Comúnmente el ser humano intenta definir a las personas a su alrededor
basándose en criterios que juzgan cabales, aunque muchas veces no lo sean como, por ejemplo, el lugar donde viven, dónde nacieron, con quiénes conviven, etcétera. De ahí surgen los estereotipos, que no siempre corresponden a un retrato real
de un pueblo o nación.
Con los españoles no es diferente: entre la propia población local,
aparentemente, hay un intento de diferenciar los grupos de las diversas
comunidades autónomas, ya sea por creerse mejores que el otro, ya sea simplemente por
la gran necesidad de encajar todos en un determinado estándar o categoría.
Se podría decir, por ejemplo, que los madrileños son orgullosos y prepotentes,
pero hospitalarios. De los castellanos, a su vez, se dice que es un pueblo algo
huraño, a pesar de ser muy buena gente. La imagen de los gallegos, para algunos, es la de un pueblo desconfiado, pero, para otros, las cualidades a destacar son
su patriotismo y apego a la familia.
Dejando un poco de lado todas estas etiquetas, lo que realmente vale la pena
destacar es que nosotros somos todos, en nuestras esencias, iguales unos a
otros. Así que, un rasgo notable de una persona o población no debe ser
tomado como base para denigrar la imagen de una parte de esa misma población en detrimento de otra.
Juliana de Almeida Sarti
"Cedosita"
"Cedosita"
Agradezco a Marta por permitir que tengamos contacto con la lengua y cultura españolas de una manera tan rica!
ResponderEliminarQuerida Juliana, soy yo la que os agradece vuestros textos, siempre tan interesantes, curiosos y llenos de vida, que compartís con gran valentía con todos nosotros. ¡Felicidades por el resultado! Te animo a seguir... Un gran beso.
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