Mis impresiones sobre el mural “Guernica”

       El año era 1937. El territorio español empezaba entonces a ser devastado por la Guerra Civil Española, que se produjo entre 1936 y 1939, culminando con la implementación del régimen dictatorial de Franco, que a su vez duró casi cuatro décadas. La ola de miedo y tensión asolaba el país y el pequeño territorio de la ciudad de Guernica, perteneciente a la Comunidad Autónoma del País Vasco, fue terriblemente masacrado por un bombardeo de tropas alemanas el 26 de abril de aquel fatídico año.

En aquella ocasión, el Gobierno de la República Española había encargado al pintor Pablo Picasso un mural para presentar en la Exposición Universal en París, que se celebraría ese mismo año. Como resultado de todo aquel terrible episodio y del momento bélico en el que su país estaba inmerso, el pintor decidió entonces representar la monstruosidad de la guerra a través de su obra, cuyo proceso tardó cerca de dos meses solamente. A mi juicio, es una obra que expresa de manera magistral el dolor y el sufrimiento de una población afectada por conflictos.

Por lo que se refiere a su significado, muchas son las hipótesis de interpretación difundidas por los críticos para los diferentes símbolos que componen el mural. Pongamos por caso la bombilla, que aparece en el centro, cerca del caballo: para algunos representa la tecnología y la modernidad, muy presentes en períodos marcados por guerras. Para otros, remite a las bombas utilizadas para alcanzar a sus enemigos. Además de la bombilla, hay diversas figuras que suelen representar a España (el toro), la barbarie (el caballo), etc. 

Al mismo tiempo en que las interpretaciones son múltiples, muchas son las opiniones sobre la ubicación adecuada de la obra, que actualmente se encuentra en el Museo de Arte Reina Sofía, pero que ya estuvo en el Museo del Prado y en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Según mi punto de vista, la pluralidad de interpretaciones y las discusiones generadas alrededor de esa obra se producen por tratarse de un trabajo brillante, realizado por las manos de un artista fenomenal, que fue capaz de captar el horror de la guerra en sus más intrínsecos detalles.

Juliana de Almeida Sarti