lunes, 11 de febrero de 2019

"¿Por qué Lulú Bergantim no atravesó el Rubicón?"

José Cândido de Carvalho jamás imaginaría que, en 1974, ocuparía la silla número 31 de la Academia Brasileña de Letras. Hijo de los campesinos Bonifacio de Carvalho y María Cándido de Carvalho, que se fueron a vivir en Campos de Goytacazes (Río de Janeiro). José, en la capital, después de trabajar en el comercio inició su carrera como periodista en la revisión del periódico O Liberal. En consecuencia, de 1930 a 1939, ocupó la función de redactor y colaborador en diversos periódicos de la ciudad de Campos de Goytacazes, como A folha do comercio, O Dia, Gazeta do povo y Monitor campista, entre otros. 

En 1936, José Cándido escribió su primera novela Olha para o céu, Frederico, publicada en 1939, por la editorial Vecchi, en la colección nuevos autores brasileños. Aun así, José pasó toda su vida trabajando en los más importantes periódicos de Río de Janeiro, por eso tan solo en 1964 publicó su obra literaria más importante O coronel e o lobisomem, que rápidamente alcanzó un éxito total y se reeditó en numerosas ocasiones, incluso  llegó a Portugal, y también fue traducida al francés y al español.

Además ganó diversos premios, como el Jabuti, Coelho Neto y Luisa Cláudio de Souza. Por otra parte, el realismo fantástico está presente en todas sus obras, su manera de escribir es lo que se puede observar en su discurso de posesión en la Academia Brasileña de Letras


Fragmento del discurso de posesión ABL, de José Cándido de Carvalho

“Habrá tiempo para las buenas y largas conversaciones bajo la sombra del té de los jueves en flor. Pero la charla de hoy es toda especial, porque en esta noche tan mágica para mí, ha llegado el tiempo de recordar. Recordar la silla 31 y sus donatarios, maravillosos brasileños, que vencieron a la muerte a bordo de una simple hoja de papel, porque fueron criaturas sin compromiso con las cosas pasables y mortales de este mundo”.

En su universo ficticio, los personajes de muchas de sus obras literaria ganaron vida propia, unos se volvieron locos, otros ricos o pobres, pero todos inmortales, como en O coronel e o Lobisomem, cuyo protagonista principal, el Coronel Ponciano de Azeredo Furtado, vive entre peleas de gallos y aventuras interminables enfrentando fieras, sirenas y hombres de toda suerte del mundo. Igualmente sucede en el cuento “¿Por qué Lulú Bergantim no atravesó el Rubicón?

El protagonista Lulu Bergantim, que fue magistralmente esculpido por José Cândido de Carvalho, rescata toda la magia y los secretos de Minas Gerais (Brasil). Este se volvió loco y salió en busca de aventuras, compartiendo sus sueños y combatiendo los males como si fuera un don Quijote, aunque sin Sancho Panza. Iba enseñando a las personas a rechazar el egoísmo y el protagonismo, travestido de alcalde de la pequeña ciudad de “Curralzinho novo” (Corralito Nuevo). Asimismo, en su obra más importante O coronel e o Lobisomem, Cândido de Carvalho, usa como escenario las ciudades del interior de Rio de Janeiro, donde son narradas las aventuras de sus personajes inmortales.

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"¿Por qué Lulú Bergantim no atravesó el Rubicón?"

de

José Cândido de Carvalho











"Lulu Bergantim vino de lejos, profirió dos discursos: explicó por qué no atravesó el Rubicón, cosa que nadie entendió, lanzó dos puñetazos en la Toma de la Bastilla, lo que tampoco nadie comprendió. Entró en política y fue elegido en la punta de los votos de Curralzinho Novo. En consecuencia, el día de la toma de posesión, después de dos dobrados (ritmo musical brasileño) interpretados por la banda municipal Carlos Gomes, de la municipalidad, y de los dos versos echados al rostro de Lulú Bergantim, por la profesora Andrelina Tupinambá, el nuevo alcalde de Curralzinho se quitó el chaquetón, bajo las miradas de todos, se arregazó la camisa y dijo: '-Ya han hablado, comido galletas de araruta y bebido licor de jenipapo. ¡Ahora hay que trabajar!' Y sin más, atravesó el salón de la posesión, llegó a la puerta y cogió el mango de la azada, de manera que empezó limpiando la vegetación inútil que llenaba la calle del puerto.

El pueblo se quedó sorprendido ya que no recordaban en cien años a un alcalde con tanta disposición. Ya Cajuca Viana, Presidente de la Cámara de los Concejales, para que no le fuera mal cogió la azada y compitió con Lulú en los trabajos de limpieza. En poco tiempo, toda la ciudad de Curralzinho estaba con los mangos de las azadas en las manos. ¡Era un acto de posesos! Incluso la profesora Andrelina Tupinambá, con gafas, empezó el servicio de limpieza. Así que, limpieza tras limpieza, las calles de Curralzinho quedaron como nuevas. 

En una tarde, con la brocha en la mano, Lulú empezó locamente el trabajo de pintura silbando pedazos de una canción, 'tu cabello no lo niega mulata, porque eres mulata en el color', el ilustre sujeto público comandaba las brochas de su jurisdicción. Lechada de cal, Curralzinho quedó blanquita, más que las alas de un ángel y así, mejoría tras mejoría, la ciudad fue avanzando ante los empujones de Lulú Bergantim. A veces, en la terraza de la alcaldía, Lulú amenazaba: '-¡O se va o se rompe!' Una noche, sobre el quiosco de la plaza de las Acacias, gritó: '-¡Ahora vamos a hacer el servicio de armadillo!' Todo el pueblo cogió el mango de los azadones y empezaron a romper tierras en las calles y callejones, con el objetivo de poner y conectar la cañería para posibilitar el paso del agua hasta las habitaciones.

El cuarto año Curralzinho ya disfrutaba, como decía el militar suntuoso de la Municipalidad, ‘el líquido precioso’. Por fuerza de una propuesta de Cazuza Militão, dentista práctico, y del gran maestro de la tienda masónica, José Bonifácio, se juntaron y, a través de una recaudación entre todos los ciudadanos de la repartición pública, decidieron montar a Lulú en forma de estatua, en la plaza de las Acacias, puesto que ya habían mandado arreglar el bronce en la fundición cuando Lulú, sin ningún aviso, decidió dejar el oficio de Alcalde, lo que provocó espanto en todas las personas de la ciudad. El promotor público, Belinho Santos, dio un discurso en nombre de la Santa Casa, incluso participó del mismo discurso el militar Panelão de Aguiar, pero Lulú se mantuvo firme ‘-No renuncio, me voy para la ciudad de Puente Nuevo, ya envié un telegrama avisando de mi llegada’.

En verdad, Lulú Bergantim no se fue por su propia voluntad, vinieron a buscar a Lulú en un viaje especial, puesto que había huido del hospicio Santa Isabel de Inhangapi de Lavras. En la despedida de Lulú Bergantim goteaban tristezas de los ojos y de los tejados de Curralzinho Novo y al girar la última calle de la ciudad Lulú metió el brazo y la cabeza por la ventana del coche y dijo: ‘-¡Por esas y por otras que yo no atravesé el Rubicón!’ Lulú se fue embarcado en el nunca más, su estatua está en el mejor pedestal de la plaza de las Acacias, Lulú en camisa con la azada en las manos ¡Para siempre Lulú Bergantim!" (Traducción libre al español).

Jorge Martins de Almeida

Fuentes consultadas:

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