Hola, ¡mis queridos correveidileanos!
¿Cómo estáis? ¡Por Dios! Hace nada fue carnaval y
marzo ya ha llegado para mostrar que el año ha arrancado a todo vapor; por lo
que, si nos despistamos, llegará junio en poco tiempo sin que hayamos hecho
muchas cosas, ¿no os parece? Por eso he decidido que en este mes, en el que se
celebra el Día internacional de la mujer y en un mundo en el que todavía
seguimos viendo tantos tipos brutales de violencia -no solo contra aquellas
sino también contra adolescentes y niñas-, sería genial que mi columna abordara el
movimiento que ha surgido hace algunos meses con el claro objetivo de poner en
evidencia los abusos y vulneración de derechos que aún hoy muchas mujeres
enfrentan en la industria cinematográfica. ¡Espero que el coraje de esas
mujeres nos inspire también: #MeToo!
Mi condición de noble para muchos implicaría el
adoptar una postura conservadora con respecto al papel de la mujer en la
sociedad, pero como bien sabéis, ¡jamás la he adoptado! Las costumbres sociales
y los estereotipos de género no han servido para dictar mi vida o mis decisiones
y ojalá podamos celebrar que las generaciones futuras tengan este tipo de
libertad y que lo gocen por completo. Por eso, como un homenaje a todas las
mujeres que nos permitieron estar aquí hoy, debatiendo nuestros derechos, he
decidido traer algunas claves para que podáis escribir y discutir de manera
adecuada el movimiento #MeToo, según las recomendaciones de la Real Academia
Española:
Como primer punto, es
importante decir que en varias redes sociales, las etiquetas (o hashtags, como se llaman en inglés) van
precedidas por el símbolo del numeral o almohadilla (#). Este símbolo, imprescindible para el correcto
funcionamiento de la etiqueta en las redes, puede emplearse sin temor en un
texto seguido para referirse o aludir a la etiqueta. Lo adecuado es
escribirlo pegado a las palabras que la forman y a la almohadilla: #MeToo, y
no # MeToo.
Cuando una etiqueta está compuesta por varias palabras, en las redes
es práctica habitual emplear mayúsculas intermedias, de modo que las letras
iniciales de las palabras que quedan pegadas se escriben con mayúscula (#MeToo en lugar de
#Metoo). Este tipo de mayúsculas, conocidas en inglés como camel
case (“caja camello” en español), hacen que, sobre todo cuando la etiqueta es larga, sea más fácil de leerla.
Al no existir la habitual separación entre las palabras, la mayúscula tiene
aquí una función de demarcación que ayuda a visualizarlas como las unidades
independientes que son. En relación a esto, la Ortografía académica (ORAE) ya
recoge como válidos otros casos como iPod,
eDreams o iBanesto, por lo que recomienda este uso.
Igualmente,
cuando alguna de las palabras que forman la etiqueta lleva tilde, lo adecuado
es ponérsela. Nada en el funcionamiento de las redes sociales impide
escribir los términos con las tildes que les correspondan, mientras que no
hacerlo constituye una falta de ortografía que es posible y recomendable
evitar. Mejor
escribir: #acentúate que
#acentuate.
A priori, no hay necesidad de resaltar con comillas ni
cursiva una etiqueta al citarla en un texto. El símbolo del numeral que
la encabeza actúa ya como una marca o distintivo que es cada vez más reconocida
en los medios y por los hablantes en general. Así, en frases como: «Trump
revitaliza el movimiento ‘Me too’ contra el acoso sexual», «El #Me Too se hace
oír en la Semana de la Moda de Nueva York» o «La actriz habló del movimiento
#Me too y reveló que sufrió acoso por parte de un productor», es preferible
optar por: «Trump revitaliza el movimiento #MeToo contra el acoso sexual», «El
#MeToo se hace oír en la Semana de la Moda de Nueva York» y «La actriz habló
del movimiento #MeToo y reveló que sufrió acoso por parte de un productor».
Bueno, mis queridos
lectores, me parece muy interesante que en añadidura al tema, ¡también estemos
pendientes de las reglas gramaticales del mundo digital! Entonces, ¡arranquemos para luchar por lo que no estamos
de acuerdo!
Como siempre, ¡espero haberos
entretenido!
La Duquesa
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