domingo, 8 de julio de 2018

Entrevista con la soprano internacional Conchi Moyano: "La voz es como un niño que crece..."


Este año el blog Correveidile tuvo el privilegio de conocer a dos cantantes líricas internacionales que pasaron por Brasil y que nos concedieron sendas entrevistas. La de Conchi Moyano, que es natural de Zamora, en Castilla-León (España), estuvo marcada por los recuerdos de sus inicios, su actual trabajo y la emoción de descubrir un Brasil que le sorprendió gratamente. Aquí tienes lo que nos contó en exclusiva durante sus últimas horas en suelo brasileño, tras haber triunfado en diversos puntos de la geografía nacional con un repertorio de zarzuela: 

Blog Correveidile: Conchi, sabemos que te dedicas al canto lírico, pero ¿Desde cuándo? 
Conchi: ¡Desde hace muchos años ya! (sonríe). 

B.C.: Entonces, cuéntanos un poco, ¿Cuál es el recuerdo que tienes de la primera vez que entraste en contacto con el canto lírico? 
Conchi: La verdad es que fue un momento muy puntual y exacto, porque estaba estudiando Psicología y Piano al mismo tiempo, pero no tenía intención de ser cantante, ni se me ocurría. Y, como a muchísima gente le pasa, tampoco pensaba que se pudiera aprender a cantar, o sea, creía que quien cantaba bien era porque ya tenía una voz natural de por sí y que podía dedicarse a ello, pero no era mi caso, ¡Para nada! 
Entonces, yo tenía una compañera de psicología que formaba parte de un coro de Salamanca, un coro de aficionados, que se llamaba Tomás Luis de Victoria, el director era Don Victoriano García Pilo, y ella me dijo un día: "¡Vente al coro, que hacemos muchos viajes, vente al coro!" Y yo le decía: "Pero yo no sé cantar". Ella me comentaba: “Solo para viajar, vente al coro”. Y yo le respondía: "Pero si es que yo no sé ni cantar…". ¡Nunca había cantado! Bueno, sí, había cantado en un coro de iglesia, de allí de San Juan, pero era un corito que no requería nada. Y no tenía yo ninguna conciencia ni intención de cantar. 
Y, bueno, me fui a la prueba, es que me acuerdo perfectamente porque fue una cosa… Cuando llegué estaba en pánico, la prueba era de 8 a 9 y yo tenía, en la época, 18 años. Así que me senté en la puerta y veía que la gente entraba y salía, les escuchaba cantar y yo me decía: "¡Dios mío, pero si es que todo mundo canta bien!" Y no me atrevía, no me atrevía… y, de repente, apareció uno del coro, que se llamaba Michel, un belga, rubio, gua-pí-si-mo, que me arrastró y me dijo: "¿Qué haces aquí?" Y le contesté: "Estoy esperando a ver si me atrevo a entrar a hacer la prueba". (Imitando a Michel): "¡Ven!". Y me agarró de la mano y me dijo: "¡Venga, va!" (risas). 

B.C.: Y te dejaste llevar…
Conchi: Así que entré a hacer la prueba y entonces el director, que era García Pilo, me dijo que tenía buena voz, que intentara entrar en la Escuela Superior de Canto, y yo pensaba que ese hombre había perdido un tornillo. Di una clase con una compañera del coro, que ya estaba en la Escuela, que me enseñó un poquito una canción de Dido y Eneas y con esas, allá me fui y para mi sorpresa, porque no me lo esperaba en absoluto, me cogieron y bueno ahí empezó todo. 

B.C.: Tu carrera musical empieza en ese coro, pero ¿Cuándo empiezas a cantar en solitario? 
Conchi: La verdad es que se va mezclando todo un poco porque cuando vas estudiando ya te van saliendo cosas. Bueno, te van saliendo pequeñas cositas de bodas, estás en uno, dos coros pequeños, haces solos, y ya poco a poco vas haciendo tus conciertos, se va mezclando todo... Va apareciendo un público y un espacio propio. 

