miércoles, 27 de marzo de 2019

La armónica de cristal


"La armónica de cristal es un instrumento que surgió a partir una automatización llevada a cabo por Benjamin Franklin para el tañido del juego de copas musicales en 1761, después de ver en Cambridge un concierto de copas de vino llenas de agua tocadas por el inglés Edward Delaval".

La primera ejecución en público con el nuevo instrumento fue ese mismo año y fue de la mano de la inglesa Marianne Davies, quien después iniciaría una exitosa gira con su hermana pequeña, la soprano Cecilia Davies, por varios países europeos, lo que les permitió entablar relación con la familia Mozart.

El mágico sonido cautivó a Mozart durante un concierto al que asistió en Viena, en 1773. El genial compositor austríaco, a quien le gustaba experimentar con nuevos sonidos, se propuso componer una obra para este particular instrumento. En 1791, un año antes de su prematura muerte, la obra estaba lista, se trataba de: Adagio y Rondo en Do Menor, KV 617. Originalmente fue escrita para flauta, oboe, viola, violonchelo y armónica de vidrio. Beethoven, y hasta Richard Strauss en su ópera La mujer sin sombra, han compuesto para este instrumento. De este modo, la armónica de cristal fue apodada "el órgano de los Ángeles" por Paganini.

Desde su creación, el instrumento goza de una gran reputación: la propia reina María Antonieta lo tocaba. "Se cree que hubo unas 4 mil armónicas de cristal fabricadas entre 1761 y 1835. Se tocaba sobre todo en los salones", afirmó el músico francés Thomas Bloch.

La armónica está compuesta por una serie de 37 copas de cristal de distintos tamaños, ordenadas sobre un eje transversal encima de un recipiente con agua cuya superficie es rozada ligeramente por las copas. Las copas pueden afinarse de manera cromática, llegando a alcanzar una extensión de 4 octavas. La rotación del eje se lleva a cabo por la acción de un pedal y las copas humedecidas suenan mediante una ligera frotación de los dedos.

No obstante, la pasión por el instrumento no ha estado exenta de polémica. Debido a sus sonidos seráficos, el instrumento fue señalado como culpable de provocar partos prematuros, hacer aullar a los animales y abatir "al hombre más poderoso en menos de una hora”, según un diccionario médico de 1804 y, lo más grave, es capaz de sumir a sus intérpretes en la locura.

El musicólogo alemán Friedrich Rochlitz escribió en el periódico musical Allgemeine Musikalische Zeitung que “la armónica estimula en exceso los nervios y sumerge al músico en una acuciante depresión y, por lo tanto, en un oscuro y melancólico humor que acaba llevándolo a una lenta autodestrucción. Si sufre de algún desorden nervioso, no debería tocarlo; si aún no se encuentra enfermo, no debería tocarlo; si se encuentra melancólico no debería tocarlo”.

Y añadió Bloch: "Al principio pensamos que era por la riqueza de sonido, pero el verdadero problema era el plomo". En el siglo XVIII, las armónicas eran de cristal, pero contenían un 24% de plomo y la pintura negra que recubría algunos cuencos, para reproducir las teclas negras del piano, también estaba saturada de este metal. "Tocar estos instrumentos todos los días durante 15 o 20 años, realmente podía ser un problema, sobre todo por la intoxicación por plomo", observa el músico.

En 1835, la policía alemana finalmente prohibió la armónica de cristal, que cayó en el olvido, hasta que Gerhard Finkenbeiner, un maestro vidriero de origen alemán instalado cerca de Boston, decidió volver a fabricar el raro instrumento en 1982. Su taller, que todavía funciona, es el único en el mundo que fabrica este instrumento, que cuesta unos US$ 20 mil 600.

Asimismo, el renacimiento de la armónica de cristal provocó la resurrección de su repertorio, unas 400 obras, entre ellas Lucia di Lammermoor, cuya parte de armónica había sido reemplazada por flautas. Así que fue Bloch quien se encargó de recrear la ópera, en su versión original, durante los años 80. Pero la sonoridad de este instrumento ha fascinado también a músicos contemporáneos incluyendo, entre otros, a:  Bjork Arthur H, John Cage, Jan Erik Mikalsen, Regis Campo, Etienne Rolin, Philippe Sarde, Damon Albarn, Tom Waits, Michel Redolfi, Cyril Morin, Stefano Giannotti, Thomas Bloch y Guillaume Connesson.

"Es obvio que enseñarlo de forma adecuada podría ayudar a crear conciencia sobre el instrumento", pondera Bloch, que ha colaborado con Radiohead, Tom Waits y lo más granado de la música electrónica: Gorillaz y Daft Punk.

En pocas palabras
La armónica de cristal fue estigmatizada durante muchos años como un instrumento musical maldito. Tal hecho la condenó a un olvido casi total, Sin embargo, el paso del tiempo ha ido, poco a poco, restituyéndole su gloria perdida. Si la música es un lenguaje universal y el universo es infinito, entonces, seguro que la armónica de cristal tendrá garantizado su espacio en la galería de los instrumentos musicales.

Pepe Cocodrilo


Notas bibliográficas y citas:

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