¿Te perdiste la primera entrega?
Un periódico de aquella época presentaba el bolígrafo destronando a la pluma y poniendo en fuga al humilde lápiz. La industria del nuevo instrumento de escritura tuvo otra circunstancia afortunada: Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, visitó Buenos Aires un hombre de negocios de Chicago, Milton Reynolds, que al conocer la llamada “pluma sin punta” de Biro se la quiso llevar a Estados Unidos. A pesar de que el invento estaba patentado y registrado, Milton consiguió modificar el sistema de suministro de tinta al punto de escritura y el gobierno norteamericano le compró cientos de miles de unidades que envió al frente.
Y así, en 1945 la Fuerza Aérea de Estados Unidos le hizo un pedido de veinte mil unidades. Una cantidad tan desorbitada que impulsó a la empresa americana Milton Reynolds a desarrollar su propio modelo de bolígrafo. Sus auténticos creadores no habían patentado el invento en Norteamérica y no pudieron asumir semejante competencia. Meses después, el americano Franz Seech mejoró la tinta creada por los hermanos Biro, en esta nueva versión se secaba con el aire y se llamó Paper Mate. En las fuerzas aéreas aliadas, el bolígrafo permitía a los pilotos escribir en posiciones en las que no era posible hacerlo con los medios convencionales.
Otro logro fundamental en la historia de este
importante objeto fue protagonizado por el Barón francés Marcel de Bich, creador de la empresa Bic, que en la década de los
50 compró la patente del bolígrafo y tuvo la idea de introducir la bola distribuidora de tinta, hecho
revolucionario que ha mantenido al bolígrafo sin cambios relevantes desde
entonces. Esa fue la semilla del que sería uno de los bolígrafos más conocidos
y de uso generalizado, de bajo coste: el popular Bic.
El
bolígrafo entre nosotros
Sencillo
de base y en sus inicios, pero con el paso del tiempo, las innovaciones y el
crecimiento del mercado, los modelos de bolígrafos
personalizados han evolucionado hasta alcanzar niveles jamás imaginados
por Biro en su momento. Y es precisamente esa evolución y la amplia oferta de
propuestas lo que ha permitido que los bolígrafos publicitarios
se hayan convertido en el segundo artículo publicitario más solicitado y
vendido por las empresas hoy en día, tan solo superado por productos
textiles, como las siempre triunfadoras camisetas. No es de extrañar que los
departamentos de marketing hayan visto en el bolígrafo
publicidad la oportunidad de oro para sus campañas corporativas, en la
medida en que ofrecen máxima visibilidad, bajo coste y los mayores niveles de uso
por parte de usuarios, clientes, etc.
El bolígrafo publicitario representa uno de los
elementos estrella de los paquetes de bienvenida de las empresas, eventos, reuniones… Encaja muy bien en el ámbito empresarial y es por ello por lo que se
les regala tanto a empleados como a clientes, con el objetivo de hacer llegar
una marca a sus bolsillos, acompañarlos en su vida diaria e incluso entrar en
sus casas, donde existe un nivel de relación más íntimo y afianzado.
Al fin y al cabo, firmamos
con un bolígrafo los contratos más importantes de nuestras vidas, desde el acta
matrimonial hasta la compra de una residencia. Nuestras palabras, escritas con
tinta, representan permanencia, durabilidad y compromiso. Con el “boli”
(acortamiento cariñoso) se escriben también cartas de amor o la lista de la
compra del supermercado...
¿Te has quedado con ganas de leer más?
No te pierdas la última entrega...
Pepe Cocodrilo
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