,
por ejemplo, sirvió como importante medio de conexión entre Roma y la antigua
Hispania y por allí circularon muchas cosas desde Europa, como el estilo
románico, cuyas huellas son visibles en las iglesias presentes en sus varios
puntos. Pero volviendo a la cuestión de las rutas, el peregrino puede elegir
entre varias, algunas de las más conocidas son: el Camino Francés (940 km), el
Camino del Norte (815 km) y el Camino Inglés (155 km). Hay opciones más cortas,
sin embargo es necesario tener en cuenta que para obtener la Compostela (una
especie de certificado de que el peregrino recorrió el Camino), hay que caminar
o andar a caballo durante al menos 100 km o ir en bicicleta el doble de esa
distancia.
Del
mismo modo que la planificación del viaje implica estudiar la Historia y
aprender sobre las diferentes formas de llegar al destino, las consideraciones
sobre la salud del viajero son igualmente importantes (para largas caminatas,
se requiere un buen estado físico), condiciones climáticas locales y elección
racional del equipaje (teniendo en cuenta que será cargado por el propio
peregrino en todo momento). Sin estos cuidados previos, un viaje con el
propósito de recurrir a la verdadera reflexión interna puede causar graves
daños a la salud, convirtiéndose en una carga y no en un ejercicio de
aprendizaje.
Finalmente,
me gustaría compartir mi opinión sobre hacer un viaje como este por el Camino
de Santiago. Creo que es una experiencia de desapego y reflexión espiritual, donde
se busca la vida en su esencia, sin lujos ni rastros de materialismo, y en la
que la fe y la fuerza de la mente actuarían como combustibles principales para
el peregrino. En resumen, me gustaría recorrer el Camino, principalmente por su
importancia histórica, pero antes de eso tendría que fortalecerme un poco más,
tanto física como espiritualmente.
Juliana de Almeida Sarti
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