El Gacetero
El ser humano posee cinco sentidos muy bien desarrollados:
el tacto, el olfato, el sabor, la audición y la visión. Estos sentidos están presentes desde el
nacimiento, conectando al individuo con el mundo que le rodea y salvándolo del
peligro. Por lo tanto, son funciones fisiológicas que hacen que cada uno
interprete el universo donde vive. Sin embargo, otro sentido ha sido explorado
por la sociedad científica y mística: la intuición.
Este sexto sentido no es físico ni tampoco
concreto, pero sí abstracto y psíquico. Se podría clasificar como un
sentimiento que provoca algo así como miedo, angustia o una sensación de
malestar y preocupación. Sin duda, está lejos de ser algo relacionado con la
adivinación o el instinto, este último responsable de mantener la vida de todo
ser vivo de la naturaleza. Por esta razón, se puede decir que es el sentido que
invita al individuo a pensar antes de actuar por impulso y de ponerse en alerta
ante un peligro inminente.
Así que uno se puede preguntar: ¿sería interesante
amplificar este sentido? ¿Estaría, este, relacionado con el misticismo? Bien,
este tema no está prohibido en el misticismo y se discute muchísimo. Sin embargo,
la intuición no es algo místico sino un fenómeno natural que todas las personas
poseen y al cual están sujetas. Por lo que puede ser que asuste a muchos, ya que
no se comprende en su totalidad.
Por lo tanto, a medida que se conoce y
acepta el sexto sentido, se disfruta con sabiduría y sensatez. Basta creer en
el sentimiento que hace que una persona se pare a reflexionar y pensar sobre
algo, antes de actuar. La intuición es capaz de dar la respuesta que se necesita: un sí o un
no. Cuando se está en duda, lo mejor es relajarse y dejarlo operar, aclarando
las cosas y permitiendo que la vida fluya naturalmente. La vida transcurriría con
más facilidad si las personas vivieran bajo el precepto de la intuición. Tal
vez, las crisis de ansiedad serían menores y la sociedad, más sana.
Delante de lo expuesto, se puede decir que la intuición
no se relaciona con el inconsciente colectivo estudiado por Jung. Este concepto
no es algo individual y sí, sentimientos, pensamientos y recuerdos compartidos
por toda la humanidad. Es decir, se trata de predisposiciones con las que el
individuo interactúa con el mundo como sus ancestros hacían. Por ejemplo, una
persona puede quedar aterrorizada en el primer contacto con una cobra, sin nunca
haber tenido una experiencia anterior que le causase miedo. Así que el
inconsciente colectivo establece un hilo más fuerte con el instinto que con la
intuición. Sobre todo porque el primero, protege al individuo del peligro; en
cambio, el segundo, le ayuda a tomar decisiones. Por lo tanto, no hay duda de que
se debe vivir bajo el instinto y la intuición para tener una existencia
tranquila y armónica.
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