B.C.: Si tuvieras que destacar un momento inolvidable de ese inicio tuyo, la primera vez que cantaste sola y que realmente te marcó, ¿Qué momento sería ese y qué fue lo que cantaste?
Conchi: Debo confesar que hubo dos momentos así en mi vida: Uno como iniciante, que fue la primera vez en mi vida que canté sola en público y que fue precisamente con ese coro, a los 3 meses de haber entrado. Yo estaba como un flan, fue en la clerecía de Salamanca, en la iglesia, recuerdo que aquello era enorme, veía a mucha gente, estaba abarrotada y tenía que cantar un solo de un villancico en un concierto de Navidad, que se llamaba Mary had a baby, de una espiritual. Me acuerdo que la rodilla derecha me empezó a temblar (risas) y me dije: “Me voy a caer, me voy a caer, me voy a caer y...” Cuando me di cuenta, ya estaba cantando, una cosa increíble. ¡Lo conseguí! Eran unos conciertos de villancicos y esa fue la primera vez que canté sola. 
La segunda vez fue un momento maravilloso, en los años 90, fui a cantar “La Reina de la Noche” (en alemán) a Malta y fue donde conocí a Miriam Gauci, la soprano maltesa, así que esa también fue una experiencia maravillosa. 

B.C.: ¿Y por qué recuerdas con tanto cariño ese momento en Malta?
Conchi: Porque fue la primera vez que salía de España para cantar, fue la primera actuación internacional que vivía y eso para mí fue toda una experiencia. Se trata de irte a otro sitio y cantar, tienes que hacer los ensayos, tienes que estar allí y de eso aprendes mucho, aprendes muchísimo. Y, en cuanto a Miriam Gauci, es una soprano maltesa impresionante.

B.C.: ¿Qué país has visitado para cantar y te ha sorprendido gratamente? 
Conchi: Pues, ciertamente Brasil, porque lo he comentado mucho y me ha sorprendido la imagen que se tiene en Europa de Brasil. Todo es muy distinto entre lo que se nos vende y lo que me he encontrado, ¡Hay una enorme diferencia! Esta es la primera vez que he estado aquí, en São Paulo, hace 10 días paseaba por la Avenida Paulista, con Laura Alonso Padín, y nos pareció una ciudad absolutamente cosmopolita; es como estar en Nueva York, ¡por Dios! Es como el centro financiero de Manhattan, ¡Es impresionante! 
Luego hemos estado las dos cantando en Natal (Brasil), el teatro estaba lleno y fue un gran éxito. La orquesta sinfónica do Rio Grande do Norte es maravillosa. El calor del público en Brasil ha sido impresionante. En Natal, por ejemplo, ha sido increíble, después del concierto estuvimos haciéndonos fotos con el público y no sé si han sido tres cuartos de hora así, fotos y más fotos. El público extremadamente caluroso al finalizar cada canción, los aplausos eran increíbles. Un público muy cálido en este país. 

B.C.: Sabemos que has cantado aquí en Brasil con Laura Alonso, así que lo que nos gustaría saber es si esta colaboración ha nacido en tierras brasileñas o ya os conocíais de antes y cómo surgió...
Conchi: Nos conocimos en un festival en España porque yo dirijo un festival de ópera que se llama Festival LittleOpera (Festival de Ópera de Cámara), que se celebra en Zamora (España). Para la primera edición del festival, 2016, la llamé para que hiciera "La Voix Humaine", de Poulenc, y ahí fue cuando nos conocimos y, desde entonces, hemos hecho buenas migas. Ya hemos actuado en más ocasiones juntas, incluso fuera de España. Hace poco nos fuimos a Hamburgo, a la Elbphilharmonie (Filarmónica de Elba) a dar un recital de zarzuela, junto con otros compañeros, e igualmente fue un éxito bastante notable porque era un lunes, pero estaba lleno, entonces la verdad es que fue muy positivo. 



