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Los jugadores de Caravaggio |
El concepto de claroscuro
Este concepto de claroscuro se emplea en el ámbito de la pintura para nombrar el contraste que se produce entre las sombras y la luz en una obra. "Se trata de una técnica que apela a estos contrastes para resaltar ciertos elementos del cuadro y desarrollar efectos visuales de modelado y relieve".
La Mort de Marat de Jacques-Louis David |
El claroscuro surgió en el siglo XVI, en el marco del período artístico conocido como Cinquecento, cuando los pintores italianos y flamencos comenzaron a practicar esta técnica que alcanzaría su apogeo durante el Barroco.
La vuelta del hijo pródigo de Rembrandt |
El Geógrafo de Vermeer |
Caravaggio (1571-1610) fue uno de los grandes artistas que apeló al claroscuro. Obras como “La flagelación de Cristo” o la “Muerte de la virgen” están entre las que más y mejor evidencian el uso de esta técnica.
A su vez, Rembrandt (1606-1669) también se lució en el manejo de la luz y la sombra en cuadros como “El joven Rembrandt” o “El filósofo en meditación”, entre otros. Claro está que, si se habla de los grandes maestros barrocos del claroscuro, destacan también nombres de la talla de Vermeer o Velázquez.
La radicalización del claroscuro recibió el nombre de "tenebrismo". En este estilo, impulsado por artistas como José de Ribera, El Greco y el propio Caravaggio, el contraste entre la luz y la sombra está mucho más marcado.
Más allá de la pintura, el
claroscuro también llegó al grabado en xilografía, aunque su
desarrollo requería el uso de diversas planchas para colorear las imágenes. El
termino italiano sfumato se usaba,
pues, para referirse a la técnica pictórica característica del Renacimiento italiano
en la que se difuminaban los contornos, tonos y valores de las formas sin dejar
rastros de la pincelada.
La técnica del Sfumato
Para la técnica del sfumato se sustituyeron los contornos y las líneas del dibujo en las figuras, por sutiles graduaciones de luz y color al ir superponiendo capas muy finas de pintura en las que se iban ocultando las pinceladas. Con eso se consiguió que los límites de las formas se volviesen imprecisos y se completasen en la imaginación del receptor, aportando profundidad y realismo a la tela.
Así pues, en los paisajes se usaba el sfumato gradual (contornos más borrosos cuanto más lejos se quería presentar el objeto del observador), para conseguir un efecto atmosférico causado por la bruma, la impresión de lejanía y la profundidad de la perspectiva aérea.
Por otro lado, esta técnica también se empleaba en los retratos, pero para definir los rasgos de un rostro con un efecto vaporoso y delicado, lo que transmitía la sensación de suavidad y emociones, como la dulzura por ejemplo.
La invención de la técnica y el término sfumato se le atribuyeron a Leonardo Da Vinci, pero, aunque Leonardo fue aprendiz de la Escuela de pintura florentina del Renacimiento en la que predominaba el uso de los contornos, este deja pronto las líneas a un lado para osar con fondos atmosféricos, descoloridos y vaporosos, suponiendo que la atmósfera no es del todo transparente e influye en cómo se perciben los objetos a distancia.
Con el tiempo llega a aplicar esta técnica de múltiples veladuras sutiles en los retratos logrando la atmósfera, luz difuminada y formas enigmáticas de obras maestras como "La Gioconda".
La belleza de las sombras
Sillón de Mimbre de George Shook |
Por ejemplo, "en esta obra de George Shook se nota el complejo dibujo entre zonas iluminadas y sombras proyectadas, en el propio sillón y en el suelo. El foco de luz está perfectamente definido y la representación de la realidad bien comprendida".
Por otra parte, también está el color de
las sombras. Monet y los impresionistas defendieron la variedad
cromática de las sombras y revolucionaron su representación. Por ello es importante conocer algunos ejemplos de Monet: "Las sombras son azules por su relación con la
nieve y el hielo. Asimismo, Monet pintaba las sombras con los colores complementarios.
Violetas y azules como contrarios a amarillos y rojizos".
Claude Monet pinta el cuadro “La Urraca” en
el año 1869, algo que para sus colegas contemporáneos significa un quiebre
absoluto sobre lo que se venía haciendo en materia de paisajes impresionistas.
Hasta la fecha, los elementos clásicos que incluían permanecían inalterados:
flores, campos y retratos. Y aunque el paisaje es frío, Monet lo ha dotado de
toda clase de matices cálidos, los rayos de sol impregnan de amarillo las
partes más iluminadas.
En “Otoño en Argenteuil”, las sombras de los árboles generan el
enrojecimiento, que corresponde a estos, pero dentro del agua. A su vez, esta
recibe el tono y matiz de los árboles cuando reciben los reflejos de luz. En este cuadro predominan los tonos dorados cálidos,
para evocar el color otoñal de las hojas.
Por otra parte, las pinceladas rosadas y
amarillentas se van contrapunteando en la vegetación, con las aplicaciones del
verde. Como innovación, esta tela fue una de las primeras veces en las que
Monet empleó en su paleta de colores todo el espectro del arco iris, algo que
después se convertiría en un rasgo distintivo del Impresionismo.
Monet pintó este retrato de
su esposa, Camille, y su hijo, Jean, en Argenteuil.
Monet lo hizo a contraluz, donde la verde hierba recibe una sombra a la que le
añade color azul. La ropa de la mujer tiene tonos azules, violetas y amarillos
(reflejos). El contraste entre luz y sombra es espectacular y también más
variado por el uso de matices del color.
La forma que tiene de pintar
las sombras es única, con esos tonos violeta tan típicos, donde la luz incide
sobre las figuras, se transparenta a través del tejido de la sombrilla o del
velo flotante que cubre el rostro de Camille, lo que se confunde con las nubes del
fondo. Por consiguiente, se puede entender por qué este cuadro es una de las obras
clave del Impresionismo.
En
resumidas cuentas
La representación de luces y sombras en la pintura transmite
la impresión del volumen de los cuerpos y objetos en los cuadros, así como
también la perspectiva del espacio. En ciertos casos, estos efectos acentúan la
sensación de profundidad y tridimensionalidad, un “engaño visual” muy necesario
en este Arte. Así pues, diferenciar los distintos planos con iluminación creará
la ilusión tanto de espacio físico como de corporeidad de los personajes y
objetos. Sin embargo, con el paso de los siglos, los pintores han mostrado distintos
intereses a la hora de utilizar luces y sombras. En todos ellos esta técnica es
utilizada para crear ilusiones realistas, según el objeto de la representación,
pero también es cierto que se contemplan atmósferas mágicas y envolventes, todas
ellas protagonizadas por la luz y sus efectos.
Pepe Cocodrilo
Consultas bibliográficas y citas:
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