Capítulo 11: “El espejo en que me miro”
La juventud se basa en
planes futuros y expectativas para vivir la vida adulta. Sin duda, es un período
de cambio y reflexiones que ayudan a forjar la personalidad del joven adulto.
No obstante, ¿qué es más importante: disfrutar del presente o mirar hacia el
futuro (dudoso)?
Manuela, la directora, no
está bien consigo misma. Está pasando por una crisis existencial y se aleja de
la Academia para reflexionar sobre su vida. Se inventó una disculpa para viajar
a Madrid, sin embargo, se quedó en casa, sola, pensando en los acontecimientos
que ocurrieron y que la llevaron al estado actual de depresión. Parece que se
ha arrepentido de separarse de su marido: era feliz y no lo sabía. ¿Qué había
hecho con su vida? ¿Había conseguido todo lo que había soñado o deseado?
En parte sí. Manuela era estudiante del Instituto cuando su madre
era la directora. La primera tenía a la segunda como referencia de mujer y
profesional -era el espejo en que se miraba. En el presente, se han peleado y
no se hablan. Su madre es autoritaria e interfería siempre tanto en su vida personal como en sus acciones como directora. Manuela se enfada porque ya no es una niña y
quiere tener el control de su vida y desarrollar la Academia según sus ideales.
No obstante, la caja del tiempo le ayudó a revisar sus valores.
La caja del tiempo fue una actividad propuesta por su madre cuando
era la directora. Las alumnas tenían que elegir un objeto que fuese muy
importante para ellas y escribir una carta para sí mismas, con el objetivo de ser leída
después de 10 años. La carta debería contener sus reflexiones o planes para el
futuro y ser mantenida, junto con el objeto, dentro de una cápsula que sería
cerrada y solo podría ser abierta una década después.
Ya ha pasado ese tiempo y doña Luisa organiza un evento para descubrir los planes y deseos de las alumnas que estudiaron allí, incluso los de Manuela. Esta regresó a la Academia, concordó con la actividad y aceptó leer su carta. Así lo hizo, revelándose que sus sueños eran estar casada con un hombre hermoso que la respetase y al que le gustase tener hijos para completar su familia; se prepararía para ocupar el cargo de directora de la Academia, sustituyendo a su madre, que era su modelo, su inspiración.
Ya ha pasado ese tiempo y doña Luisa organiza un evento para descubrir los planes y deseos de las alumnas que estudiaron allí, incluso los de Manuela. Esta regresó a la Academia, concordó con la actividad y aceptó leer su carta. Así lo hizo, revelándose que sus sueños eran estar casada con un hombre hermoso que la respetase y al que le gustase tener hijos para completar su familia; se prepararía para ocupar el cargo de directora de la Academia, sustituyendo a su madre, que era su modelo, su inspiración.
De una manera o de otra, estuvo casada con un buen hombre que
la respetaba, pero ella ahora no quería hijos. Ahí estaba el primer conflicto.
Estaba ocupando el cargo de directora como deseaba, sin embargo, no seguía los
pasos de su madre. Este era el segundo conflicto. Ya no tenía a su madre como
referencia, debido a su autoritarismo. Se había dado cuenta de que no estaba
viviendo su vida, sino la de su madre. Buscaba la libertad de ser quien quería
y caminar con sus propias piernas. Ojalá que siga con su objetivo de ser libre
y dueña de su destino, feliz y sin culpa por luchar por su ideales.
Para finalizar, miremos a Teresa y su historia. Parece que va a
dar a conocer algo, en el próximo capítulo, sobre la relación entre Roberta y
ella. Teresa descubrió un objeto en común entre ambas: un espejo con la misma
frase escrita por detrás. Las dos recibieron el regalo de sus padres. ¡Qué
casualidad! ¿Serán parientes? ¿Tía y sobrina? A ver… ¡Que se revele el
misterio…!
Cervantito, El Perro
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