B.C.: ¿Qué es lo que sientes cuando cantas zarzuela? 
Conchi: Mira, la zarzuela es algo que todos llevamos dentro. En España es algo que hemos oído, directa o indirectamente, a través de nuestros padres. Se trata de algo muy nuestro y nos es muy cercana, muy propia. Ahora, la verdad es que tenemos una mala noticia en España, que es que han unificado, digamos, el Teatro Real con el Teatro de la Zarzuela y estamos un poco de oídas, esperando novedades. Estamos aquí en Brasil Laura y yo, hemos hecho ese homenaje nuestro a la zarzuela y, sin embargo, en España parece que los políticos no están ayudando mucho, precisamente, al género y la verdad es que eso es una cosa que se pide. Nadie sabe cómo va a ir la cosa en torno a esa fusión de teatros, se están organizando muchas manifestaciones en España, en defensa de la Zarzuela y del Teatro, porque hay que tener en cuenta que es el único teatro de zarzuela del mundo que se dedica, casi exclusivamente, a este género y, bueno, hay mucho movimiento.  

B.C.: De toda la zarzuela que estás rescatando en este repertorio con el que viajas, junto a Laura Alonso, ¿Cuál es la que más te gusta y te emociona? 
Conchi: El primer recital que di de zarzuela, en Zamora, estaba de los nervios, porque es mucho más difícil cantar delante de gente conocida que desconocida. Allí, entre el público, estaban todos los amigos, compañeros del colegio, mis padres,… Y me acuerdo que canté una habanera de la zarzuela Monte Carmelo, que es “Madre de mis amores”, y mi madre se emocionó toda, así que cada vez que canto esa, pues, me acuerdo de ella. 

B.C.: Cómo se vive la zarzuela en España y, al mismo tiempo, cómo se la vive fuera de tu país. 
Conchi: La zarzuela siempre ha tenido muy buena cogida porque es muy alegre. Al hablar de zarzuela, se puede distinguir el género chico de la zarzuela grande, que es más seria y tiene más actos. No obstante, ambas se consideran zarzuelas, pero digamos que el formato es mayor en la zarzuela grande que en el género chico. La acogida del público siempre es fabulosa, o sea, la zarzuela es muy alegre, tiene ese ritmo español, esa energía fantástica y, allí donde hemos ido con ella, el resultado siempre ha sido impresionante, tanto en España como fuera. 

B.C.: También nos consta que impartes clases de música en Zamora. Cuéntanos con más detalle cómo es ese trabajo y en qué consiste. 
Conchi: Para mí dar clase de canto es una pasión, me encanta. En concreto, doy clase de técnica de canto y me resulta apasionante por muchos motivos. Uno de ellos es que, como os decía antes cuando me pasó a mí, la gente no suele darse cuenta y no sabe cómo cambia una voz cuando se la trabaja, es decir, es como un niño que crece y, de pronto, es un adulto y no hay relación prácticamente entre el bebé que veías y el adulto. Pues con la voz pasa exactamente lo mismo. 
Entonces, allí en Zamora, hace unos años no había casi cantantes, ni técnica, ni siquiera en el conservatorio había canto y a mí siempre me ha gustado mucho la labor de divulgar y comunicar el canto. Así que me he empeñado con vehemencia precisamente en eso, en enseñarle a la gente que una voz puede cambiar muchísimo cuando se la educa, que la técnica es como hacer un entrenamiento físico y muscular sobre el cuerpo, por lo que gracias a eso se consiguen muchas transformaciones porque, al fin y al cabo, también son posturas lo que tenemos por dentro. Podemos hablar de diversas maneras, así que trabajo con la respiración, las cuerdas vocales, la lengua, las cavidades internas, las posiciones que utilizamos por dentro para que el sonido salga de una manera o de otra; lo importante es que sea sobre todo una voz sana, que salga de una manera relativamente fácil, ya que siempre se va a hacer un esfuerzo y todo eso, para mí, sigue siendo muy apasionante. 
Por lo regular, suelo dar clase tanto a alumnos que quieren ser profesionales como a la gente amateur que desea mejorar y confieso que me sorprenden prácticamente todos porque, sabiendo lo que sé como te he dicho antes, la voz cambia tremendamente cuando se la educa, a mí todavía me sorprenden cuando van mejorando, y dices: "¡Dios mío, pero cómo cambia!" O sea, cuando vas sacando la voz y va transformándose comentas: “¡Es que parece mentira!”. A mí misma ese proceso me emociona. 

