Hace algunos días,
empecé a leer Fariña de Nacho
Carretero y me sorprendí con el abordamiento del autor. La obra es un artículo
periodístico sobre el tráfico de cocaína en Europa a partir de Galicia. No sé
si otros autores ya habían abordado el tema de esa forma.
Nacho nos presenta
una visión geográfica de Galicia y una revisión de algunos hechos históricos
desde hace mucho tiempo. Habla de su costa, con casi 1 500 kilómetros debido a
tozuda orilla, aborda su naturaleza para provocar desastres con embarcaciones
que pasan cerca y también su frontera con Portugal. En seguida, aborda las
diferencias socioeconómicas entre España y Portugal, las cuales llevaron a la
práctica de pequeño contrabando de Portugal para España, sin cualquier
intervención de las autoridades y con la tolerancia, tal vez incentivo, de toda
la sociedad.
Ese contrabando, en
principio inocente y necesario, se desarrolló a mediados del siglo pasado y pasó
a actuar de forma más organizada con el contrabando de cigarrillos, con el
consentimiento informal de políticos, inepcia de la policía y, lo más extraño
para mí, con el apoyo de al menos dos de las mayores empresas tabaqueras del
mundo.
Después del éxito con
el tabaco, desviaron el interés para el hachís y, a seguir, para la cocaína, lo
que cambió la naturaleza del tráfico, elevando a Galicia a la posición de
principal entrada de la droga en Europa a finales del siglo pasado.
En el análisis de las
condiciones existentes en un fraude financiero fue identificado que,
generalmente, tenemos tres condiciones que lo preceden: necesidad, oportunidad
y, por fin, justificación.
La necesidad puede
ser: (i) demanda por dinero, lo que lleva a alguien a apropiarse de activos que
no le pertenecen; (ii) obtener gratificación por haber cumplido una meta no alcanzada,
adulterando informaciones; y (iii) evitar reflejos en la imagen de la empresa
por una ocurrencia negativa fraudando los estados financieros u omitiendo
divulgación del hecho y sus efectos.
La oportunidad se
da por eventuales deficiencias en el sistema de control de las empresas o desidia
de algún agente, director o empleado.
Y, por fin, la
justificación es el convencimiento personal de que hay mérito en su actitud y
puede ser identificada por las siguientes frases: (i) “Voy a devolverlo en un
rato, no habrá pérdidas para la empresa”; (ii) “El valor que tomé no es nada
para una empresa de este tamaño y trabajo mucho para merecerlo”; y (iii) “En el
próximo periodo corregimos las distorsiones, nadie lo sabrá, protegemos la
imagen de la empresa y la vida sigue”.
En el enredo de la
obra, aparecen claramente las tres razones para que se produzca un fraude. La
necesidad: inicialmente, las dificultades vividas por la populación de la
región durante el periodo tras la guerra civil y la Segunda Guerra, después la
ausencia de oportunidades de trabajo para gran parte de la populación.
La oportunidad:
inicialmente la frontera entre España y Portugal, que permitía a las personas
cruzarla sin dificultad, y después la costa de Galicia; el incentivo de grandes
tabaqueras; la oportunidad de operar un negocio más rentable que el tabaco y,
por fin, la ausencia del gobierno y la desidia de la policía, que también se
aprovechaba del contrabando.
Las justificaciones
no son tan explícitas, pero se puede suponer por el comportamiento de los jefes.
Los grandes contrabandistas, y después traficantes, consideraban su trabajo
como una actividad económica importante para el desarrollo de la sociedad,
contrataban a muchas personas con buena renta y estaban convencidos de que no
hacían mal a nadie.
Nacho Carretero, autor |
En resumen, su
abordaje es muy interesante pues nos muestra que las cosas no son por obra del
acaso, que muchas acciones de las personas desvirtúan el propósito inicial y la
desidia del poder público lleva a situaciones tan críticas como los traficantes
de coca en Galicia.
José Roberto Pinto Carneiro
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