Siglo XIX
En el siglo XIX, el cambio fue más notable con Francisco Montes, conocido como “Paquiro”,
que marcó y fijó los cánones del traje de torear que ha llegado hasta hoy tal y
como él lo diseñó.
Francisco Montes "Paquiro" |
Siendo apenas un niño, los
franceses ocuparon Chiclana de la Frontera y le
deslumbraron los bordados de los trajes de los oficiales franceses. Quizás eso
pudo influir en su diseño, pues hay cierta similitud con los adornos, los
machos y las hombreras.
Entre 1830 y 1835, “Paquiro” se presenta sin la
típica redecilla y aparece ya con la montera. Las
primeras eran de gran tamaño y más altas que las actuales. Estaban fabricadas
en astrakán y presentaban borlas en los laterales.
A partir de aquí, “Paquiro” comienza a utilizar las
lentejuelas para engalanar los Trajes de Torero, algo que era muy novedoso
junto con los alamares o los botones de adorno. En el diseño original son
utilizados también los machos para apretar y asegurar así la posición de la taleguilla
y de la chaquetilla. Asimismo, el tamaño de las hombreras cambia. En ese
momento, las hombreras se confeccionaban de mayor tamaño y la chaquetilla se empieza
a acortar para dejar lucir la faja. La taleguilla era fabricada, sobre todo,
con seda torzal para mejorar el acoplamiento a la pierna.
En esta época se introduce un cambio en la taleguilla
y esta permanece separada por los laterales, abriéndose por las sisas para facilitar
así el movimiento de los toreros a la hora de la faena. Sin duda, es aquí
cuando aparecen los bolsillos rematados con pañuelos y se evidencia que el uso
de la montera era para sujetar la coleta del torero.
Con la utilización de la montera, la larga coleta se
sujetaba en una moña de gran tamaño. Por lo que es
posible que este sea el origen de la actual coleta o castañeta
postiza que, hecha de cordón de seda negro, siguen llevando los toreros,
aunque sujetándola con un pasador por la ausencia de la coleta. En las corridas
goyescas, como la tradicional de Ronda (Málaga, España), los toreros lucen
todavía aquellas redecillas.
Trajes goyescos |
La camisa típica, de color blanco, tenía dobles
ojales en el cuello con cuatro botones. La corbata era ancha y se denominaba “pañueleta”, debía tener el mismo color que la faja. En la
actualidad, este complemento ha sido reducido a la mínima expresión y se
denomina corbatín.
Siglo XX
En el siglo
XX, el traje de
luces difiere muy poco del utilizado en el siglo XIX. La mayoría han ido en la
línea de la comodidad y la sencillez. La taleguilla, y la chaquetilla siguen
estando bordadas en seda, ahora con un film protector impermeable para la
sangre. El chaleco, se borda a mano, pero solo por su parte delantera, con
lentejuelas y un canutillo de oro y plata casi siempre. La taleguilla va muy
pegada al cuerpo para evitar enganches accidentales, se sujeta con tirantes unidos a ella
con cierres de cuero. Debajo de la taleguilla, el torero se pone otro calzón
interior y unas media blancas que van debajo de las rosas.
Las zapatillas de torear son muy flexibles y, en
algunas ocasiones, llevan tacos como las zapatillas de fútbol. El peso de un
Traje de luces oscila entre los 4 o 5 kg y el precio suele ser de unos 3 000 euros.
La confección actual de un traje de estas características suele tardar unos 40
días y un torero lo usa, en media, hasta cuatro veces.
Los Colores
De blanco y oro el día de alternativa, por
tradición; de grana, que está considerado como el color de los valientes; el
lila el del triunfo... Siempre bordados con flores y jarrones, a veces con los
cabos en negro. Existen miles de trajes de luces, cada uno con su personalidad
y con un bordado y color que lo distingue del resto.
Los nombres de las combinaciones de colores del
traje del matador suelen ser muy significativos en el mundo del toreo: gualda y
oro, canela y azabache, azul pavo y oro, tabaco y oro, vino de burdeos y luto,
azul purísima, azul rey y plata, tabaco puro y plata, verde oliva, nazareno,
canario y azabache, sangre de toro y oro, primera comunión y plata, luto y
azabache, catafalco y oro, grana (rojo), nazareno
(morado), rosa palo, blanco...
La elección algunas veces obedece a motivos
estéticos, por ejemplo, los toreros altos y delgados suelen inclinarse con
colores claros; otras veces, a preferencias supersticiosas, como no usar un color con el que su portador haya sido empitonado. Por
último, también pueden primar aspectos prácticos, es decir, colores claros
que se mimeticen con el albero de la
plaza y llamen menos la atención del animal.
Taleguilla, chaqueta y chaleco suelen ser del mismo
color, adornados con bordados, alamares y lentejuelas de oro en los matadores. En
la actualidad, lo que distingue un traje de otro es su color y el bordado. Los
toreros suelen elegirlo por modas, manías e incluso por comodidad. El bordado,
se realiza en oro, plata o azabache y puede ser de corazones, piñas, conchas, con
motivos religiosos...
Azul celeste y plata; Azul marino y plata |
Blanco y oro; Grana y oro |
Gris plomo y azabache; Tabaco claro y azabache |
Corridas goyescas
En estas corridas se recuerdan los primeros tiempos
del toreo moderno y a los toreros que visten a la manera del siglo XVIII, la
época del pintor español Goya. El
traje es parecido al convencional, pero descargado de brillos, adornos y lentejuelas.
La taleguilla es más holgada, llevan un bicornio y
realizan el paseíllo con el capote de brega.
Giorgio Armani realizó un diseño exclusivo para Cayetano Rivera
Ordóñez con motivo de la corrida goyesca de Ronda de 2008. De inspiración
goyesca, este modelo estaba realizado en color greige (gris y beige), además de estar bordado con cristales y
plata. El traje fue confeccionado por el sastre madrileño Santos
García.
Corridas Picassianas
Detalle picassiano del traje de El Cordobés |
El mundo de los toros agradece al pintor y escultor
malagueño Pablo Ruiz Picasso su apoyo y devoción con la celebración de una
corrida en Málaga, denominada Picassiana; donde los toreros se lucen con trajes
inspirados en su estilo, visión del color y la forma.
Expresiones idiomáticas relacionadas
- Ponerse
el mundo por montera.
Adoptar una actitud atrevida, sin hacer caso a las recomendaciones de los
demás.
- Atarse
los machos.
Prepararse para afrontar un peligro.
- Cortarse
la coleta.
Retirarse de una profesión.
- Echar un capote. Ayudar a alguien que se encuentra en apuros.
Conclusión
Una de las muchas manifestaciones culturales de
España son las corridas de toros, que forman parte de la tradición española.
Retratadas en canciones, libros, cuadros y películas, tienen una posición
destacada en el imaginario colectivo. El brillo de los Trajes de Luces, más que
identificar al matador de una cuadrilla, glorifica a un tipo de persona, que hace
de la valentía un elementos esencial de su manera de
vivir.
Pepe
Cocodrilo
(Adaptado
de diversas fuentes)
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