Un tema bastante polémico salió a la luz una vez más
recientemente: la cuestión de la legalización del aborto hasta la decimocuarta
semana de gestación. Eso porque el Senado argentino, el pasado agosto vetó, por
38 contra 31 votos, el aborto en estas condiciones. En la ocasión, esa actitud
inflamó los ánimos de manifestantes y entidades que defienden lo que consideran
la libertad de la mujer de elegir cuándo, cómo y cuántas vidas pretende - ¡si
es que pretende! – generar.
Sin embargo, las discusiones acaloradas sobre este
tema tan controvertido se remontan a tiempos antiguos, principalmente por la
fuerte influencia religiosa sobre este asunto. Los enfrentamientos entre
defensores de la liberación del aborto y miembros de la iglesia católica
aumentan a medida que crecen los casos de abusos sexuales de niños y
adolescentes por parte de integrantes del clero, una vez que aquellos entienden
que estos, que se proclaman defensores de las buenas costumbres y de la moral,
cuando el asunto es lo que llaman “defensa de la vida”, parecen olvidarse de
estos mismos preceptos cuando así les conviene.
Al discutir el tema, no obstante, es importante
analizar los diversos puntos que lo rodean, antes de condenar a aquellas
mujeres que optan por realizar este procedimiento, hasta hace poco prohibido en
tantos países y ahora permitido en muchos otros. Hay que considerar que quien
elige abortar no lo hace sin dolor ni sufrimiento y que esta no es una decisión
que se toma con alegría y sin pesar. Otro importante punto a tener en cuenta es
que la prohibición no hace que el procedimiento no se efectúe de manera
clandestina, trayendo riesgos aún mayores a la vida de la mujer, principalmente
de las que no poseen recursos suficientes para pagar y tener condiciones
sanitarias mínimas a las que el ser humano debería acceder.
Por último, queda una invitación a la reflexión a
aquellos que están en contra de la legalización del aborto: ¿es más importante
juzgar y condenar a aquellas fragilizadas mujeres que recurren a este
procedimiento o lo importante es prestar apoyo psicológico a las mismas,
independientemente de lo que cada uno de nosotros haríamos si estuviéramos en
sus lugares?
Juliana de Almeida Sarti
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