domingo, 4 de julio de 2021

“El hilo rojo del destino, Goya y la neurociencia”

 

El artista plástico español Francisco José de Goya y Lucientes, nacido en el siglo XVIII, escribió en uno de sus grabados la frase “el sueño de la razón despierta monstruos”, representante del ascenso del pensamiento racional del iluminismo como guía para las acciones y decisiones humanas. Más de tres siglos después de la finalización de esta obra, vivimos en una exacerbación del mundo que Goya vio nacer. Es “la era de los datos”: en que el conocimiento de datos y su interpretación son vistos como el próximo gran guía de las decisiones humanas. 

Los avances cada vez más rápidos de la ciencia y tecnología inspiraron el título de la obra futurista Homo Deus, cuyo título se basa en la creencia de que, en la opinión del autor, el profesor de la Universidad de Oxford Yuval Noah Harari, en cien años haremos cosas que hoy solo creemos que las puede hacer Dios. Según el historiador, al cabo de este tiempo, parecemos tan primitivos como los neandertales nos lo parecen a nosotros hoy. Sin embargo, un descubrimiento peculiar parece haber desafiado la noción de que somos dueños y artífices de nuestro propio destino.

Según una creencia que prevalece en la mitología china, en nuestras manos todos llevamos el hilo rojo del destino. De acuerdo con él, todas las relaciones y encuentros que tenemos en la vida estarán predestinados por un hilo rojo que está atado por los dioses al dedo meñique de las personas que se tienen que encontrar. No hay que elegir. La leyenda afirma que aquellos unidos por el hilo rojo son almas gemelas que, cuando se encuentran, se reconocerán y vivirán una experiencia que les cambiará la vida, no importa cuánto tiempo pasen juntos o sus circunstancias. El hilo rojo puede enredarse, estirarse, tensarse o desgastarse… pero nunca se rompe. Lo llevamos desde nuestro nacimiento para toda la vida y está relacionado también con nuestras amistades y relaciones familiares. 

Pero, ¿cómo saber si uno ha encontrado un hilo rojo? Según la leyenda, lo sabrás porque simplemente sentirás paz interior, seguridad y una alegría incomparable. En tiempos posmodernos de big data, la inteligencia artificial y los algoritmos, quizás esto parezca para muchos solo un cuento antiguo. Pero aquellos que alguna vez ya encontraron su hilo rojo dirán que, al contrario de lo que dicen los filósofos, teólogos y neurocientíficos, el concepto de Dios, a veces, no parece ser una cuestión de qué sino de cuándo.

Teresa Bernard

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