La anécdota más
conocida sobre Arquímides, matemático griego (287 a. C. – 212 a. C.), cuenta cómo inventó un método para determinar el volumen de un objeto con forma
irregular. Una nueva corona había sido fabricada para Hierón II, el tirano
gobernador de Siracusa, el cual le pidió a Arquímedes determinar si la corona
estaba hecha de oro puro o si un orfebre deshonesto le había agregado plata.
Arquímedes tenía que resolver el problema sin dañar la corona, así que no podía
fundirla ni convertirla en un cuerpo regular para calcular su densidad.
Entonces, mientras tomaba un
baño, notó que el nivel de agua subía en la tina cuando entraba, y así se dio
cuenta de que ese efecto podría usarse para determinar el volumen de la corona.
Debido a que la compresión del agua sería despreciable, la corona, al ser
sumergida, desplazaría una cantidad de agua igual a su propio volumen. Al
dividir la masa de la corona por el volumen de agua desplazada, se podría
obtener la densidad de la corona. La densidad de la corona sería menor si otros
metales más baratos y menos densos le hubieran sido añadidos. Así que Arquímedes salió corriendo desnudo por las calles, tan emocionado estaba por su
descubrimiento que no recordó vestirse, e iba gritando: "¡Eureka!" (En griego clásico "εὕρηκα" significaba: "¡Lo he encontrado!").
En efecto,
Arquímedes, con esta observación, dio origen a un método para determinar el
volumen de distintos tipos de sólidos. Este método se conoce con el nombre de
Medición de Volumen por Desplazamiento (de líquidos). El volumen de un cuerpo
es, hablando de manera simple, la cantidad de espacio que ese cuerpo
ocupa. Existen distintas maneras de
determinar (o medir) el volumen de los cuerpos.
El primer método para
calcular el volumen es el matemático y se emplea en cuerpos regulares,
fácilmente medibles. Por ejemplo, una goma que puede tener 3 cm de largo, por 2
cm de ancho por 1 cm de alto: Se multiplica el largo (3), por el ancho (2), por
el alto (1) y se obtiene el volumen en cm cúbicos: 3 x 2 x 1 = 6 cm cúbicos (6 cc).
La diferencia de
nivel determina el volumen de la piedra, 3 ml, 3 cm3 o 3 cc (3
centímetros cúbicos), en este caso. Ya que la piedra no absorbe agua, el
espacio que ocupa la piedra desplaza el agua hacia arriba y, de esta manera, es
posible determinar su volumen.
Una forma un poco diferente de realizar la misma tarea, consistiría en llenar de agua completamente
un recipiente cualquiera y ponerlo sobre una cubeta. Después, se introduce la
piedra en el agua. Esto producirá un rebalse del agua que caerá en la cubeta. El
agua que cayó en la cubeta se vierte en una probeta y se mide. El resultado de
esa medición determina el volumen de la piedra. Este fue el resultado que
encontró Arquímedes al bañarse en la tina. Es importante destacar que es
posible utilizar este mismo método para determinar el volumen de cuerpos
irregulares como una pera o una zanahoria, por ejemplo.
En otras palabras, el
principio de Arquímedes afirma que: “Un cuerpo total o parcialmente sumergido
en un fluido en reposo, recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso
del volumen del fluido que desaloja”. Esta fuerza recibe el nombre de empuje
hidrostático, o de Arquímedes, y se mide en newtons (en el Sistema Internacional de Unidades).
El principio de Arquímedes se formula así:
donde E es el empuje, ρf es la densidad del fluido, V el volumen de fluido desplazado por algún cuerpo sumergido, parcial o totalmente en el mismo, g la aceleración de la gravedad y m la masa. De este modo, el empuje depende de la densidad del fluido, del volumen del cuerpo y de la gravedad existente en ese lugar. El empuje (en condiciones normales y descrito de modo simplificado) actúa verticalmente hacia arriba y está aplicado en el centro de gravedad del cuerpo.
Sobre un cuerpo
sumergido actúan dos fuerzas: su peso, que es vertical y hacia abajo, y el
empuje, que es vertical pero hacia arriba. Si se pretende saber si un cuerpo flota, es necesario conocer su peso específico, que es igual a su peso dividido por su
volumen. Entonces, se pueden
producir tres casos:
1. Si el peso es
mayor que el empuje (P > E), el cuerpo se hunde. Es decir, el peso
específico del cuerpo es mayor al del líquido.
2. Si el peso es
igual que el empuje (P = E), el cuerpo no se hunde ni emerge. El peso
específico del cuerpo es igual al del líquido.
3. Si el peso es
menor que el empuje (P < E), el cuerpo flota. El peso específico del cuerpo
es menor al del líquido.
¿Por qué los barcos
no se hunden?
¿Por qué flotan y se
sumergen los submarinos?
Una vez en las
profundidades, estos tanques pueden ser llenados con aire, por lo que el
submarino será más liviano que antes y entonces emergerá hacia la superficie.
Para mantenerse a una determinada profundidad, el submarino utiliza los timones
horizontales. Estos son piezas móviles y el ajuste de sus ángulos permite
aumentar o disminuir el empuje. Este efecto, añadido al desplazamiento
garantizado por el sistema de propulsión, permite que se alcance la regulación
de la profundidad.
Conclusión
Físico, ingeniero,
inventor, astrónomo y matemático, Arquímedes fue la inspiración de otros genios
tales como Galileo o Newton. Además de
su brillante contribución en el campo de la Hidrostática, tuvo una destacada
presencia en el mundo del Cálculo Diferencial, la Geometría y la Aritmética. Asimismo, fue responsable por
el surgimiento de la Mecánica de los Fluidos, ciencia que se ocupa de la acción
de los fluidos en reposo o en movimiento, así como de sus aplicaciones. La
Mecánica de los Fluidos es fundamental en campos tan diversos como la
Aeronáutica, la Ingeniería Química, Civil e Industrial, la Meteorología, la
Construcción Naval, la Construcción Aeronáutica y la Oceanografía. Entre sus
aplicaciones están la propulsión a chorro, las turbinas, los compresores y las
bombas de desplazamiento. No es demasiado, por lo tanto, afirmar que Arquímides revolucionó la manera de vivir de toda la humanidad. Los
ecos de esta revolución se hacen oír hasta los días actuales.
Pepe Cocodrilo siempre nos enseña cosas útiles y entretenidas. Recuerdo cuando oí hablar por primera vez de Arquímides, me encantó la sencillez de su razonamiento, a la vez que la profundidad de sus descubrimientos.
ResponderEliminarQuerida Pizpireta, buenos días.
ResponderEliminarLa vida y la obra de Arquímedes son un buen ejemplo de la importancia de la cultura helénica. Grecia fue sin duda la cuna de la civilización occidental.
Gracías por tu visita