miércoles, 26 de mayo de 2021

"Motiv-ación"

 

Mi período sabático fue motivador. Pude estar cerca de mi familia y amigos, a los que hacía mucho tiempo que no veía, además de cultivar nuevas amistades. También descubrí con quién puedo contar. Por otro lado, aquel momento fue esencial para reflexionar sobre mi futuro profesional.


Por lo tanto, la mejor decisión que tomé fue vivir 2 meses en España (pincha aquí para leer el diario del viaje). Esta vivencia me proporcionó un gran aprendizaje en términos de conocimiento cultural, lo que igualmente contribuyó para perfeccionar los idiomas que hablaba, al mismo tiempo que me permitió desarrollar una serie de habilidades comportamentales como la tolerancia, la empatía y las relaciones interpersonales. 


Se añade a esto el hecho de que, para concretar mi proyecto, tuve que realizar un análisis de viabilidad, seguido de un plan de mis actividades – algo que era continuamente detallado, adaptado y refinado según las etapas que se concluían o considerando el feedback de las personas y mi percepción de los lugares que había conocido hasta entonces, para mantener siempre el control financiero adecuado a mis ahorros.

Más aún, durante los viajes me di cuenta de que es posible adaptarse a las nuevas realidades, sean ellas buenas o malas, debido a nuestra capacidad creativa. Esta anécdota que me ocurrió en Montevideo, pocos meses antes de mi gran viaje, ejemplifica mi punto de vista: fui a un concierto y me olvidé el dinero en el hotel (si tienes curiosidad sobre esta aventura, te recomiendo la lectura de Magnéticos). 


Como tenía Internet, usé mi móvil para buscar un sitio donde poder obtener alguna cantidad de dinero en efectivo, pero mis planes cambiaron cuando encontré un pub en el camino y decidí pedir un Uber. Para agradecer el uso del wi-fi del establecimiento quise consumir algo, pero con un golpe de suerte me acordé de pedir que se probase mi tarjeta de crédito antes del consumo, o entonces no tendría como pagar la consumición. No logré retribuir el favor, pero volví al hotel sin sufrir ningún daño, que era lo más importante. Con eso aprendí que es fundamental mantener la tranquilad en cualquier situación y así poder encontrar alternativas de resolución para los problemas, una vez que el desespero nos impide hallar soluciones viables.


Durante los meses que no estuve trabajando, concluí que el porqué de haber procrastinado innúmeros planes en mi vida no era la falta de tiempo, sino de motivación. Cuando estamos motivados, movemos montañas para conocer un nuevo lugar aunque tengamos citas o una agenda llena; estudiamos una asignatura difícil hasta muy tarde; quedamos con amigos por tan solo algunos minutos para disminuir la añoranza y decirles cuánto les echamos de menos, para luego volver al trabajo; hacemos cursos los sábados aunque "perdamos" un día de descanso.


Sin embargo, el deseo no es nada si no lo transformamos en una acción. Por eso en 2017 estudié para sacar el diploma DELE (Título oficial acreditativo del grado de competencia y dominio del idioma español, que otorga el Instituto Cervantes en nombre del Ministerio de Educación y Formación Profesional de España), me presenté al nivel más exigente y logré obtener el C2 (Maestría en destrezas de la lengua española). Además de eso, empecé mis clases de canto e hice mi primera presentación en vivo, un sueño que tenía desde adolescente, al mismo tiempo que incluí en mis retos una serie de certificados en el área en la que trabajo, para adquirir nuevos conocimientos.


Este texto fue escrito en 2018. Sin embargo, la conclusión sigue siendo la misma: tener fuerzas para dejar lo que no contribuye con mi vida, mejorar mis puntos débiles y lanzarme a proyectos que me retan. Pues, sin motivación el mundo no evolucionaría. Ni tampoco las personas. 


Érika W. O. Fernandes


(Traducido del texto original en portugués, publicado en la página de LinkedIn de la autora).

1 comentario:

  1. Blog Correveidile, muchas gracias por la oportunidad de compartir mi relato con vuestros lectores.

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