José Roberto Pinto Carneiro
He visto con frecuencia películas y
series españolas y algunas de ellas abordan temas históricos, siendo los temas
de la guerra civil y de la dictadura los que más me llaman la atención.
La última que vi fue Las Trece Rosas, que cuenta la historia
de trece chicas, las cuales, con excepción de una, militaban en el movimiento
socialista al final de la guerra civil. Eran pacifistas, nunca cogieron armas,
solamente defendían que el gobierno debería dar más atención al pueblo que
pasaba por muchas dificultades, incluso con la falta de alimentos.
Placa colocada en el Cementerio de la Almudena (Madrid) |
A cierta altura, la policía empieza una
investigación basada en la denuncia de la suegra de un militante armado, el
cual había recibido un dinero para su fuga de la única chica que no era
socialista, era de derechas, muy católica. Ese proceso involucró tanto a esta
chica como a las demás y todas fueron a la cárcel. Mientras tanto, un militar
de alto rango fue asesinado por la militancia socialista; en represalia, el
gobierno decidió procesar a decenas de personas que ya estaban en la cárcel,
incluso a doce de las trece chicas. En un juicio, donde apenas la acusación se
pronunció, todos fueron condenados a muerte y, además, fueron intimadas a que, si
confesaban, les permitirían escribir una carta de despedida. Para que sus vidas
no hubieran sido en vano, pidieron que las personas no las olvidaran.
Hasta aquí, describí algo que probablemente no le sorprenderá a nadie que haya tenido la oportunidad de estudiar cualquier dictadura. Todas son muy semejantes, un caudillo toma el poder a través de un ataque militar, una guerra o, como es muy común hoy, una elección defendiendo los intereses de un grupo distinto, que va disminuyendo de tamaño hasta que la dictadura sucumbe, pero con un costo muy elevado, porque los sentidos de justicia y derechos solamente existen para atender a los gustos del dictador.
“Las Trece Rosas,
nombre colectivo que se le dio a un grupo de trece jóvenes, la mitad de ellas
miembros de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), fusiladas por el
régimen franquista en Madrid, el 5 de agosto de 1939, poco después de finalizar
la Guerra Civil Española"
La verdad es que es increíble como
las personas creen que el dictador de turno puede ser diferente de todos los
que nos presenta la Historia, a las personas les gusta creer que su dictador
“preferido” es diferente, es como creer en Papá Noel o la mula sin cabeza, e
incluso en el Saci Perere, horóscopo, lectura de las manos, etcétera, con una
diferencia, los últimos no causan tantos daños como un dictador.
Como suele decir mi hermano mayor,
solamente una persona muy mal intencionada, muy joven o ignorante puede apoyar
una dictadura.
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