B.C.: ¿Tú crees que te ayuda, en tu carrera, el hecho de cantar y de dar clase? 
Conchi: Sí, la verdad es que sí. Cuando das clase aprendes muchísimo porque, entre otras cosas, tienes primero que averiguar en ti para poder transmitir a los demás, entonces, mientras estás dando clase es un constante volver a ti, a analizarte tú, a conectar contigo y volver a... Así que aprendes muchísimo, al ver a los demás, con la actitud de los demás. Siempre es muy fácil ver los fallos en los otros, mucho más fácil que en uno mismo, y dar consejos a la gente que escuchas, pero luego te dices: "¡Ya, pero aplícatelo tú primero!"

B.C.: Háblanos de algún alumno que, de manera especial, se te haya quedado grabado en la memoria. 
Conchi: Sobre los alumnos, bueno, hay uno con el que me encontré, que se llamaba Mauro Pedrero, un barítono que está terminando ahora los estudios de canto y al que yo le auguro mucho futuro en el mundo del canto porque tiene una voz fantástica y es un chico muy tenaz, además de muy inteligente. La inteligencia, realmente, es uno de los instrumentos más importantes, casi más que las propias cuerdas vocales. 

B.C.: ¿A qué edad, en general, empiezas a trabajar con la gente que te busca para las clases de técnica?
Conchi: Sinceramente no hay edad, tengo alumnos de todas las edades; pero el niño más pequeño que me vino a clase fue uno de ocho años, que poseía una voz angelical, y la señora de más edad que tuve, creo recordar que tenía 69 años. 

B.C.: Si una persona quiere aprender técnicas de canto y dedicarse al mundo de la ópera, ¿Qué consejos le darías? 
Conchi: Mira, mejor cuento mi caso particular. La primera profesora que tuve en la Escuela Superior de Canto de Madrid, cuando terminó el primer curso, al finalizarlo me dijo: "Mira, hija, voy a ponerte no presentada en el examen, porque me da pena ponerte suspenso, pero deja esta carrera porque no tienes voz, ni musicalidad, ni vales para nada". Y ya llevaba un año en la Escuela y esa fue la primera persona que me había enseñado canto. Así que bueno, me acuerdo que llegué a la siguiente clase llorando como una Magdalena, todos intentando consolarme, “No le hagas caso que esta mujer está muy mal…”. 



Pero recuerdo con claridad eso que me dijo: "Tú no tienes voz ni eres musical". Y, obvio, aquello se me quedó clavado como una flecha porque yo llevaba muchos años haciendo piano y mi profesor siempre me comentaba que era la alumna más musical con la que se había encontrado entre sus alumnos. Entonces pensaba: “Esta señora no tiene razón, ¡no tiene razón!”. Y, claro, al día siguiente fui y le dije: "Mire, me voy a cambiar de profesora, pero voy a seguir con canto". Y al año siguiente me cambié de profesor, estuve con otro profesor allí en la Escuela, seguí estudiando y le eché coraje. 
Sin embargo, es verdad que hay muchos alumnos que no saben que la voz cambia muchísimo cuando se educa y parece que hay profesores de canto que tampoco lo saben. Por lo que hay muchos profesores de canto que, eso que me dijeron a mí, se lo han dicho a muchos alumnos que han dejado de cantar porque le aconsejaron, “con buena intención” -entre muchas comillas lo de la buena intención-, que debían dedicarse a otra cosa. 

B.C.: ¿Y por qué crees que sucede esto? 
Conchi: Lo que pasa es que, es verdad, es muy difícil cuando empiezas, porque no tienes criterio ni sabes nada. No sabes con quién das ni lo que te van a enseñar, ¡No sabes nada! Ni lo que está bien o mal y es muy difícil saberlo. Así que, lo mejor que puedes hacer es siempre preguntar a compañeros, que te aconsejen cómo están ellos con esa persona. Sentirte tú, si te sientes cómodo, si te sientes forzado, pero bueno, la verdad es que incluso eso es difícil porque, cuando empezamos a trabajar técnicamente, ese es un trabajo muscular y, a veces, confundimos lo que es el trabajo muscular con el esfuerzo.
Tampoco sabemos diferenciar qué tipo de esfuerzo está bien o mal, es complicado, ni tampoco el motivo por el que estos profesores a veces hacen eso... En mi caso, esta persona era muy mayor, antiguamente tanto los profesores de aquella generación como los cantantes eran de otra escuela y, por lo general, los que llegaban a cantar eran los que tenían una voz ya de natura, que ya destacaban y, entonces, sobre esas personas se trabajaba. Actualmente hay mucha técnica, hay muchos más cantantes y, en realidad, el que la sigue la consigue, eso vale para todo. 

B.C.: Antes hablabas de inteligencia, ahora hablas de constancia y de mucho trabajo físico. ¿Añadirías algo más para seguir esta carrera? 
Conchi: Paciencia, paciencia y más paciencia. La paciencia para un cantante es lo más difícil y lo más importante. Para un cantante es muy difícil porque todos tenemos mucha prisa, queremos que suene bien enseguida y no nos damos cuenta, repito, que es un ejercicio físico, que son músculos trabajando, que hay que entrenar posiciones, que consiste en entrenar, entrenar y entrenar todos los días, horas, meses y meses... hasta que eso empieza a dar un resultado, porque no solo se trata de entender, cuando vamos a clase de canto queremos entender lo que dice el profesor, pero no solo hay que entenderlo, lo que ya de por sí es difícil, sino que después de entenderlo hay que entrenarlo y entrenarlo para que salga, ya que por mucho que lo entendamos no va a salir. Por lo tanto, cuando alguien trabaja la voz técnicamente, siempre va a mejorar, que llegue más lejos o menos lejos va a depender de él, mientras no haya un problema físico real en las cuerdas vocales, en el aparato fonador, todo el que trabaje la técnica va a mejorar su voz siempre. Aunque repito, la constancia, el trabajo y la paciencia son las bases principales para lograrlo. 

B.C.: Y eso puede servir no solo para cantar, ¿verdad?
Conchi: Exacto, esa práctica también es válida para ponentes que dan conferencias o para aquellos que deben hablar en público, pero sobre todo para los profesores es algo fantástico. 

B.C.: ¿Y cómo se dominan las emociones sobre el escenario? 
Conchi: Eso también se va controlando. Sobre la emoción parece que conseguimos, con el tiempo, desarrollar una capacidad mediante la cual, por mucho que estés emocionado, consigues doblegarla. No es que se le quite la emoción realmente, pero no dejas que se somatice, que se meta en el cuerpo, no dejas que te agarrote el cuerpo, así que puedes controlarlo de manera que siga funcionando, aunque tú estés en el pico más alto de la emoción.

B.C.: ¿Cuál es la ópera que más te gusta y por qué? 
Conchi: ¡Bufff, qué difícil! Mira, más que una ópera, te digo un compositor que es el que más me gusta, hablando de emotividad, Giacomo Puccini. Y es que te embarga una gran emoción siempre, tiene una escritura musical lograda, las voces que hacen falta para cantarlo, es todo. Por ejemplo, La Bohème es una ópera maravillosa en la que la soprano se acaba muriendo, como tantas otras sopranos que se mueren. Lo que sucede es que la protagonista se está muriendo y el coprotagonista está enamorado de ella, hay ahí un drama un poco intenso. Turandot es otro gran dramón, Madama Butterfly es otra ópera en la que la protagonista acaba suicidándose. En fin, se trata de historias de amor, pero todo es muy profundo y se caracteriza este compositor por crear unos personajes femeninos muy intensos. La alegría llega de la mano de Gaetano Donizetti, pero Puccini es distinto. 

B.C.: ¿Y alguna ópera que te gustaría cantar porque consideras que es todo un reto?
Conchi: La Boheme de Pucinni y me gustaría mucho también La Traviata de Verdi, que es una ópera que me ha seguido toda la vida porque fue una de las primeras que escuché y, de manera repetida, ha habido momentos en los que la he trabajado por distintos motivos; así que esas dos son las que me vienen a la memoria de manera inmediata. 

B.C.: ¿En tu familia hay una tradición operística o tú eres la primera?
Conchi: No, en mi familia no hay nadie ni que estudiara música, ni que supiera nada, ni que se pudieran imaginar nada relacionado con la ópera. Me acuerdo que cuando empecé a estudiar piano, me decía mi abuelo: "Deja eso, que de eso solo viven los Beethovens. ¡Tú a la carrera, a la carrera!". 

B.C.: Y al final, ¿Acabaste la carrera de psicología?
Conchi: No, la dejé por la Música; me apasiona la Psicología, me encanta y leo todo lo que puedo de ella, pero la dejé por la Música. Años después, a mi abuelo se le caía la baba cuando me oía cantar porque, en efecto, llegó a verme. Lo que más le gustaba a él era el “Ave María” de Schubert. Me la pedía siempre, de hecho la canto en la misa de Navidad todos los años por él, que me solicitó que la cantara, y lo sigo haciendo, aunque ya falleció, en su memoria. 

B.C.: Para concluir, si tuvieras que definirte, ¿Qué dirías de ti? 
Conchi: Pues mira, soy una persona muy normal, es que ahora los cantantes ya no somos como eran antes, separados de la gente, todo lo contrario. Para mí un afán es acercar todo lo que la gente cree que es elitista. Aproximarme a las personas, que vean que realmente la ópera es una cosa posible para todos, que es lo que intenté dejar claro a lo largo de esta entrevista, que es algo que está cerca; aunque ese mundo profesional no sea para todos porque, volvemos a lo mismo, es una cuestión de actitud, de deseo personal, de quererlo -porque no es fácil quererlo-, que conlleva mucho sacrificio y esfuerzo, pero sí que cualquiera que lo desee y que tenga esa fuerza de voluntad y esa inteligencia, puede llegar a ello sin problema. En mi caso, yo me considero una cantante que es feliz haciendo lo que hace, que está a disposición de todo el que quiera saber algo de ópera o de canto, porque para mí es una pasión enseñar, y que sobre todo es una gran amante de la música. 

Blog Correveidile

Comida de despedida en São Paulo, con Conchi Moyano, Laura Alonso Padín
y parte del equipo del Blog Correveidile, horas antes de su partida.

¡Gracias a todos los que participaron! Inolvidable...

5 comentarios:

  1. Sin duda, ha sido todo un privilegio poder contar con la amabilidad y la simpatía de Conchi Moyano, sin lo cual no hubiera sido posible esta entrevista. Además de interesante, para el equipo del Blog fue muy divertida la realización de la misma porque se hizo en un lugar muy representativo de la cultura de la ciudad de São Paulo, en la Praça da Republica.
    Asimismo, debemos agradecer a Andy su magnífico trabajo, fundamental para la preparación de lo que se puede leer en este post, y a Carlos Jiménez, director de la Galería Godê on line, por estar presente y apoyar siempre la cultura. @blogcorreveidile

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    1. ¡Muy amable! Ha sido un placer aprender más sobre la ópera y la importancia de la zarzuela en España. Además de conocer mejor la trayectoria de la simpática Conchi.

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  2. Queridos amigos de Correveidile, yo soy la agradecida por tan fantástica entrevista, por vuestra simpatía y amabilidad. Ha sido una alegría conoceros, y espero poder volver a veros pronto. Enhorabuena por vuestra maravillosa labor!!

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    1. Gracias, Conchi Moyano. Hacemos nuestras tus palabras de gratitud. ¡Un placer haberte conocido! Un beso grande diez mil kilómetros más allá...

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  3. Menudo recital el que ha dado en misa de 11:30 en San Vicente Mártir hoy día de Navidad